VIGILIA POR LA DEMOCRACIA | ||
Tanto así que en el propio preámbulo de nuestra Constitución Política se reconoce el principio democrático, el sistema representativo, el sistema de libre elección, la existencia de instituciones constitucionales, y, por supuesto, «nuestra fe en la Democracia». El preámbulo de la Constitución no es gratuito ni es un simple enunciado. Es el fruto de una larga vida institucional que desde su inicio reflejó el sentir de nuestro pueblo. Lejos de acudir a movimientos armados para falsamente definir nuestra identidad, las y los costarricenses de los primeros años de la vida independiente optaron por acudir a la institucionalización para mantener una vida pacífica que permitiera al máximo el mantenimiento de las condiciones mínimas, y la superación del pueblo y del Estado de nuestro país, con una conciencia firme y visión de futuro de lo que nuestros antepasados querían lograr. Ese proceso puede tener muchas explicaciones, pero me gusta centrarme en la idea de que en la Costa Rica de hace doscientos años, ya existía un capital social conciente del futuro y pensante en las generaciones venideras. Este proceso se muestra con el compromiso claro de la sociedad costarricense de organizarse en torno a una Carta Política Fundamental, que cual herencia de un reciente pasado colonial ya permeado por la tropicalización de las ideas llegadas del Nuevo Mundo, hundió sus raíces en la personalidad del costarricense de entonces. El culmen de este proceso se produjo en noviembre de 1889, fecha consensuada como el nacimiento de la democracia en Costa Rica, no porque a partir de allí se cuenta nuestra vida en democracia, sino porque la vocación de nuestro pueblo se mostró en ese momento completamente decidida a hacer respetar sus decisiones. Y así fue. El proceso continuó su marcha, sinuosa en muchas ocasiones, pero siempre hacia delante. Algunos años después se produjo un nuevo movimiento que determinó un punto de inflexión en la consolidación democrática, y nuevamente en noviembre, ahora de 1949, se aprobó el nuevo texto constitucional que hoy nos rige bajo el reconocimiento de la democracia representativa –que desde hace unos años avanza hacia la participativa-, la separación de poderes y la independencia judicial. Hoy, nuevamente en noviembre, cuando un sector abiertamente nos dice que se pretende utilizar institutos democráticos para tomar decisiones antidemocráticas, nosotros, el pueblo y las instituciones con conciencia democrática, con firmeza, con vehemencia, con energía, pero también con la madurez política que sí tenemos, estamos llamados a recordar cuál es el verdadero sentido de la democracia, y a exigir su inquebrantable respeto. Esta reunión es una muestra de civismo, es un llamado a la cordura, y es también un llamado a la responsabilidad democrática de aquellos que con claras manifestaciones que no dejan duda, han expresado su desprecio por la separación de poderes, por la independencia, y por la coexistencia. Este es un momento de encuentro del pueblo con las instituciones, para mostrar que lejos de lo que puedan pensar, sí existe y persiste conciencia democrática, y no estamos dispuestos a ceder en ella. Por el contrario, que somos un pueblo e instituciones activas, responsables, que buscamos cómo superar las carencias de la democracia con más democracia, no con alineamientos. Reflexionemos hoy de manera pacífica, de manera madura, de manera conciente, una vez más en noviembre, sobre los alcances de lo que se ha querido hacer, sobre la respuesta que han dado nuestras instituciones, sobre cómo podemos aportar en este proceso, y cómo podemos dentro del marco institucional, reivindicar el principio democrático que otros quieren mancillar. Al mismo tiempo, no permitamos el secuestro de este movimiento democrático del pueblo y de las instituciones; no permitamos que pongan en nuestra boca palabras que no hemos pronunciado, ni que se manche este espacio con actitudes que rozan con el respeto, la inteligencia y la madurez. Este es un espacio para compartir ideas, opciones, perspectivas, pero siempre dentro del ámbito de la democracia y del ejercicio responsable de nuestros derechos. Esta vigilia es un llamado a profundizar nuestro sentimiento democrático; es un espacio para compartir ideas sobre cómo fortalecer nuestra institucionalidad, y cómo defender la idea democrática que heredamos a nuestros hijos. Que este nuevo noviembre sea siempre recordado como la oportunidad en que en los albores del siglo XXI, el pueblo y las instituciones costarricenses se comprometieron a fortalecer su democracia. ¡Noviembre, mes de la democracia y el civismo costarricense! Estos son días vitales para nuestro país, para nuestra democracia. Juntos podemos lograr que siga floreciendo. |
Licda. María Isabel Hernández Guzmán
Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Marcela Fernández Chinchilla
Licda. Melania Chacón Chaves
Licda. Sandra Castro Mora
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