| LEGADO COMO PRESIDENTE | |
Escribir respecto a Don Luis Paulino Mora Mora (q.d.D.g.), me lleva –ineludiblemente- a recordarlo en el aula universitaria, enseñando con afán, disciplina y alegría. Él, con sincera nostalgia, hablaba de su querido Puriscal, de sus primeros nombramientos como Juez Penal en Limón y luego de sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid, donde conoce a su maestro académico el Profesor José María Rodríguez Devesa; igualmente conversaba con pasión de la importancia para el derecho penal de la Sala Constitucional. Su carrera judicial lo llevó al Tribunal Superior de Juicio en San José y luego a ser Magistrado – por primera vez – en la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, de ahí sale, dando ejemplo de la consecuencia con su pensamiento, al Ministerio de Justicia para ocuparse de la implementación de la reforma penitenciaria de los años 80 e impulsar, en la Asamblea Legislativa, el proyecto de Ley de la Jurisdicción Constitucional redactado por Don Fernando Coto Albán; dejó el Ministerio de Justicia para integrarse como Magistrado de la Sala Constitucional, de la cuál llegará a ser su segundo Presidente y luego pasa a la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia donde se conoce, de manera más pública, su capacidad de trabajo, calidad profesional y virtudes humanas. Sus enseñanzas en las aulas universitarias y la mística que guardaba por el Poder Judicial, en especial por la figura del Juez, se reflejan constante y permanentemente en los votos que redacta en la Sala Constitucional – especialmente referidos a temas de derecho penal sustantivo – donde, en mi criterio, logra dar vida a un principio que recordaba permanentemente: la dignidad del ser humano es la base y fundamento de la Constitución Política; a la Constitución Política le corresponde permear la interpretación y aplicación del derecho penal de fondo y el derecho procesal penal, en síntesis afirmaba que el derecho penal es derecho constitucional aplicado, sin duda su principal legado en el ámbito jurisdiccional. En el ejercicio de la Presidencia de la Corte creó el proyecto de modernización en la administración de justicia, con absoluta convicción y tenacidad admirables, tanto que es recogido y repetido en Iberoamérica y sin duda es su principal legado como Presidente; junto con su discurso “Una silla vacía” que es por antonomasia la expresión de la defensa del principio de independencia del Juez y del Poder Judicial, con celo e hidalguía admirables. |
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