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Doña Julia Varela es Magistrada de la Sala Segunda y madre de dos hijas y para este día de las Madres quiere compartir con su familia, más que recibir cosas materiales. |
Esta mujer, quien es madre de dos hijas de 26 y 18 años de edad conoce muy bien el sacrificio de tener que salir al mercado laboral a realizarse como profesional, ser esposa, amiga y hasta estudiante en días que solo tienen 24 horas.
Cuenta Varela, “he tenido que acomodarme para dedicar tiempo a todo, principalmente a mi familia. Mis hijas y mi esposo me comprenden y apoyan en todas las decisiones que tomo. Soy muy dedicada al trabajo y a veces uno no tiene todo el tiempo que quisiera para dedicarlo a los hijos, sin embargo, cuando estamos juntos tratamos de que sean momentos agradables”.
Desde hace muchos años, doña Julia trabaja en el Poder Judicial, estando ahí con esfuerzo y dedicación logró sacar su carrera de derecho, la misma que le permitió mejorar sus condiciones profesionales, llevándola a ocupar un puesto tan importante como el de Magistrada. Posee también un título de Maestría en Derecho Público y actualmente realiza su tesis de doctorado en Derecho sobre el empleo público.
Estas múltiples actividades no le han impedido a la Magistrada poder destacarse como una “buena madre, orientadora y buena pareja. He inculcado en mis hijas valores tan importantes como la honestidad, el respeto, la colaboración, responsabilidad y tolerancia que tan esenciales son en la vida de las personas. Recuerdo que mi madre siempre me decía que nunca había que mentir y menos robar, que había que ser pobre pero honrado y eso se lo inculqué a mis hijas”.
Doña Julia se siente una madre muy feliz, “amo a mis hijas, ellas son maravillosas, son excelentes personas, muy espirituales, con una gran capacidad intelectual y muy responsables”.
Asegura que la maternidad es una “tarea noble y sacrificada, pero muy gratificante”.
Confiesa que la muerte de una persona que deja hijos pequeños la conmueve de sobremanera, “no puedo ni siquiera pensarlo, cuando uno ve esas situaciones tan dolorosas da un gran dolor.
Los niños huérfanos me conmueven demasiado”. De su madre atesora muchas enseñanzas, “mi madre y mi padre son excepcionales, ellos nos enseñaron valores para ser personas de bien. Mi mayor satisfacción es haberles comprado una casita a la par de la mía y traérmelos de Guanacaste donde vivían”.