Magistrado Orlando Aguirre Gómez Presidente Corte Suprema de Justicia

Es para mí un honor dirigirme a ustedes en esta actividad, la cual aborda una temática que en los últimos años ha ido tomando una gran relevancia en el acontecer nacional e internacional.

Hace un par de décadas atrás, la búsqueda de huellas dactilares en la escena del crimen vino a marcar un antes y un después en las investigaciones en los sistemas de justicia penal.

Sin embargo, a partir de los años 90’s, el análisis de ADN para la obtención de los perfiles genéticos, vino a modificar los esquemas clásicos en las investigaciones policiales, constituyéndose hoy día en un importante recurso de investigación.

Es así como las autoridades medico forenses, pueden mediante un almacenamiento riguroso, centralizado e informatizado de perfiles de ADN, realizar comparaciones sistemáticas y cotejos automatizados de muestras de la escena del crimen y perfiles individuales.

Lo anterior para generar un importante insumo probatorio con alta precisión científica, capaz de contribuir a esclarecer los diferentes escenarios que surgen como parte de la investigación penal y por ende, contribuir a condenar a personas que han cometido delitos graves o exonerar a personas inocentes.

La utilización de estas bases de datos constituye una tendencia global y según INTERPOL, más de 70 países utilizan una base de datos de ADN forense nacional.

Y nuestro país no se queda atrás.

A través del gran trabajo de la Sección de Bioquímica del Departamento de Ciencias Forenses, nuestro país ha venido realizando desde el año 2004, una serie de acciones para dotar al sistema judicial de un instrumento que contribuye no solo a la investigación de hechos delictivos. Sino también con un carácter humanitario, en la identificación humana en casos de desastres naturales o personas desaparecidas.

Sumado a esas acciones debemos destacar el apoyo generado gracias a la cooperación internacional, donde la suscripción del convenio específico 19-2020 con el Centro de Identificación Humana de la Universidad del Norte de Texas, ha contribuido en la generación de diferentes mecanismos de cooperación, que van desde la dotación de equipos de alta tecnología, reactivos y otras herramientas necesarias, hasta la realización de proyectos para fortalecer las capacidades técnicas y la realización de actividades académicas como la que nos ocupa el día de hoy, con la participación de expertos nacionales e internacionales, en la cual se abordará con más detalle temas que van desde el uso práctico de las bases de datos de ADN, casos de estudio y análisis de las políticas públicas que rigen la materia.

El desarrollo de este tipo de actividades contribuye a la construcción de sistemas judiciales más sólidos, gracias a la capacitación constante del personal judicial, ante las tendencias y avances globales en torno a estos temas.

Es por ello que, desde ya, les deseo el mejor de los éxitos en la actividad la cual resultará de sumo provecho sin duda alguna.

A todas y todos, muchas gracias.