Fernando Cruz el martes 6 en la juramentaci—n para su tercer per’odo como magistrado de Sala Constitucional, en la œltima sesi—n del Congreso, antes de mudarse al nuevo edificio. (Foto: Asamblea Legislativa).

Pa’sSala Constitucional

El enjambre pol’tico del 2020 tampoco tumba a Fernando Cruz

 Por çlvaro Murillo | alvaromurillo@ucr.ac.cr

 7 octubre, 2020

El magistrado de la Sala Constitucional y actual presidente del Poder Judicial logra la segunda reelecci—n tras una sesi—n legislativa confusa que hizo recordar los apuros de ocho a–os atr‡s.

El magistrado Fernando Cruz volvi— a superar el filtro del Congreso y fue reelecto esta semana, a pesar de las cr’ticas de un sector pol’tico considerable; pero parece que en su destino no caben las elecciones tranquilas.

Esta vez fue una sesi—n legislativa confusa y llena de cuestionamientos procedimentales, en fechas de alta combusti—n social, la que deriv— en la votaci—n que permiti— al abogado de 71 a–os permanecer como miembro de la Sala Constitucional. En la Corte Suprema de Justicia ejerce como factor de equilibrio en el cargo de presidente, desde la crisis que deton— en el Poder Judicial en 2017 por el ÒcementazoÓ.

El grupo de diputados opuestos a la reelecci—n logr— 29 votos, por lo que les faltaron nueve para el m’nimo establecido por la ley para evitar la continuidad de un magistrado. Veinticinco legisladores se manifestaron de acuerdo en que Cruz continœe en la Corte, a pesar de cuestionamientos parciales por la indisposici—n a medidas de austeridad en el Poder Judicial, en el contexto nacional de crisis financiera.

Cruz comienza su tercer per’odo como magistrado, a pesar de la incertidumbre por la fragilidad de las l’neas de partido, aquellas que hace dos dŽcadas funcionaban como troqueles para elegir a los altos miembros del Poder Judicial y que, en tiempos recientes, se han debilitado por la ruptura del bipartidismo y la erosi—n de los liderazgos, incluso en las agrupaciones del nuevo siglo.

Para mayores dudas, la votaci—n hab’a perdido cualquier posibilidad de realizarse de manera pœblica. El formato de elecci—n secreta, con boletas sin nombres —a pesar de las interpretaciones constitucionales y de la presi—n de sectores acadŽmicos, prensa y sociedad civil— acaba de aplanar el camino para los legisladores que no quisieran tener que poner el rostro delante del voto en contra de Cruz. Ya sea por considerarlo demasiado estatista, a ratos irreligioso, inclinado hacia los sindicatos judiciales, pro sistema, o simplemente porque se creyera que 24 a–os es demasiado para una persona en el cargo de magistrado que, adem‡s, se atrevi— a considerarse miembro de la clase media y no de la Žlite del sector pœblico.

Al final la jornada result— favorable para el magistrado recordado por sus posiciones como el rechazo al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, fallos de corte ambientalista, el voto por el matrimonio igualitario y posiciones en defensa de la independencia judicial.

TRES DIPUTADOS ÒCOLADOSÓ

En esta ocasi—n el oficialismo m‡s bien favorec’a la reelecci—n, pero no era suficiente. El dictamen positivo de la Comisi—n de Nombramientos, un‡nime en favor de la reelecci—n, no parec’a ser un pron—stico de lo que pasar’a en plenario, sino un relevo de la controversia para que los cuestionamientos se dieran entre la totalidad de los legisladores, distinto a lo que ocurri— en junio de 2019 con la reelecci—n del magistrado Paul Rueda, tambiŽn miembro de la Sala Constitucional.

Pero faltaba el elemento sorpresivo. Tras una intervenci—n del socialcristiano Pedro Mu–oz en contra de la reelecci—n, a las 11 a. m. del lunes 5 de octubre, el diputado presidente del Congreso, Eduardo Cruickshank, dict— el Òsuficientemente discutidoÓ, orden— cerrar las puertas del plenario y cont— 53 diputados presentes. Afuera hab’an quedado la oficialista Catalina Montero (a favor) y tres diputados, cuyo voto parec’a claro contra Cruz: el independiente Eric Rodr’guez y los liberacionistas Franggie Nicol‡s y Gustavo Viales, secretario general de Liberaci—n Nacional.

Cruickshank, dudoso, dio las instrucciones para votar en secreto. En la transmisi—n en YouTube, con micr—fonos apagados, se vio inquietud entre algunos diputados liberacionistas, con el jefe de fracci—n Luis Fernando Chac—n hablando por telŽfono, hasta que tres minutos despuŽs entr— Viales por el costado. Convers— algo con compa–eros de bancada, incluido Carlos Ricardo Benavides, quien ocho a–os atr‡s ocupaba el cargo de Ministro de la Presidencia cuando los propios diputados oficialistas del momento aseguraban que el prop—sito de sacar a Cruz ten’a respaldo de Zapote. Cinco minutos despuŽs, ya cuando las boletas estaban repartiŽndose, ingresaron Nicol‡s y Rodr’guez Steller por el mismo atajo de Viales. Ya no hab’a 53 presentes, sino 56, mientras desde la barra de prensa Catalina Montero ve’a con extra–eza como sus tres compa–eros, que hace hace diez minutos estaban con ella afuera, ahora eran parte de la sesi—n.

Entonces se ve a los oficialistas V’ctor Morales, Enrique S‡nchez y Paola Vega se–alando con el dedo a los diputados de ingreso furtivo. Cruickshank tambiŽn percibe que los nœmeros no calzan y pide verificar. Desde el fondo JosŽ Mar’a Villalta camina hacia el frente y ya todos saben que algo pas—.

ÒVan a tener que salirÓ, dice el presidente con un tono de decepci—n. El jefe del PLN volv’a a tomar el telŽfono y ya nada se parec’a a una sesi—n formal del Congreso, con se–alamientos, reclamos y excusas. Franggie Nicol‡s explicaba a Cruickshank que entr— por detr‡s al plenario, pero que fue inocentemente. A su lado, el liberacionista Luis Antonio Aiza (tambiŽn miembro de la bancada que en 2012 intent— evitar la reelecci—n de Cruz) ve’a c—mo se iban por la borda las cuentas de los œltimos d’as. TambiŽn su copartidario Wagner JimŽnez merodeaba el escritorio presidencial. ÒPor favor un poco de ordenÓ, imploraba Cruickshank, como un profesor de colegio.

DESENLACE Y DESAFêOS EN LA CORTE

Empezaron a escucharse en el micr—fono los reclamos de varios legisladores, incluidos del bloque Nueva Repœblica que, segœn sondeos previos, barajaban votar por Fernando Cruz para abrir espacio a otro magistrado de mayor cercan’a con grupos religiosos; uno que jam‡s hubiera votado a favor del matrimonio igualitario como lo hizo Žl.

Esto descolocaba los pron—sticos, mientras ningœn legislador del PLN conden— la presencia indebida de su secretario general ni de su compa–era Nicol‡s, quien acept— haber entrado tarde y ofreci— salirse del plenario para que se repitiera la votaci—n. Viales ni habl— ni se sali—. Tampoco Rodr’guez Steller. Los dados con la votaci—n por Cruz segu’an en el aire y los que lo apoyaban tampoco estaban seguros de ser suficientes. A tres cuadras de ah’, el Poder Judicial esperaba saber si su presidente continuaba o no.

Pasada la reprimenda de Cruickshank por ese Òingreso fraudulentoÓ, se repiti— la entrega de boletas y a votar, ahora con dos diputados presumiblemente opuestos a Cruz. ÒEn consecuencia, queda reelecto el magistrado Cruz CastroÓ, sentenci— el presidente legislativo y anunci— la juramentaci—n para la ma–ana siguiente.

ÒEl magistrado m‡s social de los 22Ó, como coincidieron dos de ellos, podr‡ continuar en su silla de la Sala Constitucional, aunque est‡ por verse si mantiene la Presidencia del Poder Judicial en medio del enfrentamiento de tendencias de los miembros de la Corte Suprema, con una serie de tareas m‡s complejas que la votaci—n legislativa para reelegirse, aunque menos din‡micas.

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