| UNA HUELLA INDELEBLE | |
Desde muy joven, cuando aún éramos estudiantes en la Universidad de Costa Rica, dio muestras de ser una persona generadora de ideas, creador de proyectos, era un “hacedor de cosas”. Esto lo demostró con el pasar de los años en los distintos puestos que ocupó en el Poder Judicial, sobre todo desde el más alto cargo que desempeñó. Su vocación de juez lo llevó a entregarse de lleno a su función pero no sólo eso, lo llevó a sacrificar su salud, a sacrificar su vida, la cual puso al servicio de su amada Institución. Hombres como Luis Paulino, con esa visión, con su espíritu de sacrificio, su capacidad de ejecutar y darle vida a proyectos de trascendencia, su ejecutividad nacen cada 100 años, sobre todo en un país donde cuesta tanto hacer y ejecutar las cosas. En el ámbito personal, sin lugar a dudas, fue un ser humano sumamente noble; humano, humilde y sencillo. No conocía el egoísmo; fue leal y transparente con sus amigos; desprendido de los bienes materiales, no le interesaba el dinero; generoso, se identificaba con aquellos quienes menos tienen. Fue una persona muy afectuosa, prodigaba afecto a sus amigos, a sus subalternos, a sus compañeros y compañeras de trabajo; amaba profundamente a su esposa, a sus hijos y nietos, al igual que a su madre entrañablemente. Era un hombre que trasmitía alegría, optimismo, bondad, con un gran sentido del humor, pero que defendía sus tesis con vigor, con energía, y allí demostraba su fuerte personalidad y la convicción profunda por sus ideas pero siempre respetando las tesis de los demás. La Patria ha perdido a uno de sus más valiosos hijos. |
Licda. Ana Lucía Vásquez Rivera
Lic. Sergio Bonilla Bastos
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