Ya somos Cyborgs
Se está desarrollando un aparato que se conecta a los anteojos inteligentes de Google, que permite tomar fotografías y subirlas a la red con solo pensarlo.

César González Granados
Periodista y gestor de redes sociales

Los fanáticos de la ciencia ficción estamos familiarizados con el término Cyborg: es el acrónimo en inglés para el término “organismo cibernético” . Se acuñó en 1960 para referirse a un ser humano mejorado a través de la tecnología y que sería capaz de sobrevivir en entornos extraterrstres.

Desde entonces, cientos de historias, libros, tiras cómicas y películas han utilizado Cyborgs como protagonistas.

Un ejemplo en el cine es Darth Vader, el sith más famoso de la saga de la Guerra de las Galaxias se convirtió en un organismo cibernético después de una batalla en que se calcinó buena parte del cuerpo. Su hijo Luke Skywalker también es un Cyborg, al tener un brazo robótico integrado en su anatomía.

Actualmente, ya algunas personas tienen implantes robóticos en sus cuerpos, no sólo para sustituir miembros perdidos, como Skywalker, sino para expandir sus sentidos o mezclarlos.

Neil Harbisson es un británico que en 2004 se instaló una cámara en la cabeza que le permite escuchar los colores, no solo verlos. Esta capacidad de mezclar la percepción de los sentidos se denomina sinestesia, y el gobierno británico, que en un principio prohibió a Harbisson salir con el aparato en la foto del pasaporte, tuvo que reconocer que el mecanismo forma ahora parte integral de Harbisson y de cómo percibe el mundo, y permitió finalmente que el hombre saliera en las fotos de los documentos oficiales con su implante.

Puede sonarle bastante radical lo que hizo Harbisson, pero en cierta medida a eso hemos llegado casi todos en la actualidad.

El teléfono celular, y las tecnologías móviles nos han permitido una expansión de ciertos sentidos que antes no poseíamos. Podemos geolocalizarnos en cualquier parte del mundo, obtener mapas y coordenadas exactas aunque no conozcamos un lugar. Podemos comunicarnos instantáneamente con cualquier amistad o familiar aunque estemos a miles de kilómetros de distancia, y aunque no hablemos la misma lengua.

Tenemos acceso a una base de datos de información ilimitada. Todo en la palma de nuestra mano. En cierta forma, hemos asumido la tecnología. Todos somos cyborgs.

En el futuro muy cercano, con la implementación de relojes inteligentes, anteojos inteligentes y otro tipo de artefactos que interaccionan con nosotros, el Internet y el móvil, seremos seres permanentemente interconectados, jamás olvidaremos una cara o una cita, tendremos información al instante, compartiremos en tiempo real lo que queramos con quien queramos de manera más fácil. Jamás perderemos un recuerdo. Y esto a una escala menor.

En mayor escala, usaremos implantes electrónicos para corregir enfermedades neuronales degenerativas. Podríamos tener nuestra información personal y expediente médico en un implante con radiofrecuencia. Perfeccionaremos exoesqueletos livianos y discretos que permitirán que las personas con movilidad restringida vuelvan a caminar. Oiremos mejor, veremos como halcones. Obtendremos información sobre el camino que transitamos en tiempo real. Y quien sabe... podríamos escuchar los colores o degustarlos. Los primeros pasos para esa realidad aumentada y esa integración tecnológica ya se dieron.

Licda. Ana Lucía Vásquez Rivera
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