Discurso en la Presentación de Agenda Conamaj 2015 | ||
Muy buenos días a todas y todos, colegas judiciales, amigos y amigas, quienes nos honran con su presencia hoy, quienes vienen de cerca, pero sobre todo nuestro caluroso saludo a quienes nos visitan de lejos, de rincones del norte y sur del país, del Caribe y del Pacífico, realmente es una alegría compartir esta actividad con ustedes, porque sabemos que hicieron grandes esfuerzos por asistir, invirtiendo tiempo y dinero, sacrificando asuntos personales o laborales para estar en este auditorio. En Conamaj afirmamos que conocer a las personas facilitadoras judiciales es un gran privilegio, no solo por la colaboración que recibe nuestra institución con su trabajo, sino por su calidad humana y virtudes de liderazgo que les caracterizan. Cuando se habla de estas personas, es imposible no hablar de su carisma y entrega. Cada una y cada uno posee tanta sabiduría, porque son espejo de la humildad y la auténtica experiencia del pueblo costarricense. Son sensibles a las demandas de sus vecinas y vecinos, y no conformes con solo conocerlas, han decidido actuar. Estas personas son ejemplos vivientes de la frase que dice “quien quiere puede”. Sin embargo, esto no significa que sea un camino fácil, sino todo lo contrario, esta es una gran oportunidad para reconocer su trayectoria de vida y compromiso con sus comunidades. Ahora en su rol como facilitadoras y facilitadores judiciales, han asumido un nuevo reto sin titubeos ni inseguridad. Sus características les permitieron ser elegidas y elegidos por sus vecinas y vecinos ya que son capaces de transmitir tranquilidad en momentos de angustia y estrés, son depositarios de la confianza colectiva en sus vecindades y gracias a estas figuras la justicia está llegando a los rincones más alejados del país. En Conamaj y en el Poder Judicial estamos muy agradecidos con el Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales de OEA y con la Embajada de los Países Bajos por incorporarnos a esta iniciativa regional. Hace año y medio caminamos por este sendero y en cada paso dado nos convencemos más de sus múltiples beneficios. La visión actual de la justicia con participación ciudadana es inspiradora y fundamental para este programa. Gracias a nuestros socios internacionales, pudimos conocer su aplicación en otros países vecinos, sin embargo, lejos de ser situaciones muy diferentes, fue todo lo contrario, nos dimos cuenta que tratamos con contextos muy similares y que efectivamente podíamos ser capaces de echarlo a andar aquí en Costa Rica. Ahora integramos un movimiento internacional, que ha unido a ocho países hermanos de América Latina y, lo más importante, se ha logrado impactar a más de cinco millones de personas en nuestra región, sobre todo aquellos sectores de la población más vulnerables, enfatizando en mujeres, personas jóvenes y adultas mayores, poblaciones originarias, habitantes de territorios alejados a centros urbanos con escasos recursos económicos. Sabemos que nuestro sistema tiene sus propias particularidades y que caminamos a un ritmo diferente, pero créanme al decirles que el Servicio Nacional ha dejado huella en la institucionalidad judicial costarricense y lo seguirá haciendo cada día con mayor fuerza. Trabajaremos duro para fortalecerlo cada día. El Servicio brinda una contribución sustancial en la administración de justicia, ya que viene a integrarse a los esfuerzos por el establecimiento y la permanencia de acciones afirmativas, mecanismos reales y disponibles orientados a sectores de población con alta vulnerabilidad. De este modo, pusimos la confianza en este programa y en el personal judicial a su cargo. Sabemos que poco a poco nos hemos posicionado de él y tenemos plena convicción en sus resultados positivos. Al mencionar sobre los impactos más significativos del Servicio en nuestro país, quisiera destacar el que considero el mayor y quizá el menos visible. Definitivamente con el programa estamos contribuyendo con nuestro sistema democrático, a su fortalecimiento. Personal judicial llámense juezas, juezas, choferes, administradores, auxiliares, coordinadores, supernumerarios, todas y todos, de la mano de las personas de las comunidades, en donde trabajamos y con otras instituciones públicas, estamos dado sentido y vida al sistema democrático costarricense, a un sistema enérgico, vigoroso y humano, que comprende, que escucha, que vive y se modifica según los tiempos y contextos en el cual se desarrolla. El factor de la confianza en nuestras instituciones públicas es fundamental para que nuestro sistema democrático sea un ser vivo. La confianza del pueblo, de la gente es una pieza clave, sin ellos no existe la democracia. En este punto es donde trabaja el Servicio, es donde tiene su fundamento. Ahí la función de las personas facilitadoras judiciales cobra real practicidad y se obtienen los mayores beneficios. Las personas facilitadoras acuerpan a la institucionalidad judicial y, a su vez, ésta les apoya también. El Servicio es un organismo que se complementa de este binomio: personal judicial y personas facilitadoras. Deseo enfatizar en el fortalecimiento de la confianza ciudadana en nuestra institución, como pilar de la democracia. Efectivamente, la construcción de vínculos estrechos entre la institución y las comunidades más lejanas es una gran fortaleza que brinda el programa. El sistema democrático, sus instituciones y quienes trabajamos en éste, debemos esforzarnos por mejorarlo y el Servicio nos ayuda para avanzar hacia este mejoramiento, porque la respuesta directa en las comunidades a sus necesidades de información, acceso a derechos y mediación de conflictos menores está presente. Las personas facilitadoras realizan una labor voluntaria como auxiliares de justicia en sus propias comunidades, vertiendo en su trabajo un enfoque especial en la prevención de la violencia, promoción de la cultura de paz, perspectiva de género y diálogo social entre vecinas y vecinos. Estas personas son mensajeras de paz y materializan la aspiración del Poder Judicial Costarricense por el ejercicio de un servicio público de calidad, garantizando el derecho de acceso a la justicia para todas y todos. Otra de las grandes enseñanzas que como institución hemos aprendido con el Servicio se refiere a un cambio en nuestra cultura organizacional, a la forma en que miramos nuestro entorno como personal judicial y nos relacionamos con él. Desde el ejercicio tradicional de la administración de justicia nuestra institución ha estado acostumbrada a encerrarse en paredes y ni siquiera conocer en lo más mínimo el contexto social circundante, temiendo que un acercamiento podría perjudicar nuestro juicio o la toma de decisiones en atención a la interpretación de las leyes. Sin embargo, el Servicio plantea algo diferente y esto es consecuente con lo que nuestro Poder Judicial ha venido tratando de modificar. En primer lugar, el conocimiento del contexto social que nos rodea, de las necesidades y características de la población usuaria de nuestro servicio es fundamental para la administración de justicia. Todo lo contrario, carece de sentido porque sino las sentencias o actuaciones judiciales se encuentran en un nivel y el respeto o el acatamiento a ellas están en otro. En segundo lugar, se encuentra la propia opinión de nuestro personal judicial. Cuando les hemos preguntado qué ha sido lo que más le gusta del servicio o qué le ha impactado más trabajando en él, han respondido que el mayor impacto radica en el acercamiento a la población. No me dejan mentir porque aquí están presentes estas personas, que son el motor del Servicio en las administraciones y juzgados. Esa ha sido su respuesta. Este conocimiento ha generado crecimiento institucional, pero lo más valioso, ha producido desarrollo humano a nivel personal y profesional. En tercer lugar y final, el Servicio materializa el compromiso de este Poder de la República por respetar y cumplir el mandato constitucional del Artículo 9 de nuestra Carta Magna, ya que la participación y acción ciudadana están presentes y son los elementos transformadores de este acceso a la justicia para todas y todos. Esta ocasión también es una oportunidad para agradecer a las muchas personas involucradas en el programa tales como personal judicial auxiliar y administrativo, a juezas y jueces, a cooperantes y socios internacionales, a personal técnico especializado en el servicio, a las instituciones públicas y locales aliadas, pero sobre todo, a las propias comunidades que han acudido a este llamado, han aceptado y solicitado el servicio y confían en los resultados que ya estamos obteniendo. En el Poder Judicial y la Comisión Nacional para el Mejoramiento de la Administración de Justicia (Conamaj) aspiramos a lograr expansión y cobertura total en el territorio costarricense. Somos concientes que conllevará mucho esfuerzo y sacrificio, pero que gracias a la contribución de muchas personas, tenemos la plena certeza que esta aspiración será una realidad. Para cerrar mi intervención, quisiera recordar a quien fue nuestro Presidente de la Corte Suprema de Justicia, fallecido durante su mandato, Luis Paulino Mora Mora, cuyo nombre lleva este Servicio, precisamente en honor a su compromiso con los valores democráticos de nuestra Constitución y quien sin dudarlo brindó todo su apoyo a la OEA y a la Embajada de Países Bajos cuando nos ofrecieron esta oportunidad. Don Luis escribió un ensayo introductorio de una publicación especial de un periódico en razón del 50 aniversario de nuestra Carta Magna en 1999. Sus palabras en este prólogo muestran su lectura visionaria de los tiempos modernos y futuros, haciendo un llamado a las instituciones públicas, incluida la judicial, hacia la respuesta brindada a la población habitante del territorio y sus demandas a la luz una aplicación real de los derechos fundamentales contenidos en la Constitución Política. Desde aquí Don Luis un merecido reconocimiento para usted, un visionario y maestro de generaciones de profesionales en Derecho que estamos trabajando en esta institución, con la plena convicción de ser coherentes a sus enseñanzas y mantener vivo su legado. Un extracto de su mensaje es el siguiente: “Los costarricenses debemos convencernos de que no estamos condenados a enfrentarnos en todos los casos y para siempre al Estado para obtener el reconocimiento de los derechos que otorga la Constitución, puesto que en ella se ha reconocido la posibilidad de una amplia participación ciudadana en el gobierno. Por esa vía podemos ser los mismos ciudadanos los que, siempre al cobijo de nuestra Ley Fundamental, demos vida a los órganos gubernamentales y hagamos que trabajen para nosotros con la garantía de que su actuar será respetuoso de nuestros derechos y garantías fundamentales.” Muchas gracias por su fina atención. |
Lic. Eduardo Castellón Ruiz
Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Marcela Fernández Chinchilla
Licda. Melania Chacón Chaves
Licda. Sandra Castro Mora
Lic. César González Granados
Montaje: Licda. Karen Quirós Fumero
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