San JosŽ, Costa Rica, S‡bado 26 de enero del 2013

EL JUEZ IMPOLUTO

çlvaro Chaves S‡nchez*

Todo estado cuya sociedad se ha desarrollado bajo el sistema democr‡tico sabe que existe como elemento esencial la divisi—n de poderes, ello es requisito fundamental para lograr el perfecto equilibrio en la convivencia pac’fica, y que el Poder Judicial es la fuente de donde tiene que emanar la justicia, raz—n por la cual los habitantes de la Repœblica no solo aspiran sino que exigen la existencia de jueces, magistrados y juicios con car‡cter impoluto.

En las sociedades carcomidas por la injusticia y la doble moral algunos hombres pierden el sentido del deber y los intereses creados obstaculizan la justicia, sin medir las consecuencias y el da–o que les producen a las mayor’as sociales, desconociendo que el hombre justo no participa de la complicidad en el mal, que este tipo de hombre tiene claro que la justicia no consiste en ocultar las lacras sino en eliminarlas.

Es por ello que el hombre justo, juez o magistrado, camina con la frente en alto, con la cerviz erguida, y es ejemplo para quienes escuchan sus lecciones de vida, sin darles importancia a las amenazas ni a los ef’meros fantasmas que algunas veces les asaltan al caminar, ya que el pueblo no comparte la existencia del juez con yugo ni al dalt—nico que todo lo ve de un solo color y resuelve bajo ese patr—n, menos aœn acepta al que se transforma en simple pieza de ajedrez, factible al movimiento y acomodo de algœn interŽs amigable o ideol—gico.

Por lo tanto las mayor’as siempre apoyar‡n por diferentes medios al juez o magistrado cuya carrera laboral es transparente, inmaculada, y que sin temor siempre dice la verdad porque las multitudes en estado de reflexi—n siempre preguntan quiŽn ha de poder silenciar el canto de la alondra.

El Poder Legislativo tiene se–aladas sus obligaciones entre los art’culos 121 y 129 constitucionales, al Ejecutivo se le determina su funci—n entre el art’culo 130 y el 149, al Judicial entre el 152 y el 167 del mismo cuerpo de leyes, y los tres poderes deben tener muy claro el contenido del art’culo 158, cuya eficacia depender‡ del cumplimiento en los plazos en Žl indicados.

El di‡logo transparente debe ser siempre un instrumento al servicio de la democracia que permita marcar senderos que conduzcan a la concordia, evitando conflictos innecesarios entre quienes est‡n llamados a dar ejemplo de actuar en justicia, siendo esta el verdadero equilibrio entre la moral y el derecho.

La patria espera la llegada de las horas de resurgimiento y para ello es v‡lido recordar una frase de inicios del siglo pasado expresada por el fil—sofo JosŽ Ingenieros, refiriŽndose a la justicia, que dice: ÒEl hombre justo es, por fuerza, estoico, debe serlo siempre y con todos, sabe decir Áno! a sus allegados y a s’ mismo, cuando le asalta una sensaci—n injustaÓ.

En nuestro pa’s en la plŽyade de la jurisprudencia hay hombres que en mœltiples ocasiones al emitir sentencia se apartan del voto de la mayor’a, porque as’ lo dictan sus principios y su Žtica, ellos son como la planta del bambœ, que por m‡s fuertes que soplen los vientos nunca se doblan, y dicen muchos costarricenses que en la Sala Constitucional hay un magistrado de apellido Cruz que es similar a las plantas de bambœ y su accionar judicial es impoluto.


*Exdiputado Heredia