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ADIîS... A UN VERDADERO PADRE DE LA JUSTICIA |
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Escrito por Opinion |
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Martes 19 de Febrero de 2013 00:00 |
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Con
gran asombro y dolor, el pa’s despert— con la noticia del fallecimiento de un
gran hombre, un gran ser humano, un gran profesional, pero sobre todo de un
gran defensor de la justicia costarricense. Y s’,
hablamos de don Luis Paulino Mora Mora de 68 a–os,
quien la noche del domingo solo se nos adelant—, pues hablar de don Luis
Paulino es mucho m‡s que hablar de un abogado, de un magistrado o del
Presidente de la Corte Suprema de Justicia, es hablar de una persona con un
carisma especial para ser amigo, para ser compa–ero, para ser jefe. Hablar
de Luis Paulino, es hablar de ese ser extraordinario que cuesta ver en
nuestros d’as, porque su amor y pasi—n por lo que realizaba se pod’a
demostrar con tan solo saber que desde el 2002 ten’a aprobada su jubilaci—n y
aśn 11 a–os despuŽs continuaba en sus quehaceres y no por el poder, ni por la
fama, ni mucho menos por un salario; sino por su sentimiento de compromiso,
de entrega y de amor por su querida Costa Rica, por su tan amado Poder
Judicial, al que desde 1975 le entreg— su vida cuando se inici— como juez
penal. Su
muerte para muchos es sin—nimo de un gran estandarte para la justicia
costarricense, y Ŕc—mo no? si viaj— por el mundo fortaleciendo nuestra forma
de hacer justicia, si trabaj— arduamente para fortalecerla y sobre todo para
defender con garras de ŇLe—nÓ, como la mascota del equipo de sus amores
(LDA), la independencia que deb’a existir entre los tres poderes de la
Repśblica. Amante
de las tortugas como nadie se ha conocido incluso su colecci—n de tortugas de
todos los tama–os, colores y sabores que sobrepasaba las 2.500, le
caracteriz— entre quienes lo conocieron, porque todos adonde quiera viajaban,
se acordaban de Žl apenas ve’an alguna y no pod’an dejar de traŽrsela. Don
Luis Paulino Mora fue y ser‡ recordado como uno de los padres de la justicia
costarricense, porque su vida laboral la consagro viendo c—mo la reformaba
para que realmente fuera pronta y cumplida como reza el lema del Poder
Judicial. Sin
duda su lucha, sus iniciativas, sus ense–anzas, hasta sus chistes o rancheras
que sin ninguna pena cantaba a capela en alguna actividad de amigos quedar‡n
grabadas en la mente y el coraz—n de cuantos lo conocieron y aśn en los que
no tuvieron esa fortuna, ya que con solo saber que luch— porque se hiciera
justicia, se puede asegurar que se le conoci—. El pa’s
pierde a un gran ser humano al que sin temor a equivocarnos podremos asegurar
que no habr‡ otro Luis Paulino Mora, pero que tenemos la certeza de que
quienes aprendieron de Žl, continuar‡n en su honor, su lucha y su entrega por
hacer verdadera justicia. La
administraci—n de Justicia tiene sin dida un antes
y un despuŽs de Luis Paulino Mora |
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