El Vicepresidente de la Corte, impartió la conferencia “Dignidad Humana: Hitos de su desarrollo en el pensamiento filosófico occidental”.

Destacar la evolución que ha tenido la dignidad humana como tema base del desarrollo de la inclusión, la no discriminación y el acceso a la justicia, fue parte de lo expuesto por el Vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia y Presidente de la Comisión de Valores del Poder Judicial, José Manuel Arroyo Gutiérrez, el pasado 8 de octubre, durante el Congreso Internacional Inclusividad, No Discriminación y Acceso a la Justicia.
Durante este segundo día, correspondió al jerarca judicial brindar a los asistentes una conferencia sobre el tema denominado “Dignidad Humana: Hitos de su desarrollo en el pensamiento filosófico occidental”.

“Hemos de decir, que sí se ha avanzado a pesar de todo. En las últimas décadas se ha producido la única revolución, que quizá, ha vivido nuestras generaciones; me refiero a la revolución femenina que hoy camina a paso firme por las sendas de la igualdad auténtica. Pero aún queda mucho por hacer y los temas se repiten hoy como hace 2500 años, la peor indignidad humana, la guerra, sigue palpitando en estos turbulentos inicios del Siglo XXI; el libre intercambio de mercancías en el contexto de la imperante globalización no es acompañada por la libre migración y emigración de las personas a través de las fronteras; convivimos con formas de esclavitud en el tráfico sexual y laboral de personas; el acceso a los derechos fundamentales como el debido proceso en materia penal o la salud y la educación siguen vedados para amplios sectores de la humanidad; y las mujeres y los infantes en la mayoría de las naciones del planeta, no cuentan con garantías para el desarrollo de su proyecto de vida autónomo”, puntualizó Arroyo Gutiérrez.

Aseveró que en el horizonte de ideas de los filósofos de nuestros días, es propicio el espacio para debatir con seriedad respecto de las necesidades de construir un estado denominado “mestizo”, donde todos tengan derecho a una ciudadanía plena y debatir los problemas de género más allá de si es hombre o mujer o si se pertenece al amplio espectro de la diversidad sexual, donde el género superior sea el género humano; y en fin, donde los derechos fundamentales estén garantizados en función de las necesidades reales de las personas.

El Vicepresidente de la Corte, recordó una experiencia dentro del quehacer institucional, con la celebración del Consejo Superior ampliado, donde se reflejó en carne y hueso, la realización de la dignidad humana con algunas de las peticiones que las fuerzas vivas de la comunidad le plantearon a Magistrados y Magistrados, así como a integrantes de ese Consejo.

“Constituido el Consejo Superior del Poder Judicial de Costa Rica, en el cantón de Corredores, compartimos con las llamadas fuerzas vivas de la zona y estaba presente una mujer, Lidia, quien para nuestra sorpresa, sin pedir permiso a su esposo, costumbre arraigada en su medio, levantó la mano, se expresó en buen español y nos planteó la necesidad de contar con los procesos judiciales con traductoras o intérpretes femeninas y ya no sólo con intérpretes masculinos, ya que con frecuencia, en los conflictos que padecen las mujeres en su etnia, no se sienten representadas ni bien traducidas por varones. En este tipo de gestos y experiencias, es donde se reconocen los avances de la dignidad humana, más allá de los discursos filosóficos y disquisiciones jurídicas”, destacó José Manuel Arroyo Gutiérrez.

Durante la mañana también se contó con la participación de la expositora Luz Patricia Mejía, quien es Coordinadora de la Secretaría Técnica del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, Comisión Internacional de Mujeres y Organización de los Estados Americanos, con el tema “Discriminación, Interseccionalidad y violencia contra las mujeres en la región, una visión a propósito de la aplicación de la Convención de Belém do Pará.

En la sesión de trabajo de la tarde se contó con los conferencistas Dante Negro, Juan Carlos Sainz-Borgo, Quince Duncan, Benjamín P. Borwser y Diania Fuster Barahona.