CELEBRACIÓN DEL 185 ANIVERSARIO DEL PODER JUDICIAL

Corte Suprema de Justicia

03 de Octubre del 2011

Dr. Alfio Piva Mesén, Primer Vicepresidente de la República

Dr. Alfio Piva Mesén, Primer Vicepresidente de la República

Amigas y Amigos TODOS

En representación de la señora Presidenta de la República, Laura Chinchilla Miranda, me complace participar en la Celebración de los 185 años del Poder Judicial en Costa Rica.

Se dice fácil, pero 185 años de historia del Poder Judicial, representan en nuestro país, 185 años de consolidar valores y formar la identidad de nuestra ciudadanía.

Es difícil, en el día a día, pensarnos sin nuestras queridas y queridos funcionarios del Poder Judicial. Y es que están en cada rincón de nuestra patria abnegados y comprometidos con su causa. Igualmente es inevitable no traer a la memoria grandes juristas que han enriquecido la aplicación de justicia en nuestro país.

Por eso, cuando pensamos la democracia costarricense, la pensamos en relación directa con la Corte Suprema de Justicia, que es la columna vertebral del régimen de libertades y del Estado de Derecho.

Cuando repaso entre mis anaqueles, buscando inspiración para esta importante efemérides, me encuentro el libro “Historia de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica”, publicado con ocasión del 180 Aniversario del Poder Judicial, y leo la “Presentación” de Don Luis Paulino Mora y las “Palabras Preliminares” de Don Rolando Vega Robert, esto en el 2006, gracias al esfuerzo de sus autores: Jorge Francisco Saénz Carbonell y Mauricio Masís Pinto. Me percato de la riqueza de eventos que han nutrido este devenir y leo con interés, las muchas situaciones que han enriquecido no sólo al Poder Judicial, sino el intercambio con los otros Poderes de la República y por ende, nuestra historia democrática.

Ciertamente el libro es una historia de cómo se ha venido construyendo el modelo judicial costarricense y entre otros temas, aborda los roles de los Presidentes de la Corte, en relación con un Estado costarricense cada vez más grande y complejo, como señala Don Luis Paulino.

También Don Rolando, en sus “Palabras Preliminares” de presentación al libro, enuncia hitos y refiere casos especialmente interesantes abordados en la obra, de ese complejo devenir cotidiano.

Por qué traigo a colación estas ideas y la historia del Poder Judicial?

Porque casualmente eso es el Poder Judicial. La sumatoria de la institucionalidad y la relación de sus funcionarias y funcionarios con esa institucionalidad. Se nos hace difícil pensar la Corte Suprema de Justicia, sino pensamos las personas que la integran y en sus trayectorias en la institución.

La historia, esa rica historia, es la que hoy en día, tiene que darnos luz respecto a todos los problemas que aquejan a nuestras sociedades contemporáneas.

Tenemos que hacer acopio de todas las enseñanzas y fortalezas que tiene nuestro Poder Judicial y enriquecer decididamente, aquellos ámbitos en los cuales percibimos ciertas limitaciones y carencias, con un espíritu crítico y constructivo.

Ciertamente la Costa Rica del 2011 se enfrenta a múltiples y complejos problemas como quizá, nunca, le ha correspondido enfrentar al Poder Judicial.

He ahí el reto y la necesidad de repensarnos contemporáneamente.

Y LO QUE PROPONGO ES REAFIRMAR UN DIÁLOGO NACIONAL PARA DEFINIR ESOS GRANDES DERROTEROS DEL PODER JUDICIAL .

Podemos iniciarlo a lo interno del Poder Judicial, pero debemos incorporar a todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad, para enriquecer el debate nacional. Pienso en coadyuvantes naturales de este proceso, como lo podrían ser el Colegio de Abogados, la Escuela Judicial y las Facultades de Derecho.

Los problemas que nos aquejan todos los días, merecen respuestas cada vez más complejas donde suele suceder, que el aparataje judicial, a veces se queda corto, respecto de las soluciones que espera nuestra ciudadanía. Y no es necesariamente, un problema exclusivo de nuestras autoridades judiciales. Es la misma realidad y complejidad de los tiempos que corren.

Pensar las respuestas, es un reto nacional y, en ese tanto, el Poder Judicial requiere también ejercer su protagonismo en asocio con los demás Poderes de la República.

Nunca esta tarea ha sido fácil y que lo diga la historia de nuestro país e, incluso, la historia del Poder Judicial.

Siempre en la historia de nuestra institucionalidad democrática, podemos encontrar ideas que nutran nuestro actuar.

Si intentamos seguir profundizando nuestra democracia, tendremos que encontrar soluciones al abanico de problemas contemporáneos.

Refieren los autores del libro ya supracitado y cito:

“En varias oportunidades, el alto tribunal incluso llegó a desaparecer por falta de integrantes. Sin embargo, la Corte logró superar esas y otras dificultades, y se convirtió en la columna vertebral del régimen de libertades y del Estado de Derecho.”

Hoy, a la distancia de los años, dicha afirmación, roza lo increíble. Sin embargo, está documentada históricamente.

Quizá, el reto de hoy en día no radique en encontrar los juristas que necesitamos -como en aquellos días-, sino en que esos juristas –que los tenemos y muchos de una exquisita formación académica y profesional-, nos sigan enriqueciendo con la búsqueda de soluciones a nuestros “nuevos” problemas y paradigmas, y que su aporte trascienda los estrados judiciales en el día a día, de tal manera que podamos seguir construyendo colectivamente con voces firmes, sonoras y contundentes, donde el ejercicio del derecho siga siendo una de las principales herramientas del fortalecimiento de nuestra democracia.

Y es que Costa Rica fue construida, entre otros profesionales, por educadores y abogados. E incluso, educadores que fueron abogados y viceversa.

Como un histórico y perenne educador, sigo creyendo en la riqueza de la formación académica de la mano con los valores más sagrados que formaron nuestro pueblo. Y sigo creyendo en aquel campesinado, que con esfuerzo y trabajo, cimentó los principios de convivencia, solidaridad, honestidad e hidalguía.

Los valores que han sustentado nuestra democracia, son los que nuevamente nos deben llamar a enriquecer el abanico de respuestas posibles. Sólo profundizando en la identidad del costarricense es de donde nutriremos la constante, necesaria y permanente administración de la justicia.

Es por ello que propongo, para enriquecer este debate sobre el papel del poder Judicial hoy en día, que volvamos a mirarnos en nuestra historia; en lo que ha hecho grande nuestra democracia, y repensemos valores y sistemas educativos y, sobre todo, hagamos de nuevo partícipes del modelo de sociedad que queremos, a nuestros educadores, incluidos las y los profesionales en Derecho, que antes que abogadas y abogados, deben ser “maestros” de la Costa Rica que tenemos, la cual debemos mejorar y profundizar y dar respuestas consistentes con los tiempos que corren.

Y es complejo pensar esta Patria querida, porque cada día somos más y las aspiraciones de mejoramiento de la calidad de vida, nos demandan un Estado fuerte, eficiente e innovador. Se nos exige un país “globalizado” y que esté al día con el desarrollo tecnológico y que genere empleo y oportunidades para las jóvenes generaciones. Y siempre, el problema económico subyace en el centro de todas las respuestas posibles.

Sin embargo, nuestro país siempre fue “pobre” en recursos materiales. De la mano con la tierra y el trabajo arduo de nuestro campesinado, se construyó una Patria grande que hoy alumbra a la comunidad internacional de naciones. Nunca eso fue una limitante para soñar y proponerle sueños al mundo. Y muchas y muchos de ustedes, cuando viajan allende nuestras fronteras, orgullosamente dicen “soy costarricense”, que se asocia con paz, democracia, equidad, oportunidades, conservación de los recursos naturales, bellezas escénicas y, en general, calidad de vida, sustentada en un Estado de Derecho.

Ese debe ser el faro que guíe nuestro sendero. Amar la Patria que tenemos e iluminarla de nuevos derroteros y paradigmas, partiendo siempre de nuestra humilde base material, pero no olvidando que la riqueza que poseemos se basa en nuestra gente, el sistema educativo y los valores en los cuales se ancla nuestra democracia.

Felicitaciones al Poder Judicial por estos 185 años. Felicitaciones a las “herederos” y “herederas” de las enseñanzas de académicos y juristas como Don Alberto Brenes Córdoba, Don Eduardo Ortiz, Don Fernando Baudrit Solera, Don Fernando Coto Albán, Don Ulises Odio Santos, Don Miguel Blanco Quirós, Don Edgar Cervantes Villalta y Don Luis Paulino Mora y de tantas mujeres y hombres que han labrado, con su pensamiento, enseñanzas y trabajo –mucho trabajo-, nuestra columna vertebral del Estado de Derecho y la democracia de la cual disfrutamos hoy, las y los costarricenses.

Cierro con un par de párrafos de Don Luis Barahona Jiménez que decía:

“Si un pueblo es lo que quiere ser, despleguemos todas las energías de que somos capaces para escribir la historia de nuestros altos destinos. Tenemos muchas virtudes, muchas conquistas realizadas en el camino de nuestro engrandecimiento, sólo necesitamos voluntad, fe e imaginación para esculpir los rasgos más nobles de nuestro ser en el granito que está allí esperando nuestra decisión creadora.

Somos un pueblo joven y, si de los jóvenes es el futuro, bien podemos asegurar que el siglo veintiuno nos encontrará en pleno proceso de expansión espiritual y cultural, en un afanoso reajuste de todos los valores que habrán de ser puestos al servicio de la promoción integral del pueblo costarricense. Pongamos mano a la obra.”

MUCHAS GRACIAS

Licda. María Isabel Hernández Guzmán
Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Marcela Fernández Chinchilla
Licda. Melania Chacón Chaves
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