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>>OPINIÓNSan José, Costa Rica, Jueves 31 de julio de 2008

No hay nada más objetivo que la ley

Dr. Luis Paulino Mora Mora *

La democracia como ejercicio del poder en público (Bobbio), requiere de quienes ocupamos cargos públicos, una actitud de transparencia y humildad frente a las críticas y sobre todo una apertura mental para revisar nuestras acciones permanentemente. Todos los jueces estamos expuestos a esa nueva realidad y tenemos, como funcionarios públicos, que conducirnos acorde con ella. Por eso las críticas -al menos desde mi punto de vista-, son siempre bienvenidas y eso es lo que hace a la democracia el sistema ideal para el control efectivo del ejercicio del poder.

He leído y escuchado con atención y respeto lo que se ha dicho y escrito sobre mis declaraciones relacionadas con el caso del magistrado Sosto. Quiero aclarar en primer término, que creo que la ética juega un papel fundamental en el ejercicio de la función pública y especialmente en la judicatura. No solo creo en la ética sino que es algo que además predico. Sin embargo como juez que soy, sé que en materia sancionatoria, la tipicidad de la conducta es una exigencia legal, propia de cualquier sistema democrático. De ahí que en materia penal o fuera de ella, -como lo ha reconocido la propia Sala Constitucional en su jurisprudencia-, para que una sanción sea aplicable, la conducta tiene que estar específicamente descrita en la ley. Lo que traté de transmitirle al periodista que me entrevistó, es que en el caso en cuestión, cumplí con mi deber de juez de fallar apegado a la Constitución y la ley. Esa es la primera obligación de un juez, quien no puede fallar con otro parámetro que no sea el de la objetividad de la ley, y como comenté en su oportunidad, revisados los hechos y pruebas, la conducta concreta del Magistrado Sosto, a mi modo de ver, no es contraria a la Ley que regula la materia.

El sistema actual que dispone sobre las suplencias es de vieja data, con reglas poco claras, tanto para los magistrados suplentes como para la Corte. Por eso es justo reconocer que este es el momento propicio para mejorar el actual, hacia uno que tenga reglas más claras y exigentes sobre aspectos como el tiempo de permanencia, el sorteo y la regulación de los llamados “conflictos de intereses” y así lo he propuesto a Corte recientemente.

Creo justo señalar que he hecho los nombramientos de suplentes, desde que asumí la Presidencia de la Corte, porque así me lo exige la Ley Orgánica del Poder Judicial. Siempre me ha parecido conveniente que esa competencia recaiga sobre un grupo colegiado –los Presidentes de Salas-, y así se ha propuesto en las reformas a la Ley Orgánica que actualmente analiza la Corte, para una mayor transparencia y garantía. Estimo que como jueces debemos aplicar la ley objetivamente, pero también como órgano de política judicial, nos corresponde a las magistradas y los magistrados de la Corte actuar con un espíritu de apertura y sobre todo, saber escuchar las críticas –que incluso en otras oportunidades en foros académicos-, el actual sistema ha generado.

Me propuse como objetivo fundamental de mi presidencia, que la transparencia y la ética fueran políticas transversales de la justicia costarricense y en eso no he dado ni un paso atrás, simplemente que como juez, la ley me obliga a ser objetivo y respetuoso del principio de legalidad, base y fundamento de nuestra democracia. El día que me doblegue en eso, dejo de ser juez.

* Presidente, Corte Suprema de Justicia