Mag. Carlos Chinchilla Sandí Presidente, Corte Suprema de Justicia

Un fraternal saludo a todos los presentes.

Mis primeras palabras son para agradecer la atenta invitación que me ha hecho la Sra. Contralora General de la República, doña Marta Acosta Zúñiga, para dirigirme a ustedes en este importante evento, el cual por el alto nivel de sus ponentes y panelistas, así como por la importancia que revisten los temas que serán tratados, aspira a convertirse en un importante tanque de pensamiento sobre una materia reviste una importancia cardinal en la consolidación del régimen de prestación de servicios públicos, un tema que siempre ha sido importante para la sociedad costarricense y en el cual ha destacado a nivel internacional.

Gracias a Dios, hoy nadie discute que Costa Rica destaca por su solidez institucional, la cual no es fruto de la casualidad; más bien ha sido el fruto del pensamiento de gigantes de la democracia de este país, que un día soñaron y tuvieron la visión y el valor para llevar adelante un proyecto, basado en el noble pensamiento y aspiración de ver una Costa Rica próspera, de paz. Y en esa medida, supieron encaminar sus decisiones para que “esa paz” pudiera consolidarse, no por la vía de la imposición y el temor… que siempre resulta contraproducente. Por el contrario, creyeron en el camino largo, pero seguro; ese camino que se logra paso a paso, con el fortalecimiento paulatino de sus instituciones, hasta llegar a una madurez institucional que nos permitiera tener, a estas alturas del siglo XXI, los indicadores de desarrollo humano que tanto nos enorgullecen, pero que también debemos cuidar tan celosamente. De ahí la pertinencia de actividades como la que hoy nos congrega, en este importante espacio de reflexión académica y profesional en el cual se genera el fortalecimiento del valor público.

Ese valor público, mis estimadas y estimados asesores legales de la Administración, se forma desde la familia, y se consolida en el desempeño profesional.

Es en el seno de nuestros hogares que aprendemos los valores que nos han de condicionar por el resto de nuestras vidas; y es ahí donde también adquirimos las nociones iniciales, primigenias, respecto de la importancia del servicio público. Quién durante la niñez no escuchó alguna vez, con asombro o con espanto, las conversaciones de nuestros padres y madres sobre la buena o mala gestión del Estado (la calidad de servicio en un hospital o en la clínica, la calidad de la educación, la importancia de la educación que se impartía en una determinada escuela, etcétera), o la diligencia o vía crucis en un trámite ante la Municipalidad. Es en esas oídas donde podemos decir que tenemos nuestro primer contacto con eso tan importante que llamamos el “valor público”, o el “valor del servicio público”. Con eso hemos crecido como sociedad costarricense, y por eso nos preocupa mucho que, esa prestación satisfactoria de servicios públicos con la que hemos estado históricamente familiarizados se ponga en entredicho por prácticas inadecuadas, o ilegales en el peor de los casos.

Hace unos días tuve el honor de brindar unas palabras en la inauguración de las VI jornadas tributarias costarricenses, organizadas por el Centro Costarricense de Estudios Fiscales, y me dio mucho gusto conocer que, como parte de esas jornadas se impartió una actividad académica, una “charla sobre cultura tributaria” dirigida a 100 estudiantes de varios colegios técnicos, y hacía mención a la importancia de que estos temas sean del conocimiento de la juventud, porque ellos en el corto plazo fortalecerán las filas del sector productivo de este país, y en muchos casos con posibilidad de toma de decisiones. Por ello, la trascendencia de introducirles en la importancia de temas que generen una cultura de responsabilidad en el desempeño de la administración pública, porque así se hace conciencia; que sepan la importancia del gasto público, y otros temas que ayuden a consolidar las nuevas generaciones bajo el paradigma de la legalidad y el valor público.

Ahora, en cuanto al noble trabajo que ustedes realizan en la asesoría legal de la Administración Pública, es muy importante que siempre mantengan presente, la innegable e inexorable connotación social que tiene la función como asesores legales que ustedes desempeñan. Digo esto porque, el trabajo que ustedes hacen impacta directamente en la satisfacción de las necesidades y los servicios públicos que brinda el Estado.

La conciencia sobre la responsabilidad en que incurrimos como funcionarios públicos por un abuso o por la comisión de un agravio en el ejercicio de nuestros cargos, es algo que necesariamente debemos mantener. Pero es más importante aún la conciencia social que, nos motive a hacer nuestro trabajo poniendo en el centro de nuestro esfuerzo a la ciudadanía; porque con ese ejercicio de conciencia diario podemos encontrar la plenitud y la excelencia en lo que hacemos, y buscar esa consolidación de los valores democráticos que subyacen en nuestro marco de legalidad.

Así de importante es la función del asesor legal, que debe hacer una interpretación hermenéutica del ordenamiento jurídico a la luz de los valores que refleja la Constitución. Esto es importante porque la función que ustedes realizan se ve desde el prisma de la función estatal; lo que ustedes hacen es el quehacer del Estado.

En relación con esto, me parece importante hacer mención a la pertinencia de esta actividad y del eje transversal que se encuentra presente en todas sus ponencias y actividades. Me refiero al papel trascendental que cumple la asesoría legal de la administración pública para lograr la eficiencia y la efectividad en la prestación de los servicios públicos; tarea que no he dicho que sea fácil en el tanto que muchas veces debemos enfrentarnos a limitaciones presupuestarias y reglamentarias. Por ello debemos asumir este reto con conciencia social, nuestro mejor esfuerzo, y como asesores legales generar las propuestas que mejor se concilien con los valores subyacen en la Constitución; amén de buscar nuestras profesionalización para ofrecer de la mejor manera un servicio público de calidad.

Por ello, este evento aspira a convertirse en un espacio activo, vivencial, de mucho provecho para compartir experiencias y conocimientos que pueden fortalecer el trabajo que desempeña un asesor legal. Temas como: 1. la función del asesor jurídico en la Administración Pública moderna; 2. el reto de brindar al ciudadano servicios públicos de calidad, cumpliendo con el marco jurídico y los controles necesarios en la Administración Pública; 3. las garantías constitucionales en la prestación de los servicios públicos; 4. la administración pública al servicio del ciudadano; 5. cómo armonizar la eficiencia administrativa y el control de legalidad para alcanzar resultados; 6. eficiencia del Estado y lucha contra la corrupción; 7. la transparencia y rendición de cuentas; 8. el control judicial de la administración y régimen de responsabilidad en la función pública; 9. la responsabilidad penal de los funcionarios públicos, entre otros igualmente importantes, propiciarán que este espacio se convierta en una oportunidad muy valiosa, porque la calidad de sus expositores seguramente nos pueden aportar mucho más en nuestras capacidades técnicas para analizar casos concretos de la actividad administrativa.

Por ello, quiero externar a ustedes mis mejores intenciones porque las experiencias y conocimientos compartidos durante los próximos dos días sean de mucho provecho para ustedes y las instituciones que representan, y cumplan con su finalidad de propiciar la tan necesaria discusión y propuestas en el marco del derecho tributario.

DESPEDIDA
Marco Tulio Cicerón, gran político y orador romano dijo en el Siglo I de nuestra era: “El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.”. Ustedes son la aspiración de ese buen ciudadano como depositarios que son de esa enorme responsabilidad que implica irradiar con la luz de la Constitución y la Ley, el buen sendero por el que debe conducirse la administración pública.
Muchas gracias.