ACTUALIZADO EL 07 DE AGOSTO DE 2016 A
LAS 12:00 AM
El vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia y expresidente de la Sala III (penal), José Manuel Arroyo,
cree necesario abrir el debate sobre la penalización de delitos de “poca monta”
relacionados con el narcotráfico.
En entrevista
con La Nación , Arroyo habló sobre la prohibición
contra las drogas y su efecto en la sociedad, la falta de claridad sobre
políticas públicas y el ataque a las redes criminales.
LEA: Magistrado José Manuel Arroyo
llama a repensar las penas por narcomenudeo
Señaló que la penalización del narcomenudeo implica un
despliegue de recursos que, más bien, se podrían enfocar en golpes más
contundentes a las mafias. A continuación, parte de la conversación con ese
diario. El que sigue, es un extracto de esa conversación, en la que se
cuestionó el éxito de la política criminal.
¿Usted se ha planteado si tiene sentido penalizar el
narcomenudeo y el narcotráfico?
En esa materia hay que caminar con mucha prudencia.
Hay un alto
porcentaje de personas encerradas por esto.
Sí, claro, un alto porcentaje es por narcomenudeo.
¿Tiene
sentido?
No creo que tenga mucho sentido, pero esta es una
discusión que la sociedad tiene que dar. Tiene que haber mucho acuerdo para dar
los pasos y ver qué es lo que hace falta y qué no. La política antidrogas en
este país es relativamente exitosa.
Ahora, le
pregunto ¿es exitosa la política de información sobre el efecto de las drogas y
la política de desintoxicación?
"En
el momento en que este país decide combatir en serio la amenaza del
narcotráfico y el crimen organizado, en ese mismo momento no tenemos cómo
atender a la población que ha caído en la drogadicción".
No, para nada. Vea, en este país, en el momento en que
decidimos que la amenaza del narcotráfico es enorme, y empezamos a invertir en
serio en Policía, en equipamientos, estrategias, control fronterizo y aéreo, en
todo eso se ha invertido millones de millones con ayuda externa; en ese
momento, prácticamente se cierra el IAFA (Instituto sobre Alcoholismo y
Farmacodependencia).
”O sea, en el momento en que este país decide combatir en
serio la amenaza del narcotráfico y el crimen organizado, en ese mismo momento
no tenemos cómo atender a la población que ha caído en la drogadicción”.
¿Cuál es el
fundamento para decidir, por ejemplo, que es delito vender marihuana y que no
es delito vender alcohol?
Eso se llama
política pública. A mis estudiantes yo siempre les cuento: si ustedes se van a
los archivos de La Nación,
o Diario de Costa Rica de los años 50, la gran amenaza era el
guaro de contrabando. Y toda la cultura jurídica y social giraba alrededor de
eso. Se crea una policía especial y a San Lucas van a dar los productores de guaro
de contrabando.
”Lo que quiero decir es que estas son definiciones
políticas. Usted dice: ‘esto es lo que hay que perseguir y por estas razones’.
La pregunta es ¿50 años después se ha dejado de producir guaro de contrabando?
No. Por supuesto que no”. . Es más, se sigue produciendo, en iguales o peores
condiciones.
Pero si usted
vende guaro legal, ¿quién es la víctima?
Pues también hay víctima.
Pero no se
penaliza.
No se penaliza, es una decisión política. Esto está bien,
esto no está bien, tan arbitrario como eso.
¿Es hora de
replantearlo?
Por su puesto que sí.
Nunca he
visto a la Corte pronunciarse sobre eso.
No, qué va. El asunto es interesante. Hay experiencias
aleccionadoras. En los años 20, en EE. UU., empezaron unas voces a decir que el
alcohol era la plaga apocalíptica que tiene a la sociedad en jaque y hubo un
movimiento de senadores y congresistas diciendo: ‘Sí, hay que prohibir el
alcohol’. Y surgieron todas las organizaciones mafiosas y se agravó el
problema. Es lo que pasa con la marihuana.
¿La
prohibición (a la marihuana) más bien la valoraliza?
Al prohibirla se le convierte en una tentación y, además,
la convierte en un negocio lucrativo de unos cuantos.
¿Y usted en
lo personal (se ha pronunciado)?
Tampoco, eso es como predicar en el desierto.
Pero nunca como ahora ha sido más propicio.
No creo. Ya en instancias formales se ha visto, pero más
temprano que tarde esta sociedad tendrá que discutir estas cosas.
¿A qué se debe que no se abra el debate todavía?
Hay muchos intereses. Nils
Christie, quien murió recientemente, tiene un libro muy interesante que se
llama "El nuevo ghost”. Christie es un autor
noruego y, en el libro, analiza toda la industria que se desarrolla. Se le
llama industria del delito, o el nuevo , empezando por los dispositivos electrónicos,
las alarmas, las cadenas de alimentación que le venden a las cárceles. En el
libro, él analiza todo el negocio que se desarrolla alrededor de toda la
industria del delito.
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Sin embargo,
es un debate pertinente.
Efectivamente, este es uno de varios debates pendientes
en política criminal. Lo que pasa es que tiene que hacerse a partir de estudios
como el que ha hecho el ACEID y el ACCED, y este señor Ernesto Cortés. El
debate no puede hacerse sobre temores o presunciones, o agitar fantasmas.
“El debate sobre la política criminal en drogas tiene que
hacerse sobre estudios sociológicos, criminológicos y científicos para que
nosotros, sea que mantengamos las políticas actuales o haya un cambio, actuemos
sobre bases científicas.
“Lo que pasa es que el tema de drogas es muy delicado y
hay mucho prejuicio alrededor. El estudio (de ACEID y ACCED) señala varias
cosas preocupantes”.
¿Como cuáles?
En primer lugar,
se está penalizando fundamentalmente el narcomenudeo, las pequeñas cantidades
de droga, sobre todo de cannabis y crack y las formas típicas del narcomenudeo
están llenando la cárceles, que cuentan con escasos y limitados recursos,
mientras que los contrabandistas y mafiosos están haciendo su trabajo bastante
cómodamente.
”Aunque, obviamente, se les llega de vez en cuando a
grandes decomisos o redes en cúpulas, pero lo cierto es que el enorme
contingente es de narcomenudeo”.
A criterio suyo ¿cuál debería ser la ruta?
La primera
cuestión a dilucidar es si el país va a seguir con esta estrategia o si
pudiéramos tener un cambio razonable, para atender lo más grave y poder dar
alguna alternativa al pequeño tráfico.
Hay personas
que señalan que no se debe desatender el narcomenudeo en barrios.
Yo no ignoro que las comunidades están preocupadas por el
narcomenudeo. No se trata de dejar de aprehender eso, pero se trata de trazar
una estrategia donde los escasos recursos nos permitan abordar el problema de
forma integral. Ustedes comprenderán que, si se desarticulan importantes redes
de gran tráfico interno, eso va a terminar incidiendo en el narcomenudeo.
Usted habla
de apuntar a las grandes redes, a las cúpulas...
Internacionales e internas, que están causando más daño,
y que es lo que finalmente revierte en las menudencias que están causando tanto
daño. La política criminal se debe replantear.
”Debe ser un debate serio y científico, sobre datos que
nos digan lo que está pasando.
”Vea usted que este estudio de ACEID y ACCED nos dice
que, del total de personas en contacto con el en
sistema penitenciario, el 20% o más son gente presa por drogas y la inmensa
cantidad de estas personas presas son por narcomenudeo.
"Otras
cuestiones como la penalización o no penalización es un asunto que este país
debe discutir. Pero hay, como se sabe universalmente, un importante movimiento
que pretende acabar con el negocio ilícito de drogas, es decir, en la medida
que hay más prohibición, pues más mafia y más negocio para unos pocos es lo que
vamos a tener".
”Eso hay que replantearlo. Hay que ver cómo se
direccionan los recursos en un Estado pobre como el nuestro.
”Otras cuestiones como la penalización o no penalización
es un asunto que este país debe discutir. Pero hay, como se sabe
universalmente, un importante movimiento que pretende acabar con el negocio
ilícito de drogas, es decir, en la medida que hay más prohibición, pues más
mafia y más negocio para unos pocos es lo que vamos a tener”.
Al quitarle el componente de la ilegalidad, el negocio
perdería atractivo para las mafias, es lo que señala usted.
Por lo menos para cierto tipo de drogas como la
marihuana, que en nuestro medio cultural es muy popular, digamos. Es la base
del consumo junto con el crack y la cocaína.