Violencia
contra las mujeres
La cara vergonzosa de Costa
Rica
Más de 400 mujeres fueron asesinadas
por hombres machistas en Costa Rica en los últimos diez años.
La violencia
machista, o de género, es antigua y arbitraria. Y va en una sola dirección: es
ejercida por hombres contra mujeres. Tan antigua y extendida es, que la
‘justifica’ religiosamente el Viejo Testamento; fue convertida en ‘derecho
patriarcal’ del pater familias (padre de familia) en
Grecia y Roma –‘cuna de la civilización occidental’–; fue reportada por los
cronistas de los primeros encuentros entre los hombres indígenas de América y
los hombres conquistadores españoles; y su regularidad la convirtió en una
rutina masculina de caza llamada “el rapto de mujeres”, de lo cual hay registro
en todos los continentes, incluso hasta el siglo XX.
La información
más antigua que existe de esta violencia en Costa Rica es el rapto de Dulcehe, hermana del cacique de Quepo, por el cacique de
Coto, como parte de las guerras entre hombres por extender su poder.
Pero allí solo
comienza el asunto. Entre 1800 y 1850, el maltrato a la esposa, en Costa Rica,
todavía no era considerado como una causal de divorcio eclesial por las leyes
católicas que regían la vida de la población. Esto fue introducido recién con
el derecho liberal del Código Civil de 1888.
En los Códigos
Penales de 1880, 1913, 1924 y 1941, el maltrato físico y verbal de la esposa ya
podía ser tipificado como sevicia (crueldad excesiva) y como “ofensa grave”.
Será tan tarde
como en 1974, con la introducción del Código de Familia, que se tratará con
alguna igualdad de derechos a hombres y mujeres.
Sin embargo, en
el siglo XXI, la violencia machista contra las mujeres costarricenses sigue
siendo grave.
Salvar vidas de
mujeres
Songhay
White Curling es jueza de familia y coordinadora del Comité Local para la
Atención Inmediata y por el Seguimiento de casos de alto riesgo por Violencia
contra las Mujeres (Clais), de Desamparados. Por ser
el cantón más poblado de la provincia de San José, allí también se registra el
mayor número de denuncias de estos crímenes.
En cualquier
momento, cualquier día, a cualquier hora, una llamada de auxilio que puede
haberse iniciado en el 911, moviliza un aviso de WhatsApp
que la obliga a ponerse en acción en nombre del Poder Judicial, junto con las
mujeres y los hombres del Ministerio de Seguridad, el Ministerio Público y el
Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu),
integrantes de estas ‘fuerzas de tarea’ destinadas a actuar ante la denuncia de
un peligro inminente de muerte de una mujer.
“Los Clais han
salvado muchas vidas. Son muy eficaces, porque se ha logrado que varias
instituciones se unan para actuar de manera articulada e inmediata para
prevenir posibles femicidios”, explica la
funcionaria.
Sin el trabajo
comprometido de los Clais, es seguro que las
estadísticas de muerte de mujeres por violencia machista serían más elevadas.
Aun así, de acuerdo con los datos del Poder Judicial, en los últimos diez años
esta violencia le ha costado la vida a más de 400
mujeres.
En lo que va
del 2016, son 22 las asesinadas (ver el cuadro “Femicidios
registrados en Costa Rica según tipo”).
Pero, además,
el trabajo de los Clais no se limita a detener la
posibilidad de un femicidio, sino que da un apoyo y
seguimiento integral a las víctimas y a sus dependientes.
Para ello están
los Centros Especializados de Atención y Albergue Temporal para Mujeres en
Situación de Riesgo de Muerte por Violencia contra las Mujeres y sus hijas e
hijos (CEAAM), los cuales atendieron a 5.027 mujeres y a la niñez afectada
entre el año 2011 y julio del 2016.
Inés Delgado
Castro, funcionaria del Área de Violencia de Género, del Inamu,
explicó que en esos centros las mujeres reciben “una atención especializada e
integral. Se les brinda asesoría y acompañamiento legal, contención emocional,
acompañamiento social, satisfacción de necesidades básicas, acompañamiento a
gestiones judiciales y de familia.
Además, se
realizan coordinaciones para atender su salud y ofrecerles formación técnica.
Se da atención psicológica a los niños y las niñas, y se coordina con centros
escolares que garanticen la continuidad de su educación formal”.
Agregó que las
mujeres y sus familias permanecen un promedio de 23,5 días en un CEAAM y
durante esa estancia se les brindan los servicios mencionados. La Delegación de
la Mujer y el servicio especializado en asesoría legal y en acompañamiento
psicológico y social del Inamu se suman al sistema
institucional de apoyo a las víctimas de la violencia de género (ver “Cantidad
de mujeres y sus hijas e hijos atendidas en los Ceaam”).
Nacidos apenas
en abril del año pasado, hasta la fecha se han constituido 15 Clais en Desamparados, Limón, Turrialba y Upala, y están en proceso de formación en Puntarenas, Santa
Cruz, La Cruz, Alajuelita, Coto Brus
y Heredia.
El modelo
también existe en Belice, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá y República
Dominicana, para hablar únicamente de la región, pues la violencia del machismo
no tiene fronteras.
Una reacción “rabiosa”
La violencia de género no se limita al ataque contra las mujeres en el marco de
sus relaciones de pareja o dentro de su hogar. También incluye la violación
sexual de niñas; el acoso callejero y en el ámbito laboral; así como el
abandono -por parte de los padres- del pago de la pensión alimenticia con la
cual la madre debe asumir la manutención de los hijos y de las hijas.
Para la Fiscala
Adjunta del Primer Circuito Judicial de San José, Eugenia Salazar Elizondo, es
claro que, a la par de la ley, debe trabajarse más por un cambio en la visión
cultural que todavía existe en la sociedad costarricense, la cual tiende a
‘justificar’ o ‘excusar’ la violencia machista (ver “La ley por sí misma no
logra un cambio”).
Se trata de una
dimensión vergonzosa de la realidad costarricense, si además se tiene en cuenta
que existen políticos y organizaciones conservadoras que buscan restaurar ese
añejo ‘derecho patriarcal’ y con ese fin obstaculizan los esfuerzos que
realizan las autoridades y las organizaciones de mujeres porque se respeten sus
vidas y sus derechos.
“Hay avances y
retrocesos. Como la lucha contra la violencia machista interpela de manera
directa el mecanismo de dominación privilegiado por el patriarcado, la reacción
contra los avances en esta materia es permanente, tratando de volver siempre al
statu quo. Y en algunas circunstancias, como la actual, puede ser rabiosa. Como
toda reacción de los poderosos que no quieren perder privilegios”, afirma Ana
Hidalgo Solís, directora del Área de Violencia de Género del Inamu.
Por eso tuvo
que instituirse mundialmente el 25 de noviembre como Día Internacional de la No
Violencia contra las Mujeres. Y por eso, en Costa Rica, la lucha por erradicar
este crimen está incluida dentro de la política de seguridad nacional.