Domingo 24 de abril, 2005
San José, Costa Rica.

 

 

Son contratos para preservar el ambiente

Servidumbres ecológicas ganan terreno en el país

Nuevo modelo para tierras privadas abarca ya unas 3.000 hectáreas
Compromiso de conservar las tierras implica un plan de manejo sostenible

Melissa Arce
meliarce@nacion.com

Una nueva herramienta de derecho ambiental, llamada "servidumbre ecológica", permite que propietarios

Foto Principal: 957264

Mario Ulate visitó ayer la finca Tres Cepas (San Carlos), caso ejemplar de conciencia ambiental.
carlos hernández

privados de tierras establezcan un contrato de conservación y manejo ambiental de sus propiedades.

En el país, alrededor de 3.000 hectáreas se encuentran ya bajo esta modalidad de protección del ambiente y de uso racional de los recursos.

La coordinadora del programa Cedarena Land Trust (CLT), Andrea Meza, explicó que el modelo de servidumbres ecológicas se establece por medio de un contrato.

El propietario define el tipo de uso y la intensidad que hará en un futuro del terreno y, bajo estos parámetros, se inscribe en el Registro Público de la Propiedad.

El propósito es preservar los recursos naturales, la belleza escénica y los aspectos históricos, arquitectónicos, arqueológicos o culturales de la propiedad.

Este contrato puede establecerse por un periodo limitado o a perpetuidad. Si se realiza por medio del programa del Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales (Cedarena), este se responsabiliza de monitorear el cumplimiento de las condiciones originales o los proyectos trazados.

Compromiso real. Especialistas de Cedarena, organización sin fines de lucro, se encargan de realizar un estudio básico en el que se efectúa un diagnóstico de la riqueza natural de la propiedad.

El compromiso, especialmente casos en que se consolida a perpetuidad, es un recurso útil para que, a pesar de la venta o herencia de una propiedad, las condiciones de conservación no se puedan alterar por nuevos dueños, detalló Meza.

Ahora, 78 propiedades privadas del territorio nacional están constituidas como servidumbres ecológicas o en proceso de serlo.

Ese es el caso de 265 hectáreas de la Hacienda Tres Cepas, en San Fernando de Cutris (San Carlos), propiedad de Ignacio Sancho.

Esta hacienda combina labores de ganadería con reforestación y preservación de bosque. En Tres Cepas hay plantaciones certificadas de teca y especies nativas.

Según explicó Sancho, desde hace un año empezaron el proceso de consolidación de la servidumbre para un sector de las 1.000 hectáreas de bosque primario dentro de la propiedad. De este, un 70% es virgen, y un 30%, intervenido.

"El objetivo es desarrollar un proyecto de conservación con fines de lucro para que genere ingresos y sea una fuente de empleo local. Así se verá el fruto de la reforestación y no se deberá vender toda la madera de la zona", explicó Sancho.

Uno de los proyectos de mediano plazo es un modelo agroecoturístico con cabalgatas, caminatas y una experiencia del trabajo de finca: ordeño y plantación de árboles maderables, entre otros.

Formalización

En Costa Rica, el establecimiento de servidumbres ecológicas se consideró por primera vez en 1992. Nunca se había considerado antes en América Latina.

La primera iniciativa inscrita como servidumbre fue un terreno de dos hectáreas de Roberto Wells (La Unión, Cartago).

No todos los casos son iguales. El monto que se paga por el diagnóstico, la constitución de la servidumbre y la vigilancia varía de acuerdo con la propiedad y la cantidad de fincas inscritas.

La inversión inicial es de unos $2.000 con una inversión de seguimiento de $400 por hectárea.