Operativo judicial inŽdito propina al gobierno de Alvarado su mayor golpe (hasta ahora)

El Òcaso UPADÓ deja al mandatario a expensas del Poder Judicial y del Legislativo, en situaciones que ni siquiera pensaron quienes hace dŽcadas hicieron las leyes. El costo ya salta a la vista, pero el proceso apenas empieza.

byçlvaro Murillo Mar 03, 2020 23:06pm

Manifestantes en la Asamblea Legislativa durante la comparecencia del ministro de la Presidencia, V’ctor Morales, por el caso UPAD. (Foto: Miriet çbrego)

Alas 3 de la madrugada del viernes 28 de febrero, los magistrados de la Sala Penal dieron el ÒokÓ para que el Ministerio Pœblico ejecutara un operativo judicial inŽdito para un Gobierno en Costa Rica.

Cinco horas despuŽs, una fila de agentes policiales con chaleco antibalas y el arma reglamentaria entr— a la sede de la Presidencia de la Repœblica; mientras, detr‡s de la cinta amarilla con el r—tulo ÒOIJ. Prohibido el pasoÓ, otra hilera de periodistas documentaba un allanamiento que habr’a resultado imposible hace unos a–os y que ahora coloca al Gobierno de Carlos Alvarado en peor momento desde mayo del 2018.

El Òcaso UPADÓ, como se llamar‡ probablemente por muchos a–os al esc‡ndalo de la Unidad Presidencial del An‡lisis de Datos que cre— Alvarado sobre dudosas bases de legalidad, es motivo de una investigaci—n judicial que tiene como principal sospechoso al propio mandatario por los supuestos delitos de prevaricato y violaci—n a datos confidenciales. Lo mismo su ministro de la Presidencia y principal escudero, V’ctor Morales Mora, quien asumi— el puesto hace solo siete meses y ya hay diputados de oposici—n que piden su cabeza.

El mandatario y el ministro debieron entregar a las autoridades judiciales su telŽfono celular de uso personal para que le sean revisados todos los archivos y sus comunicaciones, pero esto es solo uno de los extremos del caso. De fondo est‡ el derrumbe de una confianza de un Gobierno que, de por s’, no ha estado en niveles siquiera aceptables, sumado a la pŽrdida en el margen de maniobra frente a otros actores pol’ticos, sean partidos, figuras particulares o grupos de presi—n

El operativo policial que comenz— el viernes pasadas las 8 a. m. se extendi— por 32 horas y abarc— diez recintos donde operaban las ocho personas investigadas: el presidente Alvarado, el ministro Mora, el viceministro de Planificaci—n, Luis Daniel Soto, y cinco asesores presidenciales de quienes no se sospecha de prevaricato, pero s’ de abuso de autoridad y de violaci—n de datos confidenciales de las personas.

Los magistrados de la Sala Penal, erigidos como jueces por tratarse de sospechas sobre el Presidente, acompa–aron a la jefa del Ministerio Pœblico, Emilia Navas, quien ahora tendr‡ que dedicar cientos de horas a revisar prueba digital bajo un marco legal arcaico que –reconoce ella– fue creado dŽcadas atr‡s, cuando se pensaba imposible situaciones como estas.

Se trata del Jefe de Estado sometido a procesos en los poderes Judicial y Legislativo con un ’nfimo margen de influencia, teniendo que entregar hasta sus conversaciones ’ntimas para que le sean auscultadas. Alvarado queda, as’, expuesto a magistrados elegidos por fuerzas ajenas y con una Asamblea Legislativa donde solo el 15% de las curules son oficialistas. Eso no ocurr’a antes, como tampoco exist’an las tecnolog’as digitales que permitieron almacenar quiŽn sabe quŽ bases de datos en Presidencia o las que hicieron posible que la poblaci—n conociera a esa UPAD, que por casi cuatro d’as existi— formalmente sin que nadie siquiera chistara.

As’ fue: el diario oficial La Gaceta public— en su edici—n del 17 de febrero un decreto presidencial para crear la UPAD y formalizar la labor trabajo que desde 2018 hac’an tres profesionales bajo el ala de confianza del mandatario. Esto lo recogi— un usuario de la red social Twitter que interactu— ah’ con el conocido economista y pol’tico Eli Feinzaig el 20 de febrero; le hizo ver sus objeciones al decreto cuyo contenido un d’a despuŽs lo amplific— el medio digital CRHoy; tras la publicaci—n, diputados opositores reaccionaron con enojo y cuatro abogados –incluido el excandidato presidencial Juan Diego Castro– corrieron a denunciar ante el Ministerio Pœblico. El decreto lo derog— Alvarado solo horas despuŽs de difundido, ese mismo viernes 21, pero ya nada evitaba el esc‡ndalo.

La Presidencia despuŽs dijo que en el decreto fallido cometi— un error al mencionar la posibilidad de que la UPAD maneje datos confidenciales, pero que en el fondo esta oficina es un esfuerzo necesario para desarrollar pol’ticas pœblicas de manera m‡s precisa y tomar decisiones que crea oportunas, como identificar a los maestros de instituciones pœblicas que durante su huelga del 2018 salieron del pa’s y aplicarles sanciones. TambiŽn el Presidente, Morales y la ministra de Comunicaci—n, Nancy Mar’n, han reiterado que jam‡s se han utilizado datos confidenciales, pero gana la sospecha pœblica y la sentencia en contra, pues varios diputados aseguran que los delitos ya est‡n cometidos y ahora solo claman por consecuencias.

La fiscal Navas asegura que este es ahora un caso prioritario para ella: ÒSe va a manejar con prioridad por una raz—n exclusiva, que los delitos que se est‡n investigando est‡n sancionados con pena de prisi—n de tres a–os y eso significa que el plazo de la prescripci—n es muy cortoÉ Tenemos poco tiempo para trabajar la investigaci—n, traer la prueba y tomar una decisi—nÓ, explic— en conferencia de prensa la Fiscala General, quien este 12 de marzo cumple un a–o desde que fue nombrada en ese cargo, como una de las consecuencias del caso ÒcementazoÓ.

Los supuestos delitos, sin embargo, no habr‡n prescrito aœn en mayo del 2022, cuando Alvarado deje de ser Presidente y pierda la inmunidad propia de su rango presidencial, por lo que se someter’a a las reglas procesales comunes. Aunque para eso falta m‡s de la mitad de un Gobierno presionado por las finanzas pœblicas y el desempleo, faltan discusiones chispeantes como la ley de Empleo Pœblico, falta una campa–a electoral de sorpresas garantizadas y faltan numerosas decisiones que deber‡n tomar el mandatario para mantenerse a flote.

En juego est‡, como lo estuvo durante el ÒcementazoÓ, la salud del sistema institucionalidad de Costa Rica; quienes critican fuerte al Gobierno, quienes defienden la UPAD y quienes intentan colocarse en un punto medio llaman a darle una justa dimensi—n a los hechos (y a las opiniones), como si alguien pudiera saber cu‡l es esa justa dimensi—n.

Lo irrefutable es que esto nunca antes hab’a ocurrido. S’ hubo secuestro de documentos en oficinas de Casa Presidencial o investigaciones que no llegaron a m‡s contra un mandatario activo (Luis Guillermo Sol’s con el ÒcementazoÓ), pero nunca un operativo de decenas de oficiales olfateando cada esquina de interŽs en la sede del Gobierno durante m‡s de un d’a y rebuscando incluso en el veh’culo de uso del gobernante por si ah’ hab’a algœn otro aparato que almacene informaci—n y Žl no lo hubiera entregado.

Puede haber nuevos allanamientos, nuevas pruebas o la modificaci—n de los delitos que se investigan, advirti— la fiscala Navas. El proceso judicial no ser‡ expedito y acompa–ar‡ –como una sombra– buena parte del mandato que le resta al presidente, si no todo.

Lo mismo ocurrir‡ con la investigaci—n pol’tica que se desarrolla en la Asamblea Legislativa, el mandatario deber‡ comparecer ante una comisi—n especial investigadora como ya lo hizo su ministro Morales, quien reiter— la aceptaci—n del ÒerrorÓ pero rechaz— responsabilidad alguna sobre la creaci—n o coordinaci—n de la UPAD. Sus profesionales a cargo de recolecci—n y an‡lisis de datos comenzaron a trabajar cuando el actual ministro de la Presidencia era solo un diputado m‡s y Rodolfo Piza ocupaba este cargo, segœn la cronolog’a de los hechos publicados hasta ahora.

Diego Fern‡ndez, AndrŽs Villalobos y Alejandro Madrigal son los tres profesionales que se han desempe–ado en las funciones de la UPAD hasta ahora, sin que esta existiera formalmente. Su trabajo responde directamente al despacho presidencial, coordinado por su jefa Felly Salas, mujer de confianza del mandatario. Estas cuatro personas aparecen como sospechosas en el expediente nœmero 205434042-PE que lleva el Ministerio Pœblico por este caso, junto a dos abogados consejeros legales. Uno de ellos es Luis Salazar Mu–oz, quien renunci— a la plaza en Presidencia esta misma semana y est‡ en espera de que Alvarado le confirme si lo mantiene como comisionado para asuntos LGTBI, uno de los puntos adicionales de cr’tica contra el Ejecutivo.

Todos ellos, incluido Alvarado, est‡n en la lista de 22 personas que deber‡n someterse a la interpelaci—n de la comisi—n de diputados que investiga el caso, segœn lo que aprobaron este martes por la ma–ana. El programa est‡ pendiente de definirse, pero apunta a alargarse por varios meses y condicionar las negociaciones pol’ticas durante todo este 2020.