Palabras con motivo de la Presentación del Proyecto de Recopilación de Sentencias Sala Constitucional “Habeas Corpus desde 1918 1-1989” |
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Nancy Hernández López Magistrada, Sala Constitucional 30 de noviembre 2017 |
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Un saludo cordial a nuestros invitados especiales el distinguido historiador Dr. Vladimir de la Cruz y al investigador del proyecto que hoy inauguramos el Msc. Robert Francis Beers. Nos acompañan esta mañana también los asistentes y voluntarios que asistieron en el proyecto y procesaron 67.753 folios de actas de Corte Plena para extraer los casos: Aaron Mexzon, Alejandro Moreno, Mariela Guevara, Alberto Rucavado, Jason Garro y Mariela Guevara. También aprovecho para agradecer a Roger Mata entonces Director de la Presidencia que junto con doña Zarela Villanueva, creyeron en este proyecto. Para ellos también hago extensivo mi agradecimiento sincero. Y finalmente también a todos ustedes por su presencia esta mañana, dentro del marco de este Congreso de Acceso a la Justicia. Hoy tenemos el gusto de liberar al público más de 13, 713 mil sentencias de HC emitidas por la Corte Plena, bajo el sistema de control constitucional anterior, es decir, el que existió antes de la creación de la Sala Constitucional en 1989. Se trata de las sentencias que abarcan un período desde 1918 y hasta 1989, es decir, la mayor parte del siglo 20. Este es un esfuerzo conjunto entre la Sala Constitucional y la Comisión de Transparencia por descubrir una parte de la historia que poco conocemos, al menos la mayoría de los que estamos en este salón hoy. Ciertamente, la mayoría de nosotros, nacimos y vivimos en un ambiente de paz y respeto a la libertad que damos por sentado. Con todo y la crisis institucional que vivimos en este momento, ninguno de nosotros sabe lo que es ser arrestado por criticar al gobierno de turno o por sus convicciones políticas , incluso hasta ser expatriarlos del país; tampoco sabemos lo que es ser perseguidos, encarcelados y asesinados por pertenecer a un partido político de izquierda (el Partido Vanguardia Popular), ni vivido con suspensiones de garantías constitucionales durante largos períodos; menos aún que como parte de los argumentos de una sentencia, los recurrentes fueran descritos por raza, como encontramos un caso de una pareja joven de judíos que huía de la guerra y cuando buscaron acogida en nuestro territorio, terminaron expulsados y en la sentencia se les refiere como “elementos de raza judía”, en un país en la época, claramente antisemita; tampoco sabemos lo que es ser arrestados y expulsados por profesar una determinada religión. Esas y muchas otras historias que ahora les van a relatar con mayor detalle nuestros expositores -de la información que ustedes mismos pueden acceder en el link que va a quedar a disposición del público en general a partir de hoy-plantean un sin fin de situaciones prácticamente inimaginables bajo el sistema republicano que nos rige hoy. El común denominador de todas ellas y que trasluce luego del análisis de la mayoría de las 13,000 mil sentencias analizadas, es una democracia incipiente, con poder político autoritario en todas las formas posibles, y un Poder Judicial sumiso y complaciente, poco independiente, donde rara vez, se ejercía el control constitucional de los actos del poder de turno, y menos aún la defensa de la libertad personal o de la dignidad humana. No existían citas de instrumentos internacionales de derechos humanos, menos de la Convención Americana a pesar de que fue firmada en 1969. Estas sentencias que a partir de hoy se ponen a disposición para fines de investigación académica en sus distintas disciplinas, nos presentan un recurrido por nuestra historia, de lo que no nos enseñan en las aulas y que viene a desmitificar totalmente aquella idea de la “suiza centroamericana”, y sobre todo, destruyen por completo, -por lo menos en mi caso-, la romántica idea de que las grandes líneas jurisprudenciales, están en la jurisprudencia de antes, especialmente aquellos magistrados del último cuarto de siglo. Este ejercicio nos permite hacer una reflexión que pocas veces hacemos y es valorar el camino recorrido, cuánto hemos avanzado como país y sobre todo la importancia de no perder la fortaleza institucional que nos ha costado siglos construir. Como anécdota les cuento que todo este proyecto surge por un reto. Una discusión académica con exalumos de la defensa pública de curso que doy en la Maestría de la UCR y algunos defensores públicos muy críticos de la actual jurisprudencia de la Sala Constitucional en materia de habeas corpus. Su juventud no les permite ni siquiera imaginar, la triste realidad que tan sólo hace escasos 28 años vivía el país en materia de protección a la libertad personal. Diría más bien que en vez de protección, el país tenía una desprotección de la libertad personal. Todo este esfuerzo surge de una discusión académica para demostrarle a las nuevas generaciones, lo que para mí era evidente y es que a pesar de los pesares, es decir, de todo lo que la Sala Constitucional tiene aún que mejorar, vivimos indiscutiblemente en este momento en la época de la historia de Costa Rica en que existe mayor protección a la libertad personal. Con este trabajo, ahora más que nunca queda marcado el contraste entre el período anterior a la creación de la Sala Constitucional, con el período actual, lo que nos permite apreciar, el acierto del legislador de la época en fortalecer el sistema de justicia constitucional, que entonces había caída en desgracia, al punto que esa época fue catalogada por algunos distinguidos juristas, como la época del oscurantismo constitucional. A partir de esta investigación además, me queda cada vez más claro que no fue sino hasta la creación de la nueva jurisdicción constitucional en 1989, que la Constitución de la Segunda República, empezó a desplegar sus efectos plenamente, porque antes no era más que un pedazo de papel sin ninguna eficacia normativa. Es como si la revolución hubiera diferido sus efectos hasta entonces, por lo menos en buena parte de sus postulados. Peor aún, he llegado a la conclusión de que con los problemas actuales de nuestra sociedad, si tuviéramos el régimen de control constitucional anterior y el Poder Judicial de hace escasos 20 años, probablemente ya no seríamos democracia, porque la justicia se caracterizaba por ser un nulo contrapeso a las arbitrariedades en el ejercicio del poder en materia de libertad personal con una independencia muy desdibujada. Básicamente este recorrido histórico nos permite retratar por medio de la jurisprudencia cada una de las épocas como si se tratara de un espejo de la realidad nacional. En muy pocas ocasiones, prácticamente nunca, tuvo la Corte en su función de tribunal constitucional, la capacidad de estar por encima de esa realidad, mucho menos cambiar el status quo. Por eso es que rara vez se veía una pugna entre poderes, si la Corte no era un contrapoder, sino una extensión del mismo, realidad que muchos añoran actualmente. Sin duda vivimos tiempos convulsos, pero claramente no es ni la primera ni la última vez en la historia que como sociedad vamos a enfrentar momentos críticos. El Poder Judicial ciertamente enfrenta uno de sus momentos más oscuros, el cual les confieso he vivido, con profundo dolor. Sin embargo en estos días me he refugiado en la historia y me ha ayudado a recobrar la esperanza, al ver cuántas dificultades hemos enfrentado y superado en el pasado, para salir finalmente fortalecidos, eso incluye la feliz historia de la creación de la Sala Constitucional y el remozamiento del instrumentos jurídicos como el habeas corpus, que fueron producto de las respuestas post crisis de la justicia, de los años 80, luego de los hallazgos de la Comisión del Narcotráfico que obligó a la salida de varios magistrados de esta Corte. Algunos advierten que la ola populista y punitivista que toma gran fuerza en el mundo, se puede afincar en nuestro país poniendo gravemente en peligro nuestra libertad y régimen democrático. Dios nos libre de un momento de estupidez de esa magnitud, pero si ha de ser, es una garantía como sociedad tener un sistema constitucional como el actual, frente al añejo y deficiente sistema constitucional que hasta hace poco -históricamente hablando- estuvo vigente. De todas las crisis que a través de la historia hemos tenido como sociedad, la ventaja es que por lo menos ahora tenemos una jurisdicción constitucional y un instrumento de habeas corpus fortalecidos para que no tengamos que repetir esa triste historia que se evidencia en esta investigación. Ahora les devuelvo el reto de que lo comprueben por ustedes mismos, viendo el material que a partir de hoy está a disposición de ustedes. |