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Animales sienten y merecen vida digna, dice
sentencia de Sala I en fallo sobre león Kivú
Magistrados
reconocen condición ‘sintiente’ de animales y deber de seres humanos de proveerles
condiciones adecuadas como sujetos de derecho
Por Juan Fernando Lara S.27 de enero 2022, 5:18 PM
Kivú en noviembre del 2016 poco antes de abandonar
el Parque Zoológico y Jardín Botánico Nacional Simón Bolívar en San José. El
animal murió meses después por insuficiencia renal crónica ya en otro
sitio. (Mayela López)
Como seres vivos que son, los animales sienten y por eso merecen de los
seres humanos condiciones dignas para una vida sin sufrimiento ni dolor. Así lo
declaró la Sala I de la Corte Suprema de Justicia en la sentencia que resolvió
de forma definitiva la demanda contra el Estado por la muerte del león Kivú,
del zoológico Simón Bolívar.
El fallo, que se conoció en diciembre, rechazó los reclamos de la
Fundación Pro-Zoológicos (Fundazoo), a cargo del Simón Bolívar, en relación con
el deceso del conocido felino, ocurrida el 17 de febrero del 2017 mientras
estaba en custodia de la organización Zoo Ave, en Alajuela.
El animal estuvo 18 años en el Simón Bolívar pero el Ministerio de
Ambiente y Energía (Minae) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG)
ordenaron su traslado por considerar que el animal estaba en condiciones inadecuadas.
Fundazoo perdió la querella en primera instancia el 11 de noviembre de
2019 ante el Tribunal Contencioso Administrativo, luego presentó un recurso de
casación que se declaró sin lugar.
Fue en esa resolución, número 1754-2021, que los magistrados de la Sala
Primera se refirieron al estatus de “ser sintiente” y sujeto de derechos que
ostentan los animales, en referencia el león Kivú, al que, dice la sentencia,
“se le debieron garantizar condiciones dignas que propiciaran su salud y que
buscaran alivianar su estatus en cautiverio, que se constituyó en una negación
del respeto y protección a los que tenía derecho”.
La Sala consideró inaceptable el alegato de Fundazoo cuando argumentó
que la jaula donde pasó la mayor parte de su vida el león tenía más de 80 años
de construida y que contaba con una llanta, tarimas, matones de zacate y
algunos otros elementos.
Según la resolución, ese argumento constituye una negación del respeto y
protección a los que tenía derecho el león Kivú, los cuales estaban en
obligación de brindar las personas cuidadoras. Además, porque degrada al felino
como ser sintiente.
Al no reconocerse su condición de ser capaz de sentir, sus cuidadores
olvidaron la necesidad de que el lugar donde pasaba su vida dispusiera de
condiciones dignas para asegurarle salud en todas las aristas que esta conlleva
y para buscar también una forma de alivianar su cautiverio, explica el
documento.
Para la Sala Primera: “… el proceso de educación, concientización,
información, y reinvención por el que ha atravesado la humanidad respecto a la
debida protección y resguardo de la naturaleza y en particular, de los
animales, hace deducir como consecuencia lógica que las personas dejarán de
asistir a lugares que tengan animales en cautiverio, con condiciones como las
que presentaba la jaula de Kibú, ya que si bien ese tipo de encierros hace unas
décadas atrás apenas se empezaban a cuestionar, hoy resultan absolutamente
inaceptables.”
[ Fundazoo pierde demanda contra el Estado por muerte de
Kivú, león del zoológico Simón Bolivar ]
Derechos reconocidos
En el documento íntegro de la resolución, se hizo alusión que el sistema
jurídico ha venido evolucionando en lo que respecta a la naturaleza y el
bienestar de los animales y ahora fija, de distintas formas, la responsabilidad
de los seres humanos en la promoción, procura y ejecución efectiva de la
protección del ambiente y ahí, de los animales.
Cita, además, diversos instrumentos internacionales tales como los
Convenios Europeos para la Protección de los Animales, la Declaración Universal
de los Derechos de los Animales, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la
Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano.
Deterioro acelerado
Kivú vino en 1999 a Costa Rica desde La Habana (Cuba) con apenas nueve
meses, junto de su hermana Kariba. Ella falleció en el 2011 a causa de un tumor en
el abdomen.
A partir de entonces, el animal sufrió y se deterioró de manera
acelerada. Un informe de inspección de setiembre de 2016 hecho por el Sistema
Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y el Servicio Nacional de Salud
Animal (Senasa) condujo a la orden de traslado del animal a Zoo Ave.
El documento indicó que su jaula no daba “enriquecimientos, ni opciones
de ambientación que proporcionen desafíos, opciones y comodidad al león, o la
posibilidad de expresar comportamientos propios de la especie, necesarios para
que los animales puedan maximizar su salud psicológica”.
Durante sus últimos meses de vida, en cambio, habitó en una zona de 300
metros cuadrados con vegetación, troncos y una cueva. Biólogos y médicos
veterinarios vigilaron su alimentación y comportamiento, pero su estado se
agravó por un cuadro de insuficiencia renal. En sus últimas semanas, dejó de
ingerir alimentos sólidos y fue necesario suministrarle sueros y vitaminas.
Además, padecía artrosis.