El
matrimonio entre personas del mismo sexo entró en vigencia el 26 de mayo del
2020. Foto: Philip FONG / AFP
PaísTras un año de
aprobado el matrimonio igualitario
Juzgado
de Familia de Desamparados casó primera pareja de mujeres
Por Daniela Muñoz Solano | danielavms@gmail.com
14 junio, 2021
“Las cosas han cambiado mucho, para
bien. Ahora, cada vez que casamos una pareja del mismo sexo en el juzgado, todo
el mundo aplaude", dijo la jueza Mauren Solís.
El pasado 7 de junio,
sólo unos días después de que se conmemorara el primer aniversario de la entrada
en vigencia del matrimonio igualitario en Costa Rica, la jueza Maureen Solís
realizó el primer matrimonio entre mujeres que se tramita en el Juzgado de
Familia de Desamparados.
Se trató de dos
mujeres “ya grandes”, explicó Solís, con varios años de convivencia y un claro
proyecto de vida.
“Las cosas han
cambiado mucho, para bien. Ahora, cada vez que casamos una pareja del mismo
sexo en el juzgado, todo el mundo aplaude, chifla y se les agúan los ojos; los
funcionarios y las personas que andan haciendo trámites, siempre es un ambiente
muy festivo”, comentó la jueza.
Hace poco más de un
año, el 26 de mayo del 2020 -justo el día en que entró en vigencia la
inconstitucionalidad de la norma del Código de Familia que prohibía matrimonios
entre personas del mismo sexo- Solís celebró el primer matrimonio entre dos
hombres que se realizaba en un Juzgado de Familia.
La jueza informó que
este es el cuarto matrimonio entre personas del mismo sexo que se realiza en
ese Juzgado, pero es apenas el primero entre mujeres. Además, tramitaron el
divorcio de una pareja de dos hombres, que se habían casado fuera del país años
antes.
“Alguna gente creía
como que toda la gente LGBT iba a salir corriendo a casarse y divorciarse, pero
no, hemos visto que las parejas que se casan más bien lo piensan mucho y tienen
ya un proyecto de vida claro en común, ¡los que se casan y se divorcian a cada
rato son los heterosexuales!”, dijo entre risas.
Años atrás, comentó
la magistrada, algunos funcionarios eran resistentes a realizar trámites para
parejas integradas por dos hombres o dos mujeres, e incluso se oponían al
matrimonio igualitario. «Habían miradas o gestos», dijo. Ahora, sin embargo, es
este mismo personal el que aplaude y vitorea cuando estas parejas contraen
matrimonio e incluso, a veces ofician o sirven de testigos.
“La educación es la
clave”, dijo Solís. Para ella, tanto la normalización de los matrimonios entre
homosexuales o lesbianas en lo cotidiano, como la capacitación en derechos
humanos que se ha implementado en el Poder Judicial han servido para “cambiar
mentes y corazones”. Así, afirmó, hoy el funcionariado público puede garantizar
el cumplimiento de los derechos de todas las personas por igual.
La jueza destacó la
importancia de que se mantengan estos procesos formativos y advirtió sobre la
llamada “objeción de conciencia”, que podría incluirse en la Ley Marco de
Empleo Público, pues considera que podría constituir una barrera para que todas
las personas accedan a sus derechos, con base en prejuicios basados en la etnia,
color de piel, orientación sexual, religión, etc.