Los lectores digitales no pasan de moda

César González Granados
Periodista

No son tablets. Tampoco son teléfonos. Son aparatos específicamente desarrollados para ofrecerle a los usuarios una experiencia de lectura similar a la de un libro, pero con importantes valores agregados.

Los lectores digitales aparecieron hace ya muchos años en el mercado, y a pesar de que algunos pueden considerarlos básicos en tecnología, la realidad es que en comparación con otros aparatos como las tabletas, sus pantallas para lectura son superiores.

Dispositivos como el Amazon Kindle, o el Nook de Barnes & Nobles ofrecen al usuario la tecnología de tinta electrónica, que simula casi perfectamente la impresión en papel, es amigable para la vista y puede aumentarse y disminuirse de tamaño y hasta subrayarse digitalmente.

Los diferentes modelos ofrecen acceso a miles de títulos en las tiendas virtuales, lo que se convierte en uno de los mayores atractivos de estos dispositivos: es posible andar una biblioteca completa dentro de un dispositivo que no pesa ni 200 gramos. Para obtener alguna novedad literaria, sólo se necesita el acceso a Internet, y los avances y logros de lectura se pueden compartir en redes sociales especializadas como Goodreads. Incluso si le gusta leer al lado de la piscina, o si no quiere que los aguaceros le arruinen la lectura, existen modelos resistentes al agua.

Leer de noche tampoco es problema: los lectores modernos ofrecen desde retroiluminación ajustable hasta filtros automáticos de luz que colorean la pantalla de acuerdo con la luz natural que haya en el recinto, con el único objetivo de no molestar la vista. Y si el movimiento del tren o del autobús le complica la lectura, varios de los modelos de lectores digitales cuentan con una terminal para audífonos y el software necesario para ejecutar audiolibros. Puede relajarse, y simplemente escuchar… y si la plataforma en línea lo permite, puede hacerlo incluso desde el celular bajando la aplicación correspondiente.

Modelos como el Kobo, el Fire y el Cervantes compiten por abrirse camino en este nicho y aunque son menos conocidos, la oferta de títulos que ofrece sigue siendo muy importante. Y luego está el tema de la compatibilidad: Aunque Kindle, que es el lector más popular, sólo permite la lectura de ciertos formatos, otros lectores se han decantado por abrir sus plataformas a decenas de formatos de texto, lo que aumenta las posibilidades para obtener contenido digital y no solamente literario, sino que académico. Es común hoy en día encontrar a estudiantes repasando las lecturas no desde las computadoras portátiles, sino desde sus lectores digitales.

Lo único que por el momento no se ha sustituido es ese nostálgico aroma del papel y la letra impresa, y esa sensación de emoción y desazón cuando poco a poco notamos como la historia se nos acaba y la lectura pendiente se vuelve más y más delgada conforme nos aproximamos al final del libro. Pero quien sabe…. Quizá pronto los lectores digitales nos sorprendan con alguna innovación que convenza hasta a los más reacios lectores.

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