Funcionarios
judiciales se internan en reserva indígena para entregarle pensión a madre
soltera
Recorrieron 65 kilómetros por camino peligroso en
zona montañosa
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net
| Viernes 10 abril, 2020 02:28 pm
Más de dos horas después, los
empleados judiciales encontraron la casa de la familia a la que entregarían la
pensión alimentaria. Cortesía / La República
Dos
funcionarios judiciales se internaron en la comunidad indígena Yauvin de
Cabagra, en Buenos Aires de Puntarenas, para entregarle los recursos de la
pensión alimentaria a una madre soltera.
La acción
le evitó a la beneficiaria el tener que desplazarse 14 horas a pie, por una
quebrada y peligrosa zona montañosa, para poder recibir los recursos, debido a
que el servicio de autobús está suspendido.
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La
entrega se hizo efectiva este miércoles 8 de abril, dos días después de que el
padre del menor depositara el aporte en el Juzgado Contravencional de Buenos
Aires, para no incumplir con su obligación ante el cierre de la sucursal del
Banco de Costa Rica, durante esta semana.
Tras
recibir los recursos, el juez contravencional Danny Gutiérrez y la coordinadora
judicial Guaira Camacho, intentaron comunicarse con la madre a los números
registrados, pero les fue posible.
“Lo
intentamos lunes y martes y no fue posible ubicarlos porque no nos entraba la
llamada, por lo que decidimos pedir un vehículo para ir a dejarles el dinero
para que pudieran atender sus necesidades básicas (…) debemos recordar que
Buenos Aires es el segundo cantón más pobre del país”, comentó Gutiérrez.
Se fueron
bajo el riesgo de no encontrarlos porque no sabíamos si iban a estar o si iban
a dar con la dirección.
Así
recorrieron 65 kilómetros en un estrecho camino donde solo cabía el vehículo y
no daba opción de arrepentirse, pues era imposible dar vuelta al tener un
paredón a un lado y un guindo al otro, contó el juez Gutiérrez.
La
travesía en un vehículo con tracción en las cuatro ruedas les tomó más de dos
horas para llegar hasta la casa de la madre y varias experiencias en el camino.
Una fue
que los vecinos de la comunidad indígena cerraron la calle para evitar el
ingreso de visitantes, como medida de prevención ante el Coronavirus, por lo
que hubo que negociar para que les permitieran continuar.
Otra fue
el tener que ir preguntando la dirección a las pocas personas que se
encontraron en el camino, apegados fielmente al protocolo de salud ante el
Coronavirus de mantener la distancia ya que no llevaban mascarillas pues
prefirieron dejar el poco equipo disponible a los compañeros que están
atendiendo usuarios.
Al final
la recompensa fue inmensa, pues no solamente dieron con la dirección sino
además recibieron la gratitud de la familia beneficiaria.
“La
alegría de esa familia valió la pena el esfuerzo que realizamos; es algo que lo
volvería a hacer, porque nuestro trabajo es servirles a todos los usuarios”,
comentó el juez.