La Repśblica
Tras 26 a–os de trabajo en la Corte Suprema de Justicia
ŇEl juez tiene que despojarse de sus propias creenciasÓ
ŇHe llorado muchoÓ, afirma Ana Virginia
Calzada, presidenta de la Sala Constitucional, quien termin— sus labores en la
Corte Suprema de Justicia el pasado viernes, pero oficializar‡ su salida el 30
de abril.
La abogada habl— con LA REPňBLICA sobre su jubilaci—n, metas logradas y
desaf’os pendientes, envuelta en la nostalgia de dejar atr‡s su otra familia.
Luego de 26 a–os de hacer de la Corte Suprema de Justicia su casa, la primera
mujer de la historia en la presidencia de la Sala IV alista sus maletas y
analiza el rastro que dej— su camino por esos pasillos.
ŔQuŽ sensaciones surgen en sus śltimos d’as de
trabajo?
Me queda una profunda tristeza, por las amistades que he formado, gente que ha
estado conmigo en las buenas y en las malas. He hecho de este trabajo mi
familia, pero en el coraz—n nunca los voy a dejar.
ŔQuŽ se ha logrado hacer en el tiempo que usted trabaj—, tanto en la Corte como en la Sala Constitucional?
Queda una sala organizada. Aqu’ no es como en la otra parte de la administraci—n pśblica, que alguien se ausenta y nadie puede hacer su trabajo.
ŔCu‡les son los logros m‡s importantes?
Queda una sala totalmente informatizada, los expedientes y las votaciones son
electr—nicos, tenemos escritorio virtual, tratamos de eliminar el papel en la
medida posible. Es de lo m‡s importante porque tenemos una justicia m‡s ‡gil.
ŔQuŽ reflexiones le dej— el caso de la no reelecci—n
del magistrado Cruz?
El tema m‡s importante que qued— con esta situaci—n es que tanto en el Poder
Judicial como en el pa’s hay conciencia de la independencia del Poder Judicial.
Lo importante es que haya independencia del poder pol’tico.
A fin de cuentas son los diputados quienes se encargan
de nombrar a los magistrados, Ŕc—mo despolitizar a la Sala IV?
Todo —rgano que haga los nombramientos siempre va a tener sus inconvenientes.
Lo importante no es quiŽn nombre, son las garant’as que tenga el juez.
Industrias Infinito afirm— que el sistema jur’dico se
contradice en el caso Crucitas. ŔQuŽ opina de eso?
No puedo referirme a ese caso espec’fico porque est‡ en estudio, pero s’ le
puedo decir que existe una l’nea muy tenue entre la materia que conoce la Sala
IV y el Contencioso, no hay una clara diferenciaci—n.
Usted busca la participaci—n de la mujer en la Sala
IV. ŔEn quŽ temas se necesita la mirada femenina?
Los enfoques por gŽnero son diferentes. La Sala IV es uno de los lugares donde
el juez debe tener una sensibilidad social. En temas propios de la mujer, la
vivienda, la educaci—n, las sociedades de convivencia, el tema del aborto, etc.
ŔC—mo inciden los dogmas o creencias religiosas en un
juez?
El juez en general tiene que despojarse de sus propias creencias para tener un
enfoque m‡s cercano a lo que se–ala la Constituci—n Pol’tica. Yo no estoy para
resolver temas conforme a lo que yo creo, sino a la realidad social.
ŔC—mo influye la muerte de Luis Paulino Mora y su
jubilaci—n en el balance de la Sala IV?
Se cierra el ciclo de lo que fue la Sala IV en aquellos tiempos, y vendr‡ esta
nueva Sala a darle una visi—n diferente, a menos de que decidan mantener la
misma visi—n.
ŔCree que ha cambiado la percepci—n del pueblo hacia
la Sala IV?
Se ha puesto en el tapete que los derechos humanos no nos los da el Estado,
sino que nosotros los tenemos. La gente sabe que no va a ser juzgada o
reprimida por expresar sus pensamientos.
ŔC—mo le gustar’a que se recordara su nombre dentro de
la Sala?
Que soy un ser humano igual que cualquier otro en el pa’s, que trat— de
ejecutar una funci—n que le fue encomendada de la mejor manera y que siempre
tratŽ de dar lo mejor de m’ en defensa de los derechos fundamentales.
Luis Fernando Cascante
lcascante@larepublica.net