Columnista
POR Nuria Marín Raventós / - Actualizado el 29 de noviembre de 2015 a: 12:00 a.m.
El 2015 se perfila como el más año violento del último lustro. De continuar el ritmo de muertes que llevamos, el 31 de diciembre llegaríamos a las 533, y de estas poco menos de 200 están vinculadas al narcotráfico.
Además del drama humano, las crecientes cifras revelan un problema mucho mayor y preocupante: la transición señalada tanto por el fiscal general como por el ministro de Seguridad Pública de que nuestro país ha dejado de ser un punto de tránsito y se ha convertido en un centro de operaciones. La situación demandará de nuestras autoridades mayor experiencia y nuevas herramientas para su abordaje.
Realidades hasta hace poco impensables en nuestro país como el sicariato se tornan en prácticas comunes y sofisticadas en nuestras calles, producto del entrenamiento en los carteles mexicanos, que se sirven de homicidas a sueldo como mecanismo de control, de cobro de cuentas o de defensa de sus territorios.
Estamos también alertados por la contralora general de las debilidades y problemas que aquejan a algunas municipalidades, lo cual las coloca en riesgo de sufrir infiltración del narcotráfico.
En una reciente reunión entre instituciones responsables de la seguridad se concluyó que existen tres ejes estratégicos para combatir el crimen organizado: aumentar la coordinación interinstitucional, enfatizar en la prevención y crear instancias especializadas.
Es en el marco de esta última estrategia que debemos ver como muy positivo el nombramiento del nuevo director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), una persona con amplio historial en el combate de este flagelo como fiscal del ramo y ex secretario técnico de fiscales del crimen organizado del Sistema de Integración Centroamericana.
Como bien lo señaló la magistrada Nancy Hernández, de la comisión Corte-OIJ, ellos analizaron la propuesta de creación de una unidad contra el crimen organizado y la van a echar a andar. La elección de Wálter Espinoza facilitará el proceso por su expertise.
Creado en 1974, el OIJ cumple una función fundamental en el combate de la criminalidad, como órgano auxiliar de los tribunales penales y del Ministerio Público en el descubrimiento y verificación de los delitos y sus responsables, conforme el mandato establecido en el capítulo primero de su ley orgánica.
Nuria Marín Raventós es licenciada en derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en artes liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.