SISTEMA DE BOTONES ANTIPÁNICO
Rafael Gullock Vargas
Abogado
De acuerdo con la sección de Estadística del Poder Judicial, durante el año 2011 murieron cuarenta mujeres, doce de ellas catalogadas dentro del concepto de femicidio regulado en el artículo 21 de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres y veintiocho más incluidas dentro de las especificaciones de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, más conocida como la Convención Belem do Pará. En lo que va del año 2012, ya se han registrado tres muertes relacionadas con violencia doméstica. Dejando de lado los números que no reflejan el dolor, el sufrimiento y la huella imborrable que produce este tipo de muertes, en la ciudadanía, pero sobre todo en las familias afectadas, nuestro país está inmerso en un proceso de violencia que recae sobre las personas más desprotegidas de nuestra sociedad, adultos mayores, niños y mujeres. Frente a esta situación se ha legislado en busca de reducir este flagelo que socaba nuestra sociedad, a través de la Ley contra la Violencia Doméstica que permite al juzgador ordenar medidas de protección a favor de las madres, personas menores de edad, personas adultas mayores y aquellas que presenten alguna condición de discapacidad, así como a las víctimas de violencia en las relaciones de pareja o de abuso sexual intrafamiliar; y la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres que precisa expresamente su rango de aplicación a las relaciones matrimoniales y a las uniones de hecho. A pesar de estas importantes leyes no pocas veces hemos escuchado del asesinato de una mujer quien contaba con medidas de protección, las cuales sin embargo no fueron suficientes para evitar que el agresor se le acercara y acabara con su vida. Y es que, de acuerdo al artículo 3 inciso q) de la Ley contra la Violencia Doméstica, la autoridad judicial emite una orden de protección y auxilio policial dirigida a la autoridad de seguridad pública, y la víctima quien tiene una copia de la orden, puede acudir a la autoridad más cercana, en caso de amenaza de agresión fuera de su domicilio. El problema es que la copia de la orden, por sí sola, no evita que la agresión se materialice y, por otra parte, lo sorpresivo y alevoso del ataque impide que la víctima tenga tiempo de reaccionar y salvar su vida.
En condiciones similares en las provincias de Catamarca y Buenos Aires, Argentina se ha implementado el Sistema de Botón Antipánico, que consiste en un aparato electrónico del tamaño de un teléfono celular que está conectado con una central de monitoreo de alarmas y que, a su vez, envía el mensaje de alerta a las autoridades de policía más cercanas. Paralelamente la Policía Metropolitana de Buenos Aires, cuenta con unidades motorizadas que reportan y dan respuesta a los eventos que se producen. Este dispositivo, una vez activado por la víctima, envía una señal de geolocalización en el que se ubica la persona que está afrontando una situación de violencia o peligro y, a la vez, el canal de comunicación queda abierto durante toda la llamada sin necesidad de oprimir ningún otro botón, cuenta con un grabador de sonido y voz que se activa de manera automática al pulsar el botón, lo cual resulta importante, pues en muchas ocasiones la situación de pánico le impide a la persona agredida dar detalles de lo que le sucede y las autoridades se pueden percatar si el evento se está dando en un lugar abierto o cerrado, como un vehículo o una casa de habitación, y así optimizar el tiempo de respuesta.
Los dispositivos son asignados ante pedido de las autoridades judiciales por el tiempo en que se ordenen las medidas de protección y permiten que las víctimas sean socorridas en pocos minutos evitándose una desgracia de mayores consecuencias. Esta tecnología está al alcance de nuestras manos, no necesita de reformas legales, y su costo es muy bajo. Solo se requiere de un Centro de Monitoreo que puede ser el mismo sistema 9-1-1 y los dispositivos antipánicos, entregados por orden judicial. La experiencia en Argentina, según informa la Policía Metropolitana ha sido muy positiva y en pocos meses se han salvado muchas vidas. ¿Será que podemos nosotros también brindarles mayor protección a las víctimas de violencia doméstica? Queda en manos de las autoridades correspondientes dar un paso adelante y tomar las medidas necesarias para que en nuestro país se aplique este sencillo dispositivo y evitar más dolor en el seno de nuestras familias.

Licda. María Isabel Hernández Guzmán
Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Marcela Fernández Chinchilla
Licda. Melania Chacón Chaves
Licda. Sandra Castro Mora
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