
La
verdadera justicia
Un ciudadano no es
virtuoso porque tenga deberes, sino porque los cumple; un gobernante, también
Helena María Fonseca Ospina. Hace 12 horas
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Justicia (del latín iustitia), según el Diccionario
de la lengua española, es un principio moral que consiste en dar a
cada uno lo que le corresponde o pertenece.
No es un valor genérico: se dirige a todas las personas singulares o
colectivas. No es repartir, sino respetar. Busca satisfacer el derecho de todos
y llegar a cada uno.
La reflexión clásica, expresada en la filosofía griega y el derecho
romano, considera la justicia en referencia directa a las relaciones en el seno
de la sociedad. Es una virtud y, por ende, un bien social.
Los griegos llamaban a las virtudes excelencias y los
latinos, fuerzas. Una sociedad justa es una sociedad
excelente, una sociedad fuerte. Un ciudadano no es virtuoso porque tenga
deberes, sino porque los cumple. Un gobernante, también.
La justicia no está para ser debida, sino para ser ejercida; por ello,
se mueve en el plano del cumplimiento. La justicia no «cumple y miente».
Temis, la diosa griega del orden, inspiró la estatua de la Justicia. En
la antigua Roma le llamaron Iustitia. Desde tiempos romanos la representaron
como una mujer con los ojos vendados que esgrime con su mano derecha la espada
y en la izquierda, la balanza.
La venda en los ojos le impide favoritismos. La espada simboliza la
fuerza inflexible de la letra de la ley (dura lex, sed lex); la balanza,
el equilibrio, el razonamiento y la búsqueda de la justicia.
Cometidos de esta noble dama: procurar lo justo, basarse en hechos,
medirlos y dictar sentencia con autoridad. Ejecutar su misión. Pero hechos y
derechos no siempre caminan juntos. Los actos no siempre son rectos, y quienes
esgrimen la espada pueden entregarla.
Pervertido el derecho, pervertida la justicia, pues es su objeto: lo
recto (del latín directus). El terreno de la injusticia es el de
los actos que lesionan las relaciones humanas porque perturban el orden social.
Lesionan el derecho.
Un hijo de la justicia es el bien común: el fin de la sociedad. Un bien
que une. Tiene un carácter moral, pues trata con personas. No se reduce a
ventajas o utilidades.
Se afirma que el bien común constituye el criterio principal para juzgar
el ejercicio de la acción política y, en particular, la acción del gobierno,
que debe orientarse hacia él como aquello que la justifica.
Desvío de dinero, abuso de poder, sobornos, tráfico de influencias,
evasión fiscal, extorsión… Corruptio optimi pessima: la
corrupción de lo mejor es lo peor. ¿Dónde estás noble dama? ¿Dónde estás
Justicia?
La autora es administradora de negocios.