Imagen con fines ilustrativos.

César González Granados
Periodista y gestor de redes sociales

Las sanciones comerciales que Estados Unidos ha impuesto a varias empresas tecnológicas chinas abre el debate sobre la tecno geopolítica, y descubre un negocio que fácilmente superaría los $.1.400 millones de dólares en los próximos años, y que tanto Estados Unidos, como Europa y Asia se quieren repartir.

Imagínese un mundo donde todo esté conectado. Todo, desde la camiseta que anda puesta hasta el florero en donde tiene su planta favorita podría comunicarse con usted, compartirle datos sobre su salud, el clima, su biometría, o cómo van las cosas por la casa.

Imagínese entrando a una tienda y que de antemano sepan qué recomendarle. Imagínese implantes en sus órganos, compartiendo información en tiempo real sobre su salud con usted y su médico especialista.

Imagine que cada bombilla, cada grifo y cada cerradura y electrodoméstico de su casa esté conectado a Internet.

Este enorme potencial es lo que precisamente se promete con la red 5g: el nuevo estándar en telecomunicaciones en el ámbito global, cuyo control se disputan China, Estados Unidos y Europa.

Por el momento, China es el país que más adelantos tiene en esta tecnología. Estimaciones conservadoras señalan que van dos años adelante al resto de la competencia, y que incluso podrían establecer una red operativa y funcional con esta tecnología el año que viene.

Por otra parte, Ericsson y Nokia prometen implementar la tecnología necesaria para sumarse a esa revolución en los próximos años. Ya existen una serie de patentes y aparatos destinados a hacer posible este enorme tráfico de datos que dará pie al Internet de las cosas.

En Estados Unidos, gigantes como Qualcomm e Intel no quieren quedarse atrás en el desarrollo de estas tecnologías.

Sin embargo, se estima que ya China cuenta con contratos para el desarrollo de redes 5g en más de 25 países. Si estas estimaciones son correctas, solamente las marcas Huaweii y ZTE tendrían acumulado el 40% del mercado global para estas conexiones.

Se espera que el 30% de todas las conexiones a Internet sean a través de tecnologías 5g para el año 2025, y que esto afecte enormemente las tecnologías y la industria del entretenimiento, impulsando el desarrollo de la realidad virtual y la realidad aumentada, mejorando la calidad de imagen y sonido y transformando por completo las experiencias de los videojuegos y de las películas en el hogar. El negocio, sólo durante los primeros años, rondaría los 1,400 millones de dólares, aunque con la rápida adaptación de esta tecnología y su aplicación a diferentes campos, estas ganancias estimadas podrían tornarse conservadoras.

Por esta razón es que muchos especialistas se aventuran a decir que la verdadera razón de las sanciones comerciales entre gobiernos y empresas de tecnología en los Estados Unidos no es otra más que generar un espacio necesario para que los otros competidores se pongan al día con los avances técnicos desarrollados por China. Sea esta hipótesis real o no, lo cierto del caso es que el desarrollo y aplicación de esta tecnología sería de sumo beneficio para el desarrollo tecnológico y científico en todo el mundo entero, y que mas allá de los evidentes beneficios comerciales que trae consigo, los encadenamientos productivos y las oportunidades de negocios para todas las compañías involucradas son demasiado promisorias como para pensar que las sanciones o el intento de refrenar a quienes llevan la batuta se conviertan en esfuerzos sostenidos en el tiempo.