34 facilitadores judiciales de zona Atl‡ntica compartieron experiencias

L’os de tierras y animales tocan la puerta de Ôjueces de puebloÕ

Hulda Miranda P. - Actualizado el 17 de noviembre de 2013 a: 12:00 a.m.

Delegados tambiŽn oyen casos de pensiones y otras disputas

Representantes han logrado mediar en diferencias y logran acuerdo

El d’a en que fue designado facilitador judicial de su comunidad, o Òjuez de puebloÓ como se lo conoce popularmente, a Willis Rankin GutiŽrrez lo buscaron para plantearle un dilema.

ÒLleg— el presidente de la Asociaci—n de Desarrollo y me dijo: ÔNecesito que me resuelva estoÕ. Le’ un documento y era un problema de terrenosÓ.

La disputa se daba entre el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la Asociaci—n de Desarrollo y la Fuerza Pœblica, segœn record— este gu’a tur’stico de barra del Tortuguero, quien tiene 47 a–os de edad.

ÒEl juez me dijo que ese caso no me correspond’a verlo, pero, al tenerme confianza, las personas del pueblo insistieron; entonces tomŽ la decisi—n, fui al ICE e hice unas consultas.

ÓMe dijeron que quiŽn era yo, y les dije que hab’a sido nombrado como facilitador judicial, y que hab’a un terreno que ellos estaban usando y que era de la Asociaci—n o de la Fuerza Pœblica. Entonces los reun’, les ped’ permiso y se consiguieron los planos de TortugueroÓ, narr— Rankin.

ÒAh’ se vio que era calle pœblica, no le pertenec’a a ninguno, y ahora es calle pœblicaÓ.

Esa situaci—n la conoci— Rankin en junio y la comparti— el s‡bado pasado, durante un encuentro de 34 facilitadores judiciales de la zona Atl‡ntica con autoridades del Poder Judicial.

Los participantes relataron otros casos en los que han sido mediadores en sus comunidades, como pleitos por animales que se pasan a propiedades vecinas, ramas de ‡rboles que caen a territorio aleda–o, reclamos por el incumplimiento de pagos de pensiones alimentarias y otras discusiones.

El papel de los facilitadores en estos conflictos menores es ayudar a buscar una soluci—n que beneficie a todas las partes y, as’, evitar que los casos se lleven a los Juzgados o se conviertan en problemas mayores.

El programa es una iniciativa del Poder Judicial en coordinaci—n con la Organizaci—n de los Estados Americanos (OEA) y tambiŽn se realiza en la zona norte.

El objetivo es llevar la administraci—n de justicia a peque–as comunidades alejadas de los despachos judiciales, a travŽs de uno de los pobladores, que es elegido por sus vecinos. Sus decisiones son revisadas por un juez.

Arreglos. JosŽ çngel Zamora Rosales, de 41 a–os, carga un libro de actas. El pe—n de una bananera, en El Limbo de Duacar’ (Gu‡cimo), registra todos los conflictos en los que sus vecinos han solicitado su intervenci—n.

En muchos renglones, escribi— que una pensi—n no fue pagada a tiempo y que fue buscado por las partes, pero uno de los casos que registr— fue distinto.

ÒUn muchacho agarr— un cami—n a pedradas, y el due–o del veh’culo puso una demanda. Entonces, la familia del muchacho me busc—, yo llamŽ al se–or y le dije que me hab’an elegido como facilitador judicial y que la familia del muchacho quer’a que se pusieran de acuerdo.

El arreglo fue que el ofendido recibir’a ¢100.000 por parte del causante del da–o.

Esfuerzo. A Mar’a Carrillo Salazar (35 a–os) la esperaban el s‡bado en su casa, en Barra del Colorado Sur, su esposo y sus tres hijos TambiŽn la aguardaba una diferencia entre dos vecinos, y ella ya iba analizando c—mo se pod’a aliviar.

ÒHay una pulper’a donde tienen cerdos y pollos. Otro lugar es una casa donde se hace el pan del pueblo, y all’ llegan los olores y las moscas. Yo sŽ que ese problema se me viene porque uno de ellos ya me busc—Ó, cont— la mujer, quien desde antes participa en grupos de su comunidad.

Ella fue una de las primeras en retirarse el s‡bado de la reuni—n para poder tomar a tiempo el transporte hacia Colorado.