POR Hulda Miranda P. / hulda.miranda@nacion.com - Actualizado el 20 de abril de 2015 a: 12:00 a.m.
Juez dice que su conocimiento es clave para continuar algunos planes
De momento no se conoce de otros magistrados que aspiren al cargo
A su favor v cuenta con más de 13 años como magistrado de la Sala Tercera, ocho presidiendo esa instancia y casi dos años –los más recientes– como el segundo a bordo en la Corte Suprema de Justicia.
Por eso, el juez penal José Manuel Arroyo, de 63 años, resalta, sin titubear, que la experiencia es su principal activo para continuar en la vicepresidencia del Poder Judicial.
Su designación vence el 13 de mayo, tras dos años desde el momento en que las divisiones internas de la Corte Plena se hicieron notorias.
Arroyo, quien pujaba por la presidencia en mayo del 2013, renunció a la candidatura para que quienes lo apoyaban se inclinaran por Zarela Villanueva, y así se eligió la nueva cabeza para una entidad que sufrió la muerte repentina del jerarca Luis Paulino Mora.
El “sacrificio” fue premiado con los votos para ocupar la vicepresidencia.
“Confío en que el trabajo realizado y las tareas pendientes signifiquen un voto de confianza. Habría que ver a la hora de los balazos”, explicó en entrevista con La Nación.
El tema podría ser conocido en la Corte Plena la próxima semana.
Memoria histórica. Uno de sus méritos como vicepresidente, según dice, es haber ayudado en una “transición adecuada”.
Asegura que ha hecho suyas las propuestas de la presidenta Villanueva y, al mismo tiempo, ha fortalecido sus propios proyectos.
“He procurado equilibrios, atender una etapa de transición que sigue siéndolo, porque obviamente en un año o dos no es posible superar el peso específico de una administración muy fuerte”, afirma.
Sin embargo, el magistrado Arroyo espera que sus compañeros de Corte Plena no tomen una decisión basada solo en dos años, sino en toda su trayectoria.
Con esa idea destacó su trabajo como parte de una comisión de magistrados que, desde el 2002, formula una reforma de ley integral sobre la Corte.
Las propuestas buscan cambiar la estructura de la institución, con nuevas leyes orgánicas del Poder Judicial, del Ministerio Público, de la Defensa Pública y de la carrera judicial.
Una de las ideas es limitar las tareas de la Corte Plena a las decisiones estratégicas y al nombramiento y régimen disciplinario de los jerarcas.
Para las demás labores, se establecerían órganos específicos.
Con ello se evitaría que la Corte Plena sea “tragada” por los problemas administrativos, según el vicepresidente.
¿Por qué su participación sería importante en este tema?
“Yo siempre les digo, en son de broma, que los tiempos judiciales son solo superados por las eras geológicas. Aquí, un cambio de fondo no dura menos de una década y, entonces, claro que la memoria institucional es importante.
”Los que tenemos años en este proceso podríamos compartir cuáles son los pasos que se han dado, cuáles consultas se han hecho y cuáles son los documentos más elaborados. Entonces sí, yo creo poder ayudar. Obviamente, desde la vicepresidencia se puede ayudar más”, expresó.
Arroyo recordó que se ha hecho cargo de programas de cooperación internacional para prevención del crimen organizado.
También resaltó su aporte en la defensa del Estado en casos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Buen trabajo. Debido a que la reelección no se ha discutido en Corte Plena, algunos magistrados son cautos al hablar del tema.
De hecho, hasta ahora no se conocen otros interesados.
Carlos Chinchilla, presidente de la Sala Tercera, explicó que primero se decide si hay reelección y, en caso de que no, se conocen otros candidatos. El magistrado estimó que el trabajo de Arroyo ha sido “excelente”.
El presidente de la Sala Segunda, Orlando Aguirre, coincidió con él y añadió que Arroyo se ha desenvuelto con “seriedad y responsabilidad”.