APLICACIÓN DEL NUEVO CÓDIGO

 CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

 

 

 

Dr. Luis Paulino Mora Mora

Presidente de la Corte Suprema de Justicia

 

Esta ocasión  que nos da la oportunidad de reunirnos hoy, es sin duda gratificante para quienes siempre hemos luchado por una sociedad donde el Estado actúe en función del ser humano, con respeto a sus derechos; un Estado que sea responsable por sus acciones.

He sido vehemente en señalar que una democracia sin una verdadera vigencia de los derechos, es una democracia “light”, que mina la confianza del ciudadano en la ley y el estado de derecho como únicas vías para un verdadero desarrollo. Después de todo,  ningún país en la historia de la humanidad ha crecido de la mano de un Estado que le de la espalda a su gente, que les niegue sus derechos básicos o de un Estado ineficiente.

Me siento muy complacido que hoy celebramos los primeros resultados de una nueva visión de la jurisdicción contencioso administrativa, que ha procurado hacer cada vez más real ese ideal de Estado que todos esperamos, y quiero agradecerles en nombre del Poder Judicial -a todo el personal involucrado -, jueces, escribientes, magistrados, por el empeño que han puesto para que este comienzo haya sido con el pie derecho. Especialmente quiero agradecer a mis compañeros de la Comisión, al Coordinador el recargo de trabajo que han debido asumir para garantizar el éxito de este proceso. En especial no puedo dejar de reconocer el entusiasmo, empeño y entrega del Magistrado Gonzalez Camacho, que se ha partido literalmente en dos, para estar –como uno más de ustedes-, en todas las etapas de esta nueva empresa.

Como es normal en todo proceso de cambio de esta envergadura, han surgido desacuerdos, enfrentamientos y mucha tensión. Lo importante es que los resultados que hoy celebramos, en esta nueva cara de la justicia contencioso administrativa, demuestran que se puede mejorar, que vale la pena el esfuerzo y el desgaste que con frecuencia nos dejan estos procesos, especialmente si el resultado es por lograr una justicia más accesible que realmente tutele en tiempo razonable al ciudadano frente al Estado.

Me satisface mucho también ver cómo los jueces y las partes, poco a poco se han adaptado a la  oralidad, que sin duda nos ayuda a reducir los tiempos de respuesta, pero que sobre todo, nos da una nueva cara, una más democrática y humana frente a la ciudadanía.

Todos estos cambios, tan radicales suceden simultáneamente como parte de una verdadera transformación de la justicia costarricense en muchos otros campos. Hace unos veinte años -que realmente no es nada-, prácticamente no había tecnología en el Poder Judicial. El modelo de despacho era el mismo de hace 150 años, basado en procesos escritos y formalistas, con unidades inconexas entre sí, cuya organización era muy artesanal (un juez, un secretario, escribientes notificador). Por su parte, la Corte era muy cerrada, poco transparente, y la justicia básicamente era inaccesible para el ciudadano promedio, en áreas vitales como la justicia constitucional que era también reflejo de su época y por lo tanto rígida y formalista, para mencionar algunos defectos. Y si, la justicia también era lenta.

Hoy en día, tenemos una justicia a mi modo de ver distinta. A pesar de que sigue siendo para mi gusto lenta en muchas jurisdicciones, la de hoy es una justicia mucho más moderna, altamente tecnificada,  con expediente electrónico, giros automatizados, notificación electrónica y próximamente decisiones y sentencias dictadas electrónicamente con validez, gracias a la Ley de Firma Digital. También tenemos una justicia capaz de celebrar juicios por tele conferencia, una justicia que empieza a dar un giro hacia la oralidad y la conciliación, con una sensibilidad diferente, que reconoce la necesidad de atender a la poblaciones más vulnerables de este país de acuerdo a su propia realidad específica (personas con discapacidad, poblaciones indígenas, migrantes), una justicia con perspectiva de género, que se interesa en el usuario; una justicia con mayor transparencia. En estos 20 años también hemos visto una nueva jurisdicción constitucional, una reforma procesal civil, procesal penal, una reforma en procesos cobratorios, y actualmente se revisan jurisdicciones como la agraria, familia y trabajo. A parte de esto la Corte lleva cuatro años enfrascada en una discusión sobre una reforma judicial que cambia en mucho el proceso de toma de decisiones y su estructura hacia una mayor horizontalidad. También hemos vivido y ejecutado exitosamente dos empréstitos del Bid que han venido a reforzar áreas vitales de la administración de justicia como son el Ministerio Público y la Defensa. Todo esto por mencionar algunos cambios relevantes, pero sin mencionarlos todos, ya que hay muchos otros aparte del que hoy celebramos.

Todos estos cambios se han dado sin duda alguna, por exigencia de una sociedad costarricense que se transforma y crece a pasos muy acelerados, de una Costa Rica dinámica, competitiva, también más convulsa y violenta que nos ha obligado a replantearnos prácticamente todo y casi al mismo tiempo. Naturalmente que cuando uno vive un proceso de tanta trasformación simultánea, muchos errores se cometen y muchas cosas que debieron hacerse se dejaron de lado, ¿pero realmente podemos exigir, -sin ser mezquinos- perfección en estas circunstancias?

Creo sinceramente que con todos los retos aún por conquistar y defectos por superar de nuestra justicia, el Poder Judicial costarricense –en un plazo muy corto- ha procurado darle una nueva cara a la administración de justicia, una nueva cara para una Costa Rica muy diferente y ha logrado sin duda alguna una justicia más democrática.

Desde mi perspectiva, siempre hay mucho que hacer para mejorar y los retos por superar son los que nos motivan todos los días en el trabajo. Especialmente en el campo de la transparencia y rendición de cuentas, a pesar de lo logrado, creo que es donde más retos tienen todos los Poderes Judiciales, especialmente en estos tiempos donde hay un cuestionamiento claro hacia todo lo que tenga que ver con el Poder. Y como nos explicaba Rodolfo Vigo en una conferencia, esa desconfianza alcanza a la justicia como integrante del Estado. Talvez hemos sido lentos para reaccionar a esa nueva realidad que nos plantea revisarnos constantemente. En lo personal aprovecho para reiterar que la democracia como ejercicio del poder en público, requiere de quienes ocupamos cargos públicos, una actitud de transparencia y humildad frente a las críticas, y sobre todo una apertura mental para revisar nuestras acciones permanentemente. Todos los jueces estamos expuestos a esa nueva realidad y tenemos, como funcionarios públicos que conducirnos acorde a ella. Por eso las críticas, al menos desde mi punto   de  vista,   deben ser    siempre     bienvenidas –siempre que sean respetuosas-, y eso es lo que hace a la democracia el sistema ideal para el control efectivo del ejercicio del poder. Que ese sea también el espíritu que los guíe cuando al abrir camino se encuentren bajo el escrutinio de los demás, esta jurisdicción está expuesta al escrutinio de la ciudadanía.

No puedo dejar de recordar las críticas que hace una década se le hacían a la jurisdicción contenciosa administrativa, con un procedimiento bastante complicado y una  reacción muy lenta en la resolución del conflicto.   Recogiendo ese sentimiento, el entonces Magistrado Fernández Silva propuso una reforma al procedimiento, se hicieron los primeros intentos de redacción de un Código, la salida de don Alvaro de la Corte no significó, dichosamente el olvido del proyecto, los magistrados: González, primero, y luego acompañado por don Ernesto Jinesta, siguieron dando manos a la obra, seminarios, discusiones, talleres, fueron realizados para sentar las bases de la reforma.  Hoy debemos agradecer a ellos y también a los abogados Manrique Jiménez y Aldo Milano, pues la dedicación a la redacción del proyecto, a su defensa en la Corte, la Asamblea Legislativa, el Poder Ejecutivo y ante el foro nacional, sin su participación hoy no estaríamos aquí. De seguro están orgullosos del resultado, hoy tenemos una justicia acorde a las exigencias de nuestro desarrollo jurídico, en la que se ensayan nuevas formas de organizar la Oficina Judicial, el uso de nuevas tecnologías y la aplicación de la oralidad como herramienta de trabajo. Nosotros también estamos orgullosos de su labor.  Espero que los resultados positivos que aquí se logren, contaminen otras jurisdicciones para que se atrevan a dar ese paso a la modernidad.

A todos aquellos que de una u otra forma han participado en la tarea para que este resultado sea hoy una realidad, muchas gracias.  A ustedes jueces y auxiliares judiciales que laboran aquí, también el agradecimiento de la Institución por haber aceptado el reto.

Estoy seguro de que la experiencia que logremos en la jurisdicción servirá de mucho en el avance que debe mantener por mucho tiempo el Poder Judicial Costarricense.