Juramentación de Jueces y Juezas de la República

Mag. Fernando Cruz Castro
Presidente, Corte Suprema de Justicia
Tribunales de Justicia de San Ramón
15 de mayo de 2019

Mag. Fernando Cruz Castro
Presidente, Corte Suprema de Justicia

Me complace dirigirme a ustedes hoy, con motivo de este importante acto en su juramentación como juezas y jueces de la República.

Esta ocasión debe ser un motivo de reflexión, no sólo para ustedes, sino también para todas las personas que les han ayudado a hacer realidad de sus metas, en primer lugar la sociedad costarricense propicia su preparación profesional en un ambiente de paz y progreso.

Tantas personas que han contribuido a que ustedes alcancen esta meta. Además, adquieren una gran responsabilidad al asumir el ejercicio de un cargo tan importante dentro de la institución y un compromiso trascendental para el país, porque la democracia se nutre de jueces independientes y probos, que asuman sus deberes con mucha responsabilidad.

La labor de interpretación y aplicación del Derecho no sólo contribuye a la resolución pacífica de los conflictos que surgen entre las personas, sino que también permite concretar los valores fundamentales de un Estado Constitucional de Derecho. Jueces que sin presiones, sin prejuicios, resuelven lo que estiman justo en el caso concreto.

La labor judicial en general, es una tarea esencial para lograr la credibilidad de la ciudadanía en las instituciones públicas creadas para el bien común, por eso las juezas y jueces que la realizan deben caracterizarse no sólo por su amplio y profundo conocimiento del Derecho, sino por cualidades óptimas que reflejan valores éticos y sociales para que en cada caso se haga justicia, que en cada caso se fortalezca la confianza y el prestigio que corresponde a la judicatura.

Quienes ejercemos la labor jurisdiccional debemos poseer, desde luego, un amplio conocimiento de la Constitución, las leyes y la normativa internacional, así como de las otras fuentes del Derecho como los principios generales, la costumbre, la doctrina y la jurisprudencia y tenemos la exigencia de un constante y riguroso estudio para su actualización.

El conocimiento es importante, fundamental, pero se requiere algo más que el conocimiento del derecho, se requiere del juez una sensibilidad para comprender el entorno social y político, para tener conciencia de la relevancia de sus decisiones en cada caso. Resolver el caso conforme a sus méritos y sintonizar, hasta dónde es posible, la justicia y la equidad que merece el caso en particular.

También es importante que la persona juzgadora posea una incuestionable vocación profesional, dedicación al trabajo, imparcialidad en sus decisiones, ajustarse a los valores éticos que orientan el quehacer judicial, evidenciando un profundo respeto hacia los que son objeto del juzgamiento, así como un gran respeto a la ciudadanía en general.

Buscar la verdad de los hechos y lograr la justicia, no es asunto fácil, porque siempre encuentra intereses, pasiones y poderes que desearían una decisión diferente. Aplicar la justicia tiene sus sin sabores, en algunas ocasiones. A veces la justicia de la mayoría no es la del caso concreto.

En este día tan importante, ustedes asumen el compromiso de cumplir con rigurosidad los deberes del cargo, conocer y respetar la normativa interna del Poder Judicial, aplicar las políticas institucionales que procuran el acceso a la justicia de todas las personas, y tener siempre presente que la administración de justicia es un servicio público que se debe brindar conforme lo exige un estado social y democrático de derecho, asumiendo los deberes de un juez independiente, respetando el ideario que contiene la Constitución Política y aplicando en su mejor expresión, el contenido de los derechos individuales y sociales sobre los que se sustenta nuestra democracia. Tienen la obligación de ejercer su función con independencia y garantizar una justicia pronta, cumplida y de calidad, propiciando en su labor la confianza que requiere la función judicial en una democracia.

La función que deben asumir, no es fácil, porque también deben vencer muchos obstáculos para resolver los litigios, el horario de trabajo, puede que no sea suficiente en algunas ocasiones. No son jueces de horario, son jueces para la construcción y defensa de una convivencia justa y democrática. En cada acto que ustedes resuelven, está de por medio el prestigio y la confianza que exige el quehacer jurisdiccional. No es fácil, por ello, la tarea que a partir de hoy se les encomienda, sus actuaciones serán siempre asociadas a la institución para la cual laboran, de manera que tienen la responsabilidad adicional de ser representantes del Poder Judicial, así edifican la imagen de la justicia que tenga la ciudadanía.

El juez no debe -NUNCA- ceder ante ninguna tentación que pueda interponerse en su objetivo de ser un profesional intachable, de no defraudar la confianza que le brinda el Estado constitucional a sus jueces.

Tenemos un ineludible compromiso con valores esenciales, tales como la transparencia, la participación ciudadana, la democratización interna, la probidad, la celeridad y el fortalecimiento de la independencia judicial, no sólo en el juzgamiento, sino también como factor de equilibrio en el diseño de los poderes del Estado. Estos objetivos deben fortalecerse, sin ignorar que el sistema judicial ha alcanzado un notable progreso en temas trascendentales.

La transparencia es el mejor aliado de la justicia. Someterse con humildad a la evaluación de los resultados y a la rendición de cuentas, pero sin claudicar en la defensa de su independencia en el caso concreto. Rendición de cuentas, pero sin claudicar a su independencia en el caso concreto. Las influencias externas o internas, no deben ser admitidas por los miembros de la judicatura.

El presente año se conmemora el 70 aniversario de la promulgación de nuestra Constitución Política, la cual prevé a la “independencia judicial” como uno de sus principios fundamentales, en el espíritu indicado por don José Figueres Ferrer en su discurso durante el Desfile de la Victoria en 1948 cuando indicó que “(…) En primer lugar nosotros debemos ver que no se sacrifique nada, en la Segunda República, de lo mucho bueno que tuvo la primera. Muy en especial debemos heredar dos joyas preciosas de igual valor, el derecho del sufragio electoral y a la independencia del Poder Judicial. Esas dos prendas tienen entre sí la relación curiosa de que cuando un país se degenera, la del sufragio es la primera que se pierde. La otra, la majestad de la justicia, tras un largo proceso de derrumbe de valores, viene a ser la última perdida”.

La democracia requiere jueces y juezas independientes y honestos que asuman sus deberes con responsabilidad, objetividad y con apego a nuestro ordenamiento jurídico.

Tenemos que defender una herencia de independencia, corrección y moderación. La que construyeron jueces como Ulises Odio Santos, Fernando Coto Albán, Miguel Blanco Quirós y Luis Paulino Mora Mora y otros que llenarían muchas páginas de gestos y actitudes que corresponden a los jueces prudentes, pero independientes.

Hay muchas amenazas para la independencia del juez, por lo que ahora más que nunca es necesario contar con jueces con carácter, ímpetu y valientes. Jueces con independencia para emitir su criterio jurídico, el poder explicarlo de tal manera en las resoluciones, pero además responsables y dispuestos para cumplir con las directrices para una mejor gestión.

Estas metas no se pueden lograr sin el consenso, apoyo y trabajo arduo de todos ustedes. Confío que reconocerán la urgencia social de que asumamos la responsabilidad de fortalecer al Poder Judicial, para consolidar una administración de justicia costarricense que sea cada día más democrática, transparente, eficiente e incorruptible.

Velar por una justicia que no sólo sea vista como un servicio público, sino comprometida con la construcción de la democracia y el respeto de los derechos humanos.

Nos recuerda el filósofo Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”. Claro, la excelencia es un hábito, es una costumbre ver el rostro de quienes juzgamos, es una costumbre hacer que nuestras decisiones sean siempre con independencia y sin arrastrar temores. La continuidad de la sensibilidad para comprender el drama que vive el que es sometido a juzgamiento. Que el optimismo y la serenidad guíen su labor. Que hagan el máximo esfuerzo para que la justicia no sea precipitada, pero que sea pronta y de calidad.

Procederemos a continuación a la juramentación, para lo que les insto a ponerse de pie:

-¿Juráis a Dios y prometéis a la Patria, observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes de vuestro destino?

-Sí, juro-.

-Si así lo hiciereis, Dios os ayude, y si no, El y la Patria os lo demanden.

Señores jueces y señoras juezas de la República de Costa Rica, han asumido y prometido la defensa de la Constitución y de la ley. La sociedad costarricense espera mucho de ustedes y tiene la confianza de que cumplirán todas esas expectativas.

Muchas gracias

Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Melania Chacón Chaves
Licda. Sandra Castro Mora
Lic. César González Granados
Licda. Mónica Chavarría Bianchini
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