German Matamoros S. Colaborador 12:00 a.m. 25/01/2013
El
sistema judicial de Costa Rica evidenci— una vez m‡s la falta de fiscalizaci—n
que hay en la relaci—n que establecen los clubes de la Primera Divisi—n con sus
empleados.
Ayer, la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia rafitic— una sentencia contra el Herediano, en la que se
orden— indemnizar a Orlando de Le—n por el despido que sufri— en diciembre de
2010.
Segœn
Miguel Calvo, el abogado del director tŽcnico, la cifra asciende a los ¢12
millones, por concepto de salarios atrasados, premios y da–os y perjuicios.
La
decisi—n ya no puede ser apelada en otra instancia.
El
uruguayo fue cesado de su cargo tras finalizar el Torneo de Invierno de ese
a–o, pese a que ten’a contrato para el Verano 2011.
La
administraci—n florense, encabezada por Mario Sotela,
utiliz— una cl‡usula del contrato entre las partes que los facultaba para
despedir Òsin causa justaÓ a De Le—n, pagando solo ¢250.000.
Su
sueldo era de un mill—n por mes, por lo que la anterior disposici—n constituy—
una clara violaci—n al art’culo 27 del C—digo de Trabajo, ya que el monto era
inferior a los 22 d’as de salario que dicta el marco jur’dico laboral.
Pese
a ser favorecido, Orlando De Le—n no quiso dar declaraciones a la prensa sobre
este caso.
Sentar
un precedente. Al margen del
caso del timonel charrœa, lo que m‡s critic— su defensor fue el hecho de que en
las negociaciones siempre se juega con las necesidades del jugador o tŽcnico.
ÒEste
deber’a ser un precedente importante. La sentencia resuelve puntos de las
violaciones que se les da a muchos tŽcnicos, solo por el abuso de tenerlos ah’
por necesidadÓ, dijo Calvo.
ÒDon
Orlando ama al Herediano, entonces Žl tuvo un salario de miseria solo por el
amor que le manifiesta al clubÓ, a–adi—.
Adem‡s,
destac— que estos œltimos fallan cuando consiguen el trabajo, pues no se
asesoran legalmente a la hora de estampar su firma.
De
esta forma, los clubes se pueden aprovechar para pasarles por encima cuando
rescinden unilateralmente el v’nculo.
ÒPor
supuesto, ante la necesidad de ellos, se ven presionados a firmar sin la menor
asesor’a del caso. Pero yo concluyo que a los equipos de Primera Divisi—n deben
ponerlos en reglaÓ, manifest—.
De
la deuda se har‡ cargo el nuevo administrador, David Patey.