Magistrado Jesús Ramírez Quirós Sala Tercera 24 Febrero, 2014

En esta tarde, hemos sido convocados para un acto muy particular; honramos una vez más la memoria de un ilustre ciudadano de esta Nación: Don Luis Paulino Mora Mora.

No solo culmina el primer aniversario de su partida a la Santa Morada del Creador, sino que también nos reunimos para develar su retrato, ahora colocado en esta Sala de Expresidentes de nuestra magna institución de Justicia. Además de traer una gala a este recinto, el evento trae a mi memoria momentos de gran trascendencia para la vida democrática de este país dentro de su estado de derecho, pero también, a la vida personal, envuelta en un enjambre de vivencias propias de los amigos de la juventud. De esta manera, recuerdo el tránsito por las aulas universitarias a la par del compañero que ya destacaba como alumno brillante. No pasa mucho tiempo para que las oportunidades abran sus puertas a un talentoso profesional. El Poder Judicial nos reúne de nuevo y empieza a graduar en sus estrados a un verdadero maestro. Sus virtudes y capacidad para administrar, lo llevan a comandar el Ministerio de Justicia, de donde vuelve luego, para reintegrarse y seguir aplicando lo suyo, la administración de Justicia.

Don Luis Paulino, juez probo y de un gran carisma para analizar, comentar y negociar en conjunto, las resoluciones sometidas a su arbitraje. Desde su curul de magistrado, tuvo el conocimiento y la decisión adecuada para la aplicación de la ley. Supo llegar a los empleados, compañeros, a sus cercanos y a las propias comunidades. Su accionar trascendió las fronteras de esta patria, convirtiéndolo en un verdadero embajador del derecho internacional, con plena aplicación a nuestros tribunales, donde tuvo destacada participación.

Por ello, al rendirle esta distinción póstuma traemos al presente su valioso legado para Costa Rica. El nombre de don Luis Paulino, casi un hermano para mi persona, ha dejado huella en la historia jurídica de nuestro país, pero también deja un sello imborrable en el seno de su honorable familia y por supuesto, en todas aquellas personas que como este humilde servidor, tuvimos el honor de contarnos entre sus amigos. Estamos seguros de que Don Luis goza hoy de la presencia del Señor y nosotros muy orgullosos le rendimos este merecido homenaje.