Editorial: Consultas superfluas a la Sala IV
Nunca ha
habido mejor ejemplo de consulta superflua que la promovida por una decena de
diputados para examinar la constitucionalidad del uso medicinal del cannabis
10 de enero 2022, 9:52 PM
Las consultas facultativas de constitucionalidad son objeto de polémica.
Sus defensores las consideran un mecanismo de economía del procedimiento
legislativo porque permiten detectar vicios cuya identificación futura
resultaría más costosa.
Una norma declarada inconstitucional deja un vacío difícil de reparar.
En el mejor de los casos, el país pierde el tiempo y los recursos necesarios
para la enmienda.
Quienes abogan por las consultas, y este diario lo ha hecho en pasados
editoriales, consideran que la detección oportuna de los defectos compensa con
creces el mes de trámite ante la Sala Constitucional.
La opinión contraria señala, con buenas razones, el abuso de las consultas
como medida de dilación. Los proyectos se consultan, no porque haya indicios de
inconstitucionalidad sino para retrasar la aprobación de una ley, en ocasiones
con la esperanza de un cambio de circunstancias suficiente para dar al traste
con el proyecto y, a veces, simplemente para estorbar y “brillar” como
opositor.
Esas consultas superfluas, además de contribuir a entrabar el proceso
legislativo, también derrochan recursos. Asimismo,
desprestigian el mecanismo y a la propia Asamblea Legislativa, cuyos
integrantes se muestran incapaces de aceptar la voluntad de la mayoría, en
grave contradicción con el principio rector del Congreso.
Nunca ha habido mejor ejemplo de consulta
superflua que
la promovida para examinar la constitucionalidad del uso medicinal del
cannabis. El documento resultó incomprensible para la Sala IV. La perplejidad
de los magistrados se trasluce en cada razón esgrimida para rechazar la
gestión.
Más que razones, los argumentos de la Sala pueden leerse como reclamos a
la infundada consulta de Floria Segreda, Giovanni Gómez y Mileyde Alvarado, de
Restauración Nacional; Harllan Hoepelman, Ignacio Alpízar y Marolin Azofeifa,
del bloque independiente Nueva República; Otto Roberto Vargas, del Partido
Republicano Social Cristiano (PRSC); Walter Muñoz, de Integración Nacional; y
los independientes Erick Rodríguez Steller y Shirley Díaz.
[ Colegio de Médicos avala uso de cannabis medicinal ]
La resolución señala, por ejemplo, la falta de indicación específica
de los supuestos vicios de inconstitucionalidad. Los congresistas,
dice el documento, “no pueden pretender” que la Sala, por iniciativa propia,
construya un argumento para sustentar una posición contra el proyecto de ley.
Quizá el pasaje más vergonzoso es el rechazo de la Sala a la cita de
informes contra el proyecto referidos a una versión anterior, completamente
enmendada por un texto sustitutivo. Esa última versión fue nuevamente
consultada a las instituciones, pero la consulta no lo señala porque perdería
toda pretensión o apariencia de legitimidad.
La Sala también señala, para sonrojo de los legisladores, que las
observaciones debieron ser atendidas a lo largo del proceso de formación de la
ley, ya fuera para acogerlas o rechazarlas. En otras palabras, les sugirió a
los diputados hacer su trabajo con la diligencia esperada.
“Los consultantes tienen la carga de la argumentación para explicar las
dudas de constitucionalidad o convencionalidad que afectan al proyecto aprobado
en primer debate; a su vez, no resulta una pretensión adecuada remitir
expresamente los argumentos ahí señalados sin explicar los cambios sucedidos al
proyecto, para que en su lugar lo haga la Sala Constitucional”, dice la
resolución.
Los magistrados hacen bien al señalar sin ambigüedad la falta de
fundamento y los
yerros elementales de la consulta. Cuando menos, quienes utilicen el mecanismo
con fines de dilación y obstrucción deben asumir la responsabilidad ante sus
conciudadanos.
Quizá el pasaje más vergonzoso es el rechazo de la
Sala IV a la cita de informes contra el proyecto de cannabis medicinal
referidos a una versión anterior, completamente enmendada por un texto
sustitutivo. Foto con fines ilustrativos (EZEQUIEL BECERRA/AFP)