Reforma legal de 2013 baj— penas por introducir droga a c‡rceles

Beneficio permiti— a 125 jefas de hogar salir de la prisi—n

POR David Delgado C. / david.delgado@nacion.com - Actualizado el 16 de marzo de 2014 a: 12:00 a.m.

Mujeres tienen dificultades para conseguir trabajo y deben cuidar hijos

Defensa Pœblica pide a Gobierno no abandonarlas y crear programas de apoyo

Melissa CortŽs, de 21 a–os, esper— ocho horas el d’a que le aprobaron la libertad para cruzar el port—n de la c‡rcel El Buen Pastor, en Desamparados, con su bebŽ de dos a–os en brazos. Llevaba un a–o y medio de estar presa, pero sali— en octubre.

Ella forma parte de un grupo de 125 mujeres condenadas por introducir droga a un centro penal, quienes resultaron beneficiadas con la reforma legal que redujo las penas para este delito y permiti— cambiar el cumplimiento en prisi—n por medidas alternativas.

Se trata del art’culo 77 bis de la Ley de Psicotr—picos, que entr— en vigencia el 23 de setiembre del 2013, para bajar la pena de c‡rcel a mujeres en condici—n de pobreza o con hijos menores.

ÒCuando sal’, no sab’a ni para d—nde agarrar, no sab’a quŽ hacer, ni d—nde montarme. Cuando mi mam‡ y mi t’a llegaron por m’, nos pusimos a llorarÓ, expres— esta madre de otro ni–o de 6 a–os.

El Tribunal Penal de Alajuela sentenci— a Melissa CortŽs, en julio del 2011, a 5 a–os y 4 meses de c‡rcel por introducir droga a La Reforma . Segœn dijo, su expareja, que estaba preso, la amenaz— para que lo hiciera.

Tras ser liberada, CortŽs se comprometi— a cumplir una serie de condiciones: tener domicilio fijo, trabajo, realizar 300 horas de servicio comunal y presentarse a firmar peri—dicamente en una oficina judicial.

Esa joven, soltera, apenas curs— el tercer grado y como tiene su hoja de delincuencia manchada asegura que le ha costado conseguir un trabajo estable porque siempre le devuelven el curr’culo. ÒMe discriminan como si fuese una delincuenteÓ, dijo.

A ella, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) le daba ¢50.000 cada mes para la manutenci—n de sus dos hijos, pues tanto ella como el padre de los menores estaban presos, pero ahora que sali—, no le dan m‡s dinero y debe pagar alquiler, comida, agua y luz.

Vulnerables. La condici—n de pobreza, falta de estudio y estigmatizaci—n que Melissa CortŽs vive, se repite en buena parte de las mujeres liberadas.

Por esta raz—n, la directora de la Defensa Pœblica, Marta Iris Mu–oz hizo un llamado al Poder Ejecutivo para que no abandone al grupo de las 125 liberadas y, al contrario, se establezcan prioridades de apoyo institucional con el fin de evitar la reincidencia.

En la Defensa Pœblica est‡n tejiendo una red de apoyo con al menos diez instituciones pœblicas, que, por ley, deber’an de estar brindando asistencia social, econ—mica, laboral y educativa a las mujeres y sus familias. Sin embargo, se desconoce cu‡les son las obligaciones espec’ficas de cada entidad.

ÒPensamos que es posible, mediante un decreto, crear una pol’tica pœblica para que un ente rector le dŽ seguimiento a esos hogares. Nosotros tenemos la base de datos de ellas y podemos remitir los casosÓ, expres— Mu–oz.

Mar’a Isabel Chamorro, ministra de la Condici—n de la Mujer, dijo que como ente rector est‡n identificando d—nde se encuentra cada una de esas mujeres.

La intenci—n, segœn ella, es desarrollar un plan de atenci—n individual y coordinar la ayuda en formaci—n humana y en capacitaci—n con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) para fortalecer la independencia econ—mica.

De acuerdo con directora de la Defensa Pœblica, al 20 de marzo del 2012 hab’a 780 reclusas en El Buen Pastor.

La cuarta parte de ellas estaba presa por meter droga a una prisi—n; seis de cada 10 tienen menos de 35 a–os y ni siquiera el 1% ha terminado el colegio. La mitad de las reclusas son solteras, pero con varios hijos que atender (solo un 3% del total no tiene).

Esas mujeres, dijo Mu–oz, tienen condiciones de vulnerabilidad, pues son pobres, han sufrido agresi—n f’sica y psicol—gica y deben mantener a sus hijos.

Sus hijos lidian con las consecuencias de la desintegraci—n causada por el encierro y requieren atenci—n para no reproducir patrones delictivos en algunos casos.