Dr. Román Solís Zelaya Magistrado Presidente, Conamaj

Para Conamaj es nuevamente un honor y un placer tener otro año más la maravillosa experiencia de recibirles en nuestra casa y compartir con ustedes una de nuestras publicaciones más apreciadas: la Agenda Conamaj.

Decir que somos personas libres de ser discriminadas en algún momento pasado, presente o futuro de nuestras vidas es algo ilusorio. Si nos devolvemos en el tiempo y recordamos algunos de los episodios más dolorosos o impactantes de nuestras propias vidas, seguramente estarán asociados a situaciones en donde hemos sufrido o hemos sido testigos de alguna injusticia o discriminación.

Sea porque hablamos diferente, porque pensamos diferente, porque nos gusta vestir de cierta forma, somos originarios de algún lugar, profesamos alguna creencia, porque nuestra piel y cabello marcan ya los años o todo lo contrario. En fin, como seres humanos que somos, estamos trasversados por una infinidad de condiciones, razón por la cual somos únicas y únicos en este mundo.

Son miles de situaciones que convergen en cada persona que estamos aquí presentes hoy, y que por esta confluencia de características, para otros podríamos parecer diferentes e incluso amenazantes.

Pero el problema no es la diferencia. El problema radica en la exclusión social que se causa cuando se aplican estos criterios de clasificación y, por qué no llamarlos, de segregación.

El sentirse fuera de un grupo social, no solo nos afecta en nuestra adolescencia, que es cuando más se habla de la fuerza gravitatoria de los grupos. No es únicamente en esa edad. Es a lo largo de toda nuestra vida. A todas y todos nos impacta y nos sigue influyendo.

Precisamente, este tema se torna más complejo cuando somos las instituciones públicas, los servicios públicos y su personal, quienes aplicamos estas divisiones y las usamos en detrimento de las personas usuarias, desde una posición de poder y de ignorancia. Se agrava aún más la situación, cuando no se detectan estas fallas institucionales y cuando se convierten en el común y habitual accionar.

La gestión pública debe su trabajo a la población habitante de nuestro territorio, sin ningún distingo. Toda persona que ostente un puesto en el servicio público está llamada, no solo a cuidar el patrimonio del Estado, sino a atender las necesidades y demandas de las y los habitantes de manera ética, célere y eficiente.

Las personas operadoras de justicia tenemos una doble responsabilidad en este engranaje social e institucional al ejercer nuestra función, ya que somos la antesala en el acceso que las personas tengan del respeto y reivindicación a sus derechos.

El sector justicia costarricense, el cual debemos reconocer que en los últimos años, ha avanzado en mejorar aspectos como el trato humano y garantías de accesibilidad a la población, mediante inversiones importantes en comunicación de sus servicios, tecnología, sensibilidad y capacitación al recurso humano, tiene todavía cuentas pendientes con muchos sectores de la población.

Nos hemos dado cuenta que este camino es más complejo de lo que pudimos pensar al inicio. Se expande cada vez que creemos haber logrado una meta, es continuamente retador, por lo que nos motiva a seguir superándonos como institución y como personas.

Lo anterior también nos ha mostrado que conocemos realmente poco sobre las necesidades particulares de las poblaciones que históricamente han estado sometidas a condiciones de exclusión y en vulnerabilidad.

Esto da pie también a que fomentemos espacios reales de unión, de intercambio y de participación activa de estos grupos en nuestra institución, con el fin de convertir nuestras acciones, en acciones efectivas que se abran a la oportunidad de vivir una experiencia positiva, orientada a la inclusión de todas las personas, superando barreras mentales, sociales, culturales y materiales.

Faltaríamos a la verdad si omitiéramos un hecho revolucionario acontecido en el año 2008 que incluyó a toda Iberoamérica, el cual ha sido la aprobación de las Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad. Este acuerdo internacional de nuestras Cortes y Poderes Judiciales selló el giro hacia servicios más humanos y cercanos de la justicia a la población, tan necesarios como justos.

Efectivamente el mensaje subyacente de las Reglas de Brasilia es la lucha contra la discriminación, es decir, la garantía absoluta de acceso a los servicios públicos, en específico del derecho a la justicia sin distingo, sin estigmas, sin prejuicios.

Gracias a esto, gozamos actualmente en nuestra institución de una serie de políticas que hablan por sí mismas de los avances del Poder Judicial en esta materia. Estas políticas son de reconocimiento inclusive a nivel internacional, por lo dan cuenta de la gran revolución que conllevan en el ámbito de justicia.

Sin embargo, en la práctica todavía nos seguimos quedando cortos. Efectivamente, el siguiente paso es convertir esos lineamientos en prácticas absolutas e incuestionables, que brinden seguridad tanto al personal judicial, pero sobre todo a la población usuaria.

Como podrán apreciar, cuando tengan la agenda en sus manos, este proyecto fue hecho con gran sensibilidad, cuidado y aprecio, incluyendo diferentes fuentes del derecho pero también fuentes también testimoniales, que van aclarando el panorama sobre diferentes condiciones de vulnerabilidad.

Este proyecto lo pudimos concretar gracias al trabajo comprometido de muchas personas, especialmente de la Defensoría de los Habitantes, socia indiscutible en esta lucha permanente por el respeto a los derechos humanos y la equidad de todas las personas en el territorio costarricense. Aprovechamos para agradecerles y reconocer la importante función que realiza todo su personal y sus jerarcas.

Asimismo, la creatividad y belleza se hacen presentes en la Agenda Conamaj 2014 debido al aporte profesional del fotógrafo Ezequiel Becerra y del diseñador gráfico Roy Sandí. Su capacidad sensitiva y artística engalana esta publicación, a la vez que le confiere ese enfoque humano que el tema amerita. Agradecemos haber aceptado el reto y unirse a Conamaj en este camino.

También agradecemos a esas personas que concedieron su derecho de imagen y que probablemente tengamos todavía en el anonimato, gracias a ellas pudimos contar con rostros humanos que expresaran y reflejaran, mediante un trabajo muy profesional de don Ezequiel, ese sentimiento que necesitábamos transmitir en la agenda, sentimientos de esperanza, de ilusión, alegría, pero también de esfuerzo, tenacidad y melancolía.

Confiamos que este mensaje deje huella en las mentes y corazones de todas las personas que tengan la posibilidad de utilizar la Agenda Conamaj 2014, a la vez que esperamos contribuir a la construcción de un mundo más inclusivo, accesible y dispuesto a abrir sus oportunidades de crecimiento en un plano de equidad y cooperación para toda persona habitante de esta gran nación.

Hoy queremos dar un mensaje no solo al personal judicial, no solo a Costa Rica, sino al mundo entero. Queremos decirles y celebrar que este espacio es un espacio libre de intolerancia. Libre de xenofobia. Libre de racismo, de homofobia o de misoginia. Queremos convertir esto en una proclama y una realidad.

En unión de ustedes podremos llevar este mensaje a muchos lugares más. Unidos a ustedes lucharemos por mantener y defender este mensaje. En colaboración con ustedes haremos que esto permanezca, prospere y se expanda más y más. Porque este mundo es de aquellos que soñamos, de aquellos que nos ilusionamos, de aquellos que amamos con pasión y convicción porque creemos en el ser humano, en sus valores y en su espíritu, tal cual es, sin adornos, sin etiquetas. Valemos por lo que somos, nada más.