Palabras del magistrado Luis Fernando Salazar Alvarado, |
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El pasado 4 de octubre de 2022, al amparo del artículo 121, inciso 16, de la Constitución Política, la Asamblea Legislativa le otorgó la altísima distinción de Benemérito de la Patria, al Exmagistrado de la Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia, Don Víctor Manuel Elizondo Mora, honor reservado para aquellos ciudadanos que, por sus méritos o sus obras, se hubieren hecho acreedores al reconocimiento de la Patria. Don Víctor Manuel Elizondo Mora nació en Heredia el 15 de octubre de 1897, hace 125 años, hijo de don Carlos Elizondo Arguedas y doña Rafaela Mora Castro. Casó en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en Heredia, hace cien años, el 4 de febrero de 1922, con doña Margarita Cerdas Zumbado, hija de don Rafael Cerdas Cerdas y doña Adelina Zumbado Arias. Fruto de ese matrimonio, con su amada esposa doña Margarita, procrearon sus seis hijos: don Carlos Guillermo, doña Flora, don Víctor Manuel, don Jorge, don Danilo y doña Margarita. Don Víctor Manuel obtuvo el título de bachiller en el Liceo de Costa Rica y se graduó de abogado en la Escuela de Derecho en 1921. Fue político, escritor, abogado y profesor universitario en las cátedras de Derecho Fiscal y Hacendario. Profesor Emérito de la Universidad de Costa Rica. Incursionó en la poesía, el cuento y el teatro infantil. De 1938 a 1940, el Presidente de la República, don León Cortés Castro, lo llamó a servir en la Jefatura del Ministerio Público, hoy Procuraduría General de la República. Diputado al Congreso entre 1944 y 1948 por la provincia de Heredia. En el Poder Judicial fue escribiente, alcalde de Desamparados, Limón y Santo Domingo de Heredia; juez civil y penal en Alajuela y magistrado de la antigua Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia, nombrado recién concluida la Guerra Civil de 1948; pero sobre todo, este señor, demócrata, elocuente orador de grandes méritos, fue un humanista ejemplar, íntegro y de convicción cristiana, humilde, sencillo, honesto y servicial, de una alta sensibilidad social, cualidades que puso al servicio del país, en cada cargo desempeñado. Debe destacarse, de su paso por la Judicatura, un voto salvado suyo de 1950, en el que resaltaba que “la Democracia no tiene otro rumbo a seguir que el que le marca la Constitución Política del Estado; salirse de ese carril en cualquier sentido es peligroso, porque pueden originarse con ello grandes males para el país, porque tan malo es una desviación hacia el comunismo, como si se efectuara hacia el fascismo. La Corte Suprema de Justicia tiene el deber y la responsabilidad, por mandato constitucional, de orientar a la República por ese único derrotero. Creo firmemente que los males de nuestra democracia, y entre ellos incluyo los brotes sovietizantes de la época, sólo tienen un remedio: el que aconsejaba el ilustre Thomas Jefferson: más democracia”. En 1968, año en que se jubiló, fue condecorado como “Buen servidor Judicial” y en 1978 recibió el premio Fernando Baudrit Solera, máxima distinción que otorga el Colegio de Abogados. Asimismo, la Municipalidad de Heredia lo declaró ciudadano de honor. Por disposición de la Corte Suprema de Justicia, en el edificio de los Tribunales de Justicia de Heredia, se colocó en 1985 una placa en su recuerdo. El Instituto de Cultura Hispánica le realizó un reconocimiento al ciudadano ejemplar, profesor distinguido y jurista eminente. Don Víctor Manuel, fiel cultor del heredianismo al que hacía referencia el escritor don Luis Dobles Segreda, tanto así que fue Presidente de su amado Club Sport Herediano, falleció el 15 de marzo de 1983. Descansa en la ciudad que lo vio nacer y que siempre llevó en el alma. El destacado columnista, don Enrique Benavides Chaverri, indicó que “Don Víctor Manuel Elizondo Mora es un preclaro herediano, que resume en su larga y fecunda vida de servicio al país y de ejemplarizante participación ciudadana en nuestro destino colectivo, todo lo que hay de mejor y de más perenne en el pueblo costarricense”. Igualmente de él, don Alfredo Vargas Fernández, el recordado canciller herediano, expresó: “Nació en la ciudad de Heredia don Víctor Manuel Elizondo Mora, quien fuera uno de sus más excelsos ciudadanos, sin pretender escribir una semblanza de él, lo recuerdo siempre caminando de prisa como urgido de muchas tareas que hacer, con la cabeza erguida, oteando el horizonte; poseedor de una cordialidad que trascendía y que invitaba a buscar su plática en la que siempre alternaba los temas para la reflexión y también para sonreír. Amaba a los niños con ternura, y a veces se convertía en uno de ellos, sin embargo, esta sensibilidad no significaba el sustento de convicciones frágiles y si de ir por los fueros de la justicia se trataba, se tornaba en su paladín con desbordada pasión”. El Doctor Luis Paulino Mora Mora, Expresidente de esta Corte, expresó: “Cuando lo conocí me cautivó su persona, fue más bien bajo en estatura, pero al solo entrar en contacto con él establecí que se trataba de un hombre de gran tamaño, humilde en su forma de ser, pero seguro de sí mismo. No obstante ser Magistrado de una Corte señorial, trataba de pasar desapercibido, fue jovial con nosotros los estudiantes. Siempre de buen trato y de excelente humor. Juez con exigencias éticas, que además de expresar bien sus ideas, lo hacía con claro dominio del idioma. Su prosa, aún la técnica, fue fácil y sabrosa, con lógica jurídica en el caso de sus sentencias”. “Que un Magistrado, a quien abruman los quehaceres de su oficio para dictar justicia entre los hombres, encuentre tiempo para cantar en verso sus glorias de los santos, ya es levantar con raudo vuelo el corazón de las miserias de la tierra, a profundidades celestiales”, dijo el Presbítero Alberto Mata Oreamuno. Unas de sus más recordadas y citadas frases lapidarias de don Víctor Manuel, es aquella que reza: “El juez ejerce el sacerdocio de la justicia; por ello es que los Jueces son oficiantes sacerdotes de Dios en el altar de la Justicia”. En 1970 dejó para la posteridad el legado de su vasta experiencia y de su sabiduría, la obra titulada “Recuerdos de la Vida de un Juez”, su biografía judicial. Don Víctor Manuel, o “don “Vicho” como se le llamaba cariñosamente, defendió con firmeza y pasión su fe por los valores republicanos que caracterizan a nuestro amado país. En un emotivo acto, en la Casa de la Cultura de Heredia, hace más de una década, se comentó la siguiente anécdota, que caracteriza la chispa e inteligencia de don Víctor Manuel. Dice así: “Una vez, en los Tribunales de Heredia, llegó don Víctor a hacer un trámite judicial. Un funcionario le dio una palmada por la espalda y le dijo: don Víctor, que lindo par de zapatos trae usted hoy. Don Víctor vuelve a ver sus zapatos y nota que trae uno diferente al otro; y, sin inmutarse, le devuelve la cortesía del saludo en la espalda y le dice: mi amigo, no me lo va a creer, en mi casa tengo otro par igualito”. Ese era don Vicho. Finalmente, me permitiré leer, de su autoría, de junio de 1950, la Invocación a Temis: “Deja, ¡Oh Diosa! Que mire tus ojos descubiertos de la venda simbólica que los tiene velados; la Justicia no oficia con los ojos cerrados; todo es luz, y se otorga con los ojos abiertos. Yo quiero tu mirada como el faro en los puertos que con su luz orienta los barcos extraviados; ¡Cuántas veces los jueces se sienten desolados cual los pobres marinos en los mares desiertos! Soy tu humilde devoto que ante tu altar oficia sin otras ambiciones que ejercer tu Justicia; y si acertar no logro, me queda la esperanza de que al pesar mis fallos tu infinita clemencia, en el plato elevado coloque mi conciencia para que no se incline el fiel de tu balanza”. Que el estilo de vida y ejemplo probo en el servicio público de este Exmagistrado Benemérito de la Patria guíe las nuevas generaciones de la judicatura costarricense. Muchas gracias, señor Presidente. Palabras pronunciadas por el Magistrado de la Sala Constitucional Dr. Luis Fdo. Salazar Alvarado en la sesión de Corte Plena del lunes 17 de octubre de 2022. |