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Don Luis Paulino

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Escrito por Walter RubŽn Hern‡ndez Ju‡rez whembarica@yahoo.com.ar   

S‡bado 23 de Febrero de 2013 00:00

El Dr. Luis Paulino Mora Mora, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Repśblica de Costa Rica, ha fallecido.

Esa noticia, debo reconocerlo, me sorprendi— en la madrugada del lunes, pues m‡s all‡ de coincidencias o de diferencias, en una Žpoca de muchas -tal vez demasiadas- crisis a nivel nacional, don Luis Paulino representaba un baluarte de solidez, de calma, con un discurso y un mensaje siempre mesurado, pero tambiŽn enŽrgico, cuando as’ lo ameritaban los hechos, que invitaba a la poblaci—n nacional a pensar, algo que muy pocos hacen en los tiempos que corren.

Tuve m‡s de una diferencia con don Luis Paulino Mora Mora. El tema del viaje a China motiv— un intercambio entre Žl y mi persona a travŽs de art’culos publicados en LA PRENSA LIBRE, Žl defend’a dicho viaje y yo opinaba que era innecesario.

TambiŽn opinamos diferente sobre el discutido asunto de los megadespachos, que Žl consideraba algo necesario y yo por mi parte siempre he discutido, pues vi y sigo viendo en ellos una mentalidad centralista, por la cual se reśnen en un solo lugar, concretamente Goicoechea, las oficinas judiciales de varios cantones. Esto puede ser muy pr‡ctico para los funcionarios judiciales y para los litigantes, pues lo que antes implicaba recorrer varios cantones para revisar expedientes, entregar escritos, sacar copias o asistir a una diligencia judicial, ahora se concentra en un solo sitio; la idea era seguir con un megadespacho en los Hatillos que atendiera los cantones del oeste de San JosŽ. Me opuse a eso y lo seguirŽ haciendo, porque la primera preocupaci—n en la administraci—n de justicia no deben ser ni los funcionarios judiciales, ni los litigantes, sino los administrados -las personas-, a las que debe procurarse en sus cantones un acceso directo a la justicia.

Reconozco que las veces que lo hablŽ con don Luis Paulino, sus razones eran realmente s—lidas y adem‡s las sab’a plantear muy bien, pues esa era una de sus cualidades, don Luis Paulino, en una conversaci—n privada ten’a y desplegaba un encanto particular, sab’a c—mo y en quŽ momento presentar sus ideas, c—mo defenderlas y era hombre educado que escuchaba lo que se le dec’a, precisamente para poder replicar o coincidir, pues ten’a la honestidad intelectual de aceptar las cosas que le parec’an buenas y no se obcecaba por defender una postura por el puro gusto de hacerlo.

Nobleza obliga y debo reconocer que si bien defendi— los megadespachos, tambiŽn impuls— la construcci—n y apertura de sedes del Poder Judicial en toda la geograf’a nacional, m‡xime que una de sus preocupaciones eran las enormes sumas de dinero que se gastan en cada presupuesto, en alquileres de inmuebles.

Lo conoc’ en ILANUD, me lo present— don Jorge Arturo Montero Castro de grata memoria, cuando me acerquŽ un d’a por las oficinas del Organismo, en donde laborŽ en el primer lustro de la dŽcada de 1980, como corresponsal en Argentina, Uruguay y Paraguay, ya de regreso en el pa’s, me encontraba haciendo tr‡mites para convalidar las materias de la carrera de Derecho y Procuraci—n que cursŽ en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Argentina y fue precisamente por consejo de don Luis Paulino y de mi t’o, el Dr. RubŽn Hern‡ndez Valle, que me dirig’ a la Universidad Aut—noma de Centro AmŽrica, ya que ah’ se me permit’a matricular las materias que obligatoriamente deb’a cursar mientras convalidaba mis estudios en Buenos Aires, lo cual significaba un ahorro de un a–o o m‡s de tiempo.

Nos vimos luego en la Asamblea Legislativa cuando como asesor ad-honorem del Lic. JosŽ Miguel Corrales Bola–os y bajo la gu’a y experiencia del Lic. JosŽ Miguel Villalobos Uma–a, brillante asesor  principal, se trataba la creaci—n de la Sala Constitucional y de la Ley de la Jurisdicci—n Constitucional.

Cuando me desempe–Ž en el Viceministerio de Justicia en 2002, siendo ministro don JosŽ Miguel Villalobos Uma–a, don Luis Paulino, atento a los temas importantes me llamaba para estar informado sobre la fusi—n de dos organismos: CENADRO, Centro Nacional de Drogas y CICAD, Centro de Inteligencia y Control de Drogas, que dio como resultado la creaci—n del Instituto Costarricense sobre Drogas, ICD, estando el suscrito a cargo de dicha fusi—n, para don Luis Paulino era vital saber c—mo marchaba algo tan importante para el pa’s. TambiŽn habl‡bamos de muchos otros temas, pues el Ministerio de Justicia est‡ en continuo di‡logo con el Poder Judicial, cuyo jerarca era ya don Luis Paulino y me constaÉ, era incansable en su misi—n.

Pero lo que pinta de pies a cabeza su car‡cter es algo que pas— siendo Žl Ministro de Justicia, laboraba yo en la Direcci—n General Para Refugiados, adscrito a Refugiados de Migraci—n, cuando don Luis Paulino llam—, en la Reforma estaba un joven que hab’a cumplido sentencia, pero que ten’a largo tiempo de seguir detenido por estar indocumentado, ya que desconoc’a donde hab’a nacido, la negativa de Migraci—n a darle libertad lo ten’a al borde de la locura, al punto que una ONG interpuso una denuncia ante organismos internacionales por violaci—n a los Derechos Humanos. Puedo dar fe que don Luis Paulino, m‡s all‡ de sus funciones como Ministro, hizo lo posible y lo imposible, al grado de pelearse con gente del m‡s alto nivel en el gobierno para que se respetaran sus derechos, al que finalmente, como ap‡trida que era, se document— y se permiti— salir. Su preocupaci—n era el ser humano y el respeto a sus derechos, en eso era inclaudicable.

As’ lo quiero recordar, porque eso practic—, eso me ense–— y por esoÉ, Ágracias don Luis PaulinoÉ!