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A FONDO |
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Escrito por Jose A. Cabezas |
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Martes 19 de Febrero de 2013 00:00 |
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¥¥ Eso fue
importante. Nos record— a los seres humanos lo que frecuentemente olvidamos:
que por encima de una funci—n est‡ la persona. Somos ingratamente cr’ticos
del pr—jimo y sus entusiastas indicadores de las manchas negras en las s‡banas
blancas, por m‡s peque–a que sea la mancha. ¥¥ La
funci—n pœblica est‡ sujeta, por esencia, del escrutinio pœblico. Si no fuera
as’, la democracia dejar’a de ser democracia. Pero en cantidad de ocasiones
la cr’tica es tan personal que termina despertando la antipat’a personal y, a
veces, hasta el odio. ¥¥ Resulta
una iron’a que tenga que ser la muerte la que nos ense–e siempre lo que vale
una vida. La de don Luis nos hizo recordar lo particularmente valioso que
resulta un hombre que nace en una cuna humilde y que logra llegar a una silla
que anhelan los que nacen en cunas m‡s ricas. Nos pint— a un funcionario que
entreg— su vida a una instituci—n como muy pocos lo han hecho y a la que
dirigi— sin alejarse de sus ra’ces humildes, con cierto dejo campesino tico,
pues la tolerancia con sus detractores, la solidaridad con sus compa–eros y
la paciencia para convencer fueron la marca de su Presidencia. ¥¥ Al irse
un costarricense de los que no caminan por la vida sino que la escalan,
sentimos un vac’o. Una expresi—n profunda y sincera cuando decimos: ÒÁQuŽ
l‡stima!Ó |
Escr’bale
a Jose A. Cabezas: jcabezas@racsa.co.cr .