Elección de magistrados y blindaje judicial
Por Eduardo Ulibarri23 de junio 2022, 8:38 PM
Los diputados tienen ante sí tres decisiones de gran relevancia para
el Estado de derecho: nombrar magistrados titulares en las Salas Primera
(civil, comercial y contencioso-administrativa), Tercera (penal) y Cuarta
(constitucional) de la Corte Suprema de Justicia. La tarea siempre impone
rigor, transparencia y sentido de la importancia que los cargos tienen para
nuestra democracia. Por no haberlo hecho en otras oportunidades, las facturas
han sido altas. Hoy ese imperativo se acrecienta por la coyuntura política que
vivimos y la necesidad de blindar la integridad del Poder Judicial ante
falencias internas y presiones externas.
Sin desconocer la importancia de cada Sala, lo anterior es
particularmente importante en la Constitucional, por ser intérprete y guardiana
de nuestra Carta Fundamental y, como resultado de ello, la mayor responsable de
velar por los equilibrios necesarios para el quehacer republicano.
La Comisión de Nombramientos de la Asamblea Legislativa emitió, el 4 de
octubre del pasado año y el 21 de marzo de este, los dictámenes y
recomendaciones para escoger los sustitutos de William Molinari y Nancy Hernández, en la Primera y Cuarta, respectivamente.
Ambos habían renunciado a sus cargos: Molinari, luego de que se le abrieran dos
procesos disciplinarios; Hernández, para integrar la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. La vacante en la Tercera se produjo en abril, tras el
fallecimiento del magistrado Álvaro Burgos. Aún el proceso formal para su
reemplazo no ha comenzado.
En la Sala Constitucional, la elección no parece difícil: el mayor
puntaje, y muy alto (93,7), lo obtuvo una mujer de muy sólidos atestados, por
lo cual, además del factor clave de competencia profesional, se evitaría
un deterioro del escaso
equilibrio de género en ella, con cinco de siete magistrados hombres. Para la Segunda,
las notas son ligeramente menores, pero quien encabeza la lista casi llega a
90.
Las calificaciones numéricas resultan importantes, pero más aún lo es
la independencia, firmeza e integridad de los magistrados. Las
turbulencias externas lo demandan. En cuanto a quienes los escogen (los diputados),
es hora de superar el secretismo de
las votaciones, por deber de transparencia hacia los ciudadanos y factor de
legitimidad para los poderes Legislativo y Judicial.
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