La realidad virtual tiene el potencial de ser utilizada para múltiples aspectos de la vida cotidiana, desde el trabajo hasta consultas médicas.

César González Granados
Periodista

Imagínese esta escena: Usted trabaja para una compañía que está próxima a cerrar un trato con unos socios japoneses. El trato debe ser cerrado en París, pues es el lugar en donde está en estos momentos su representado, el presidente de la compañía.

Sin embargo usted está aquí en Costa Rica, y en 10 minutos debe estar en Francia. Usted coloca su celular en el visor de realidad virtual, y utilizando google earth, busca París, una calle y avenida muy cercanos al lugar en donde lo espera su jefe. Usted se desplaza por las calles de ese París. Puede ver hacia cualquier dirección sin perder detalle. En el lugar convenido se encuentra su jefe, sentado en un cojín en el suelo de un restaurante. Todavía no puede verlo, porque no tiene sus lentes virtuales puestos.

Usted le dice a su dispositivo que le envíe un mensaje a su jefe para notificarle que usted ya va llegando. Su jefe se pone sus lentes, y ahora sí es capaz de verlo. Lo invita a sentarse. A los pocos minutos, los socios japoneses se materializan a la par de ustedes. El trato se discute y se aprueba, y cada quien se despide. Al quitarse las gafas virtuales, usted todavía está en Costa Rica, en su casa, en pijamas. El trato fue un éxito y el trabajo está hecho.

Aunque esto suene a ciencia ficción, estamos a unos 5 años de que esto sea algo común. Los usuarios podrán conocer lugares paradisíacos de manera virtual, se venderán boletos para conectarse a conciertos y espectáculos de manera virtual, sin salir de casa ni lidiar con parqueos. La capacidad de aforo de los anfiteatros ya no será un tema limitante.

El asistir a una reunión de trabajo, a una clase “presencial”, a un seminario, incluso a una primera cita ya no requerirá desplazamiento. En cuestión de minutos podríamos reunirnos virtualmente con aquellos familiares y amigos que están lejanos y compartir con ellos experiencias que no serían posibles en el mundo real… como tomarse un café en una cafetería que esté en órbirta en los anillos de saturno… las posibilidades son infinitas, y la tecnología para llevarlo a cabo es cada vez más barata.

El potencial para transformar casi todas las actividades de la vida está dada. Será cuestión de ver cómo la tecnología se adapta al consumidor, quien ya la va asumiendo poco a poco.