ÒEl lobby es
muy peligroso y est‡ arraigado en la CorteÓ
Rom‡n Sol’s,
magistrado de Sala I:
En medio de las fuertes cr’ticas que la ciudadan’a ha
lanzado sobre el Poder Judicial, la Corte Plena busca crear un mecanismo que le
permita mantener un di‡logo constante con la sociedad civil.
El magistrado Rom‡n Sol’s, en su tercer periodo como
miembro de la Sala I, tiene a cargo proyectos como el de facilitadores
judiciales, donde se capacita a l’deres comunales, para que trabajen como
conciliadores en sus zonas; es el encargado de coordinar la creaci—n de esta
estrategia, que se impulsa como uno de los ejes del plan de reformas urgentes
que acuerpa la Corte Plena.
En conversaci—n con DIARIO EXTRA, Sol’s explic— c—mo
echar‡ andar este mecanismo y su percepci—n sobre la crisis que enfrenta el
Poder Judicial.
ÀCreen ustedes que el Poder Judicial est‡ en
crisis?
-Como han dicho los analistas por vez primera se tocan los
tres poderes, incluyendo el Poder Judicial, con lo que sucedi—, con el caso que
est‡ sucediendo con el magistrado Gamboa y el exfiscal general don Jorge
Chavarr’a. Partiendo de la idea que de las crisis pueden ser vistas a nivel
tr‡gico, o pueden ser asumidas a nivel constructivo, a nivel no de ruptura,
sino una posibilidad de lograr un mejor estadio para alcanzar otros niveles del
Poder Judicial y con Žl de la ciudadan’a.
ÀQuŽ acciones se van a tomar a partir de la
crisis del Poder Judicial?
-Lo reflexionamos y decidimos integrar algunas ‡reas de
trabajo, bajo la coordinaci—n de algunos magistrados que fueron escogidos en
Corte Plena, y que tenemos metas que nos fueron se–aladas para alcanzar lo que
toca los puntos estratŽgicos; el primero de ellos, la elecci—n de magistrados y
magistradas, es un tema muy sensible que requiere reforma constitucional. Ahora
lo que hay que precisar es cu‡l es el modelo id—neo, el esquema mejor, para que
haya un proceso de escogencia de magistrados y magistradas, que de alguna
manera haga inmune la escogencia por favores pol’tico-partidistas o por
fidelidades extra–as a la Žtica de un juez, etcŽtera, es un tema de mucha
discusi—n.
No existe una lista de par‡metros en la
Comisi—n de Nombramientos en la Asamblea para elegir magistrados. ÀPodr’a
pensarse de los que est‡n ah’ que hay una falta de idoneidad?
-Claro, porque lo que se debe valorar no solo es la
idoneidad acadŽmica y profesional, sino la moral y la Žtica, y los partidos
deben tener la suficiente responsabilidad y seriedad en escoger a la persona
que cumpla esos requerimientos. Pero no puede ser objeto de una negociaci—n
pol’tica, Òvota por mi candidato que en la siguiente vacante yo voto por el
tuyoÓ. Siempre hay un ‡rea, tierra de nadie, en donde se meten las
negociaciones.
ÀQuŽ deber’a evaluarse entonces?
-Yo dir’a que s’ deber’a fomentarse, propiciarse una
participaci—n m‡s activa de las organizaciones de la sociedad civil, para que
esa persona pueda expresar quŽ piensa. Me gustar’a saber si vamos a elegir a un
magistrado de la Sala IV, o Sala I o cualquier Sala quŽ piensa sobre el aborto,
Áah! ÀEso entra en la esfera privada? ÁNo! ÒÀQuŽ piensa usted sobre el
matrimonio de gŽnero? ÀUsted es ateo? ÀCree en la fidelidad matrimonial?Ó A un
juez de Familia. Es mejor que la sociedad lo sepa antes para saber a quiŽn est‡
escogiendo. Lo que debe propiciar el modelo es que en todas las salas haya
distintos pensamientos. En Italia que fue donde yo saquŽ el postgrado, la Corte
Constitucional garantizaba que haya un magistrado cat—lico, uno protestante,
uno ateo, que este sea de izquierda, este dem—crata cristiano, liberal,
republicano, porque son distintas apreciaciones, entre todos deben construir la
sentencia que venga a mantener la legitimidad del sistema pol’tico.
ÀDebe sacarse la elecci—n del Congreso?
-Debe haber una participaci—n de la Asamblea Legislativa,
pero tambiŽn debe haber una participaci—n de agentes externos, incluyendo
organizaciones de la sociedad civil.
ÀDeben ser jueces o es suficiente con la
carrera judicial en general?
-Yo vine de afuera, yo era procurador general, y participŽ
en una vacante que qued— en la Sala I y fui electo, tal vez yo s’ ten’a
experiencia en el litigio, porque antes como procurador, planteaba muchos
recursos de casaci—n, entonces conoc’a la tŽcnica. El problema se da cuando
traemos a alguien de afuera que en su vida ha hecho un recurso de casaci—n, que
no est‡ al tanto de lo que se debate y entonces ah’ puede generarse una
debilidad institucional. Igual sucede con alguien que sea juez, llegan a un
nivel jer‡rquico en donde nada m‡s dictan sentencias de apelaci—n, el an‡lisis
de Casaci—n es distinto. El problema no es tanto la formaci—n del candidato, es
la responsabilidad del —rgano que escoge con participaci—n ciudadana de escoger
a la persona que tenga capacidad profesional de ser magistrado, capacidad Žtica.
ÀEstos cambios se van a presentar en tiempo
electoral o despuŽs de las elecciones?
-Es una gran responsabilidad de los partidos pol’ticos y
estos temas no se van a presentar antes de las elecciones, de presentarse ser’a
despuŽs de mayo. Formalmente un tr‡mite de reforma constitucional m’nimo dura
dos a–os, y poniendo todos de acuerdo, y viendo las realidades del tr‡mite. La
responsabilidad que me dio el Poder Judicial a m’ es construir canales de
comunicaci—n, con una estrategia con la sociedad civil, y no para esta
coyuntura, es para siempre.
Estos cambios requieren una reforma
constitucional. ÀCree que existe ambiente cuando los nombramientos sean
utilizados como prendas pol’ticas?
-El pueblo costarricense, todos somos medio reacios a
asumir responsabilidades, somos muy individualistas todav’a, y eso s’ significa
que haya una participaci—n muy interesada de la sociedad, eso lo vamos a tener
que construir. El problema est‡ en que el ciudadano de la calle est‡ cansado
del quehacer pol’tico institucional, cuando se le invita a participar de estos
temas dice: Òm‡s de lo mismo, no queremosÓ. Yo no tuve que andar tocando,
Òmira, vota por m’Ó, o haciendo favorcitos. A hoy, ya llevo 16 a–os, no he
recibido una sola llamada de un diputado de cualquiera de los periodos
diciendo: Òmira, ayœdame que un hijo m’o tiene un juicioÓ.
ÀEso significa que el lobby no es necesario?
-Eso significa que el lobby depende del candidato, porque
la mujer del CŽsar no solo debe ser honesta, sino aparentarlo, entonces cuando
uno no anda flirteando con los pol’ticos, cuando uno est‡ alejado de los
vaivenes pol’ticos, no se asumen compromisos. El problema es que en la Corte a
lo interno el lobby est‡ arraigado, los jueces llegan y dicen: Òmire, es que
estoy de candidato en la terna tal y usted me podr’a ayudarÓ. Yo le digo: Òno,
porque usted va de tercero y yo por regla voto por el que va en primer lugar,
porque si no lo hago as’, es una chanfaina lo que estar’amos haciendo, por
respeto a usted, le digo que no voy a votar por ustedÓ. Cuando hacen ese lobby
construyen fidelidades, que es muy peligroso, a lo interno del Poder Judicial,
la escogencia de jueces.
ÀYa se est‡ viendo el tema de las reformas de
las competencias de la Corte?
-Eso est‡ en otro proyecto de reforma que tiene a cargo el
magistrado Molinari, las reformas a las competencias de la Corte Plena, una de
las grandes transformaciones que debe haber es en el nombramiento de jueces,
quitarle a la Corte todo lo que sea nombramiento de jueces y fortalecer el
consejo de la judicatura para que haya todo un proceso tŽcnico, en donde se
establezca que el que obtenga mayor puntuaci—n es el que va.
ÀC—mo va a ser la relaci—n con la sociedad
civil?
-Esa idea de establecer una estrategia permanente de
comunicaci—n o relaci—n con la sociedad civil estar’a acompa–ada de una reforma
legislativa, como por ejemplo que el Consejo Superior del Poder Judicial tenga
representaci—n de la sociedad civil, no del Colegio de Abogados; el colegio es
representaci—n gremial, que tenga representaci—n de la sociedad civil, para lo
cual habr‡ que establecer algœn mecanismo. En eso la Defensor’a de los
Habitantes ha tenido una experiencia al respecto y ofreci— colaborar con
nosotros, y en los circuitos judiciales hay consejos de administraci—n y
tambiŽn en esos consejos de administraci—n debe haber representaci—n de la
sociedad civil.
Usted visita localidades, Àhay otros
magistrados que lo hacen?
-De vez en cuando s’. Como tenemos a cargo el programa de
participaci—n ciudadana y el programa de facilitadores judiciales, esos
programas no se pueden dirigir desde mi oficina, hay que ir a las comunidades y
le he dicho a mis compa–eros: Òno hay cosa m‡s enriquecedora que ir a tomarse
un cafŽ en una casita muy humilde de un facilitador judicial all‡ en Boca Tapada
de San CarlosÓ, porque la filosof’a popular que esta gente maneja es envidiable
y despuŽs uno sale orgulloso de este pa’s, y no se da cuenta que lo vamos
perdiendo porque la gente va quedando en minor’a.
TambiŽn se est‡n analizando las potestades de
la Corte Plena. ÀQuŽ cambios considera pertinentes?
-No hay cosa peor que poner un —rgano de 22 personas a
administrar sin ser un administrador, todos tenemos formaci—n jur’dica, pero no
en administraci—n de negocios, administraci—n pœblica. La idea es trasladar
esas competencias a —rganos tŽcnicos, ya el Incae nos hab’a hecho hace algunos
a–os un estudio, que elaboraba varios aspectos, quitarnos esas competencias
formales y dejarnos esas competencias que sean de gobierno, no de
administraci—n judicial. Tenemos m‡s de 100 comisiones, hace m‡s de dos a–os
planteŽ un informe sobre todas estas comisiones, algunas se integran y nunca
han funcionado, otras funcionan de vez en cuando, pero lo que te hace es quitar
el tiempo.
ÀY la parte disciplinaria quedar’a en Corte
Plena?
-No, eso ir’a a un tribunal disciplinario con dos etapas,
la que impone la sanci—n y la apelaci—n.
ÀConsidera que se requieren 22
magistrados? ÀSe est‡ valorando modificar el nœmero en los cambios que van a
hacer?
-EE.UU. tiene muchos menos magistrados, Uruguay son 5
magistrados, eso tiene que valorarse. ÀPor quŽ somos 22? Es por un dato
hist—rico, antes Žramos 11 y m‡s antes 9 hist—ricamente, en los a–os 80 se dio
una reforma y se subi— en raz—n de la Reforma Procesal, de que se eliminaron lo
que eran salas, que antes eran tribunales de apelaci—n se elimin—, y eso hace
que aumente el nœmero de recursos de casaci—n. Eso hizo necesario aumentar el
nœmero. Cuando vino la discusi—n de la Sala Constitucional la idea original era
que no iba a ser una sala, sino una corte totalmente apartada del Poder
Judicial, modelo europeo, pero la discusi—n en la Asamblea Legislativa fue tan
fuerte y la oposici—n que tuvo la Corte hizo que los diputados dijeran: Òbueno,
no la saquemos, dejŽmosla dentro de la CorteÓ, y originalmente eran 7
magistrados institucionales, que ahora se suman a los 15 y llegamos a 22.