Lunes 18 de marzo de 2019
Mayor
coordinación entre policías, fiscales y jueces revierte alza en homicidios
Autoridades ingresan a
barrios más conflictivos para prevenir lucha entre bandas narco; tendencia a la
baja se mantiene este 2019
Los asesinatos sobrepasaron los 100
en los primeros dos meses y medio de este año. Aunque la cifra puede impactar,
son 22 menos que en el mismo periodo del año pasado, lo que abre esperanzas
para que el país vuelva a la tasa de naciones sin epidemia de homicidios.
Desde el 2015, Costa Rica superó la
cifra de 10 muertes por cada 100.000 habitantes, que es el tope de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) para definir si un país tiene epidemia de homicidios
o no. El año pasado la tasa fue de 11,5.
El ministro de Seguridad, Michael
Soto, y el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Wálter
Espinoza, coinciden en que la buena articulación entre cuerpos policiales, así
como con jueces y fiscales ha sido determinante para bajar estos crímenes.
Soto se muestra optimista, aunque
admite de que se trata de funciones meramente de contención pues hace falta
involucrar a otras entidades vinculadas con generación de empleo, recuperación
de espacios públicos y lucha contra la adicción de drogas, entre otros.
Para él, la presencia de la Fuerza
Pública en los barrios más conflictivos, la detección y erradicación de bandas
violentas por parte del OIJ, la acción de la Fiscalía para documentar las
acciones delictivas y las medidas de prisión dictadas por los jueces, redundan
en una mejor respuesta de seguridad para la ciudadanía.
Actualmente hay casi 16.000 privados
de libertad en los centros penitenciarios, cifra histórica, que según el
jerarca de Seguridad refleja mucha de la labor operativa de la Policía en la
calle y el compromiso del Poder Judicial en valorar concienzudamente todos los
casos.
“La presencia policial en las calles
hace que evitemos robos de vehículos, asaltos y hurtos y, por ende, impedimos
los homicidios asociados a estos. Analizamos dónde ocurren más delitos, cuáles
días de la semana, las horas de mayor incidencia, de modo que, basados en esos
datos, distribuimos el recurso policial”, dijo.
Para combatir las muertes por ajustes
de cuentas y venganzas de estructuras que pugnan por territorios del narco,
añadió, aumenta la presencia policial en esas zonas urbano marginales,
propensas a la distribución de drogas.
A manera de ejemplo citó el trabajo
fuerte que se desarrolla desde hace 15 días en las zonas de Linda Vista y Río
Azul de La Unión, así como Tirrases de Curridabat, con el fin de atacar el
aumento de homicidios en esa zona.
Otra acción tiene que ver con una
arremetida fuerte en las barriadas cada vez que el OIJ o la Policía de Control
de Drogas (PCD) erradican bandas criminales, con la idea de que, quienes viven
ahí, puedan recuperar la paz.
La intención es evitar el fenómeno
ocurrido en el 2012, cuando se desarticuló la banda de El Indio (Marco Zamora)
en Dos Cercas de Desamparados, pues al sacar a un líder que dominaba el sur de la capital, todos los mandos medios creyeron que podían ocupar su
lugar.
En aquel caso, la Policía no previó
que esos mandos tomarían el control de territorios pequeños y comenzarían a
enfrentarse a sus antiguos socios. Semejante situación provocó una explosión
criminal desde el 2013 en Desamparados y otros barrios del sur de San José.
Se evidenció la necesidad de que en
adelante, cuando se quebrase una estructura narco que controla territorios, se
iba a avisar a la Fuerza Pública para que a posteriori entrara a
normalizar esos barrios.
“No podemos estar las 24 horas en
todas las barriadas, sino que hacemos grupos o fuerzas de tarea que se van
rotando, según el análisis criminal de los problemas que van surgiendo”, afirmó
el ministro.
Bandas recientes como la de Tío, en
Hatillo; los Lara, en Sagrada Familia, y otras de Limón, como la de Pecho de
Rata, Pres, Ratón, Gato Cole, Ojos Bellos, son solo algunas de las que
motivaron acciones posteriores de la Fuerza Pública.
Según Soto, eso es de no acabar, pues
en Limón hay grupos nuevos. “Al preguntar quién es el líder, cuentan que son
personas que antes eran vendedores en búnkeres. ”Como se fue el patrón, ya el
hombre puso dos ventas o puso cinco búnkeres”, le dicen los vecinos de las
barriadas al ministro.
Igualmente, el director del OIJ,
Wálter Espinoza, considera que los esfuerzos interpoliciales entre esa entidad,
el Ministerio de Seguridad y otras instancias han dado resultados.
Unir la prevención y la investigación
constituyen para Espinoza la fórmula que empezó a dar resultados en año pasado,
al cerrar con 586 asesinatos, 17 menos que los 603 del 2017, que fue el año
récord en la historia criminalística del país.
“La detención de los cabecillas y
demás integrantes de organizaciones sumamente violentas, que traficaban drogas
y usaban el homicidio para imponer respeto a otros grupos criminales” sería
para el director del OIJ una de las principales acciones contra ese delito.
Más de la mitad en dos
provincias
De los 105 asesinatos registrados
hasta el 14 de marzo en el país, más de la tercera parte (37) ocurrieron en la
provincia de San José, seguida por Limón con 20 casos, es decir, en estas dos
provincias se concentra más de la mitad de homicidios.
Los ajustes de cuentas por drogas o
venganzas, así como las riñas personales siguen como las principales causas,
aunque también hay muertes por asaltos, líos pasionales, repeler acciones
delictivas y hasta conflictos familiares.
Uno de los puntos calientes de este
2019 es el cantón de La Unión, Cartago, donde hasta el 13 de marzo se habían
suscitado un total de ocho asesinatos, algunos por líos de drogas, asaltos y
hasta muertes por error.
Otras zonas
Hay tres provincias (San José, Limón
y Alajuela) que desde el 2015 constituyen el bloque con más asesinatos, luego
se alternan en el cuarto y quinto lugar Cartago y Puntarenas, mientras que las
de menos homicidios han sido en los últimos cinco años Heredia y Guanacaste.
Casi la totalidad de los fallecidos
son personas en edad productiva, la mayoría entre los 18 y 35 años. De igual
manera, más del 90% eran varones y en los últimos dos años el 70% de las
muertes homicidas fueron perpetradas con armas de fuego.
En la categoría de cantones, el que
más homicidios registra es San José, pues distritos como Pavas, Hatillo, Merced
y San Sebastián generan muchos de esos delitos.
Goicoechea es otro cantón que este año presenta un repunte en homicidios, pues
seis personas perdieron la vida en los primeros 72 días del año. Igual número
se registra en Pococí, Puntarenas y San Carlos.
El mayor asesinato múltiple en lo que
va de este 2019 ocurrió en Cutris de San Carlos, donde cuatro finqueros fueron ultimados a bala el 1.° de marzo.
También hubo dos casos de triple
homicidio en Coronado y Aserrí, así como tres escenas con dos fallecidos en
cada una en Limón, La Unión y Desamparados.
Desde
el 2015 la tasa sobrepasa la cifra de 10, tope de la OMS para calificar de
epidemia los homicidios.
Desde el 2015 la tasa
sobrepasa la cifra de 10, tope de la OMS para calificar de epidemia los
homicidios.
Lugares abiertos
Aunque la mayoría de los asesinatos
ocurren en espacios abiertos como vías públicas, plazas, fincas, paradas de
buses y alamedas, también ocurren dentro de carros, viviendas o locales
comerciales.
A veces los pistoleros disparan desde
la calle en forma indiscriminada contra casas, tal y como ocurrió el 8 de marzo
en Fray Casiano de Puntarenas, donde balearon a Gilberto Chaves y resultó herido
en un pie un menor de seis años. Chaves tenía antecedentes por drogas y perdió
la vida horas después en el Hospital México.
Este año, muchos de los fallecidos
eran taxistas informales, aunque también han perdido la vida comerciantes,
peones, amas de casa y hasta el funcionario judicial, Armando Martínez, quien
fue baleado por equivocación por parte de gatilleros en moto en Tirrases de
Curridabat el 9 de marzo.
Buena parte de los fallecidos eran
personas con antecedentes policiales y líos por drogas, ajusticiados por bandas
rivales.
Ataques a mujeres
Dos casos definidos como feminicidio
y otros posibles en investigación, dejan ver que la violencia de género también
genera luto.
El 23 de enero fue hallada sin vida
una mujer de 17 años, que estaba embarazada. La muerte se le atribuyó a un exnovio, quien está a la espera de
juicio, lo mismo que una mujer que sería su cómplice.
Otro feminicidio ocurrió el ocho de
marzo en San Juan de Dios de Desamparados, donde Gladys García Pereira, de 28
años, fue asesinada a puñaladas por su compañero sentimental.
El OIJ registra en lo que va del año
la muerte homicida de siete mujeres, dos de ellas en Matina y otras en La
Unión, Pococí y Sabana sur.
Menos armas
Para el ministro Michael Soto, los
megaoperativos permitieron sacar de las calles más de 2.380 armas de fuego el
año pasado y 356 en los primeros dos meses de este 2019. ”La presencia policial
en puntos conflictivos, limita la acción del hampa”, afirmó.
La gran mayoría de los asesinatos han
sido perpetrados con armas de fuego, seguidas por armas blancas, objetos
contusos y por estrangulamiento.
Hay escenas con violencia excesiva,
como la del joven beisbolista Esteban Julián Bustos Fuentes, de 20 años, asesinado este 11 de marzo en Liberia, a quien le
prendieron fuego dentro de un automóvil.
Otra persona a la que trataron de
quemar fue a la joven embarazada que murió en enero en calle Tornillal, San
Jerónimo, Moravia.
En otras escenas como la del triple
homicidio en el precario Primero de Mayo en Aserrí, la Policía encontró los cuerpos acribillados y recogió en el sitio gran
cantidad de indicios balísticos, algunos de ellos de armas pesadas como fusiles
AK-47.