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MiŽrcoles, 05 de Diciembre de 2012 04:02
Costa Rica
sufre una peligrosa pŽrdida de su democracia, advierte exministra
Elizabeth Odio. (Foto: Katya Alvarado)
Costa Rica sufre una acelerada y peligrosa pŽrdida de su democracia,
enfrenta un grave deterioro en el funcionamiento de sus principales poderes y
necesita una r‡pida y profunda Òcirug’aÓ en su sistema pol’tico, alert— la exministra de Justicia y de Ambiente, Elizabeth Odio,
durante una entrevista con UNIVERSIDAD.
Tras regresar al pa’s luego de fungir como jueza de la Corte Penal
Internacional (CPI) durante diez a–os, Odio dijo estar alarmada por el
clima de violencia que azota al pa’s, del desencanto de la poblaci—n en su
sistema democr‡tico, del aumento de la corrupci—n y el descrŽdito de la clase
pol’tica. Entre sus planes figura reintegrarse a la actividad acadŽmica en la
Universidad de Costa Rica.
A continuaci—n, ofrecemos un extracto de la conversaci—n sostenida con
la exministra:
Usted estuvo diez a–os fuera de Costa Rica en la Corte Penal
Internacional. ÀCu‡l es el pa’s que encuentra a su regreso?
- Es un pa’s diferente. En estos a–os muchas cosas han cambiado. Lo que
advierto, y es lo que m‡s me preocupa, es que ciertas tendencias que ven’an de
a–os atr‡s present‡ndose en la organizaci—n social nuestra se han ido
acentuando. Me refiero concretamente al ingrediente de violencia que encuentro
en las relaciones interpersonales en nuestro pa’s. Es una violencia que se
manifiesta en la vida cotidiana, en las cosas que ocurren en las carreteras, en
la cantidad de muertos y heridos.
ÀEs una violencia que est‡ como incrustada en nuestra
sociedad?
- Ven’a ya de a–os atr‡s. Recuerdo que cuando estuve en una
ocasi—n a cargo del Ministerio de Justicia elaboramos un programa de prevenci—n
del delito que inclu’a como un ingrediente muy importante una serie de
elementos educativos que ten’an que ver con las relaciones familiares y
la forma en que se maneja en este pa’s. Hab’a violencia que se manifestaba en
las acciones delictivas. El problema es que eso se ha acentuado, es m‡s grave.
ÀHa aumentado la ÒcalidadÓ de la violencia?
- La calidad de la violencia es muy seria. Si antes los choferes, por
ejemplo, se gritaban, ahora se agraden, y se matan. Esto es terriblemente
preocupante. Lo que pasa con la violencia intrafamiliar alarma, hay un nivel de
agresi—n contra las mujeres, y los ni–os. Es realmente muy preocupante.
ÀDo–a Elizabeth, es una sociedad estresada la que encuentra
ahora en Costa Rica?
- De un enorme nivel de estrŽs o de tensi—n que se expresa en las formas
m‡s primitivas. Lo que acaba de ocurrir en la manifestaci—n de los
motociclistas. Todos encontramos que es una barbaridad, porque no nos
explicaron, es un problema de la relaci—n del gobierno hacia las personas,
porque como no pas— el paquete tributario han subido violent’simamente algunos
servicios. Del dinero que nos cobran muy poco va para el Instituto de Seguros y
la mayor’a se dirige a la caja œnica del Estado. Esta es una forma indirecta
muy violenta, y no estoy segura de si est‡ bien hecho desde el punto de
vista constitucional, de sacarnos el dinero. Est‡ bien que los motociclistas
tengan su derecho de protestar. Pero agarran a golpes una buseta del servicio
de Heredia, con gente adentro, ni–os incluso. Luego una se–ora se baja del autom—vil
y empieza a increpar a los motociclistas. Las dos formas son violent’simas.
Igual pas— con la marcha de apoyo a la Caja del Seguro Social.
A veces parece una violencia sin sentido. Lo que marca esto es que
hay un nivel de crispaci—n en la sociedad costarricense.
ÀA quŽ atribuye usted este fen—meno? ÀHay frustraci—n en la
gente?
- Creo que hay una gran insatisfacci—n de la gente con las
instituciones que no dan respuesta pronta y certera a los problemas. Esta
historia de la ingobernabilidadÉ
ÀUsted cree que hay ingobernabilidad en Costa Rica, es
cierto eso?
- No, noÉ Lo que hay es una deficiencia muy seria de las instituciones.
ÀEs un pretexto de la clase pol’tica?
- Es un pretexto.
ÀLo dice el excontralor Alex Sol’s
en su libro?
- S’. Lo que encuentro es que hay necesidad de hacer una serie de
cambios en todos los poderes. El Estado tiene que ser mucho m‡s eficiente de lo
que ha sido. Pero al no ocurrir tales cambios provoca en la gente una gran
insatisfacci—n.
ÀEs una bomba de tiempo?
- S’, es una bomba de tiempo. A esto sœmele que en muchas ocasiones la
gente se siente manipulada, usada, porque lo que quiere no es seriamente tomado
en cuenta por quienes tienen la obligaci—n de hacerlo.
ÀUsted ve mucha exclusi—n de las bases o grupos sociales?
- S’, hay mucha exclusi—n de las bases sociales. Hay un documento
esencial para entender lo que nos ocurre y son los Informes del Estado de la
Naci—n.
ÀEl œltimo advierte que Costa Rica est‡ en uno de los
niveles m‡s bajos de la ciudadan’a en la credibilidad hacia la democracia?
- As’ es y esto es muy peligroso porque no es un problema de la
democracia. Est‡ demostrado que esta, sin ser perfecta, es el mejor sistema de
gobierno y el œnico que verdaderamente garantiza los derechos fundamentales de
las personas. Es en la democracia en la que podemos verdaderamente acceder a
los niveles de gobierno y para obtener respuesta a los problemas. Si esa
institucionalidad no funciona, la gente lo primero que dice es que queremos un
hombre fuerte - Àpor quŽ no se les ocurre una mujer fuerte? – que venga
aqu’ a poner orden. ÁPor Dios! Al contrario, los reg’menes autoritarios
agudizan y profundizan los problemas. A esto hay que ponerle mucha atenci—n,
por diversas razones. Por ejemplo, que el crecimiento econ—mico de que nos
hablan, no signifique una distribuci—n de ingreso equitativa.
ÀLa œltima encuesta de hogares lo se–ala?
- Resulta que los que menos ingresos tienen los han visto reducidos,
mientras que en el sector m‡s alto, aumentan.
Al mismo tiempo hay un deterioro progresivo y acelerado en
servicios pœblicos como el Seguro Social. ÀSi le a–adimos la corrupci—n, casos
como la trocha?
- En todo este problema hay un gran componente de insatisfacci—n con la
corrupci—n que se percibe. Se ha generalizado y ese es el otro elemento,
simult‡neamente con la violencia, que yo noto. Siempre ha habido corrupci—n en
los diferentes niveles, pœblico y privado. Pero ahora se siente de una manera
m‡s violenta. A m’ este asunto de la trocha me parece una vergŸenza, que no
haya responsables y que se utilice la figura de la emergencia nacional para
que, no sŽ quiŽnes, hagan negocios que est‡n a la vista.
ÀEsto coincide con el sentimiento de que el pa’s no tiene
rumbo?
- As’ es. Y esto es una cosa muy notoria. La gente siente que no se sabe
para d—nde vamos. Y no es cuesti—n de hablar de programas de gobierno, sino de
fijar prioridades. ÀPor quŽ la insatisfacci—n con los servicios de la Caja?
Porque a la Caja no le dan recursos suficientes y cuando tuvo recursos los us—
en otras cosas.
La clase media baja es la que ha estado siendo m‡s golpeada por estos
fen—menos. Adem‡s, ahora est‡ metido el tema del narcotr‡fico, estamos muy
infiltrados por el narco. En Europa o’ decir, con respecto a Costa Rica,
que era un pa’s donde se lavaba dinero. Al volver vi enormes apartamentos
que est‡n desocupados, como en Croacia, o la misma Panam‡, en Sarajevo y
me dicen que en los pa’ses del B‡ltico y en otras de las repœblicas de la
ex-Uni—n SoviŽtica. Hay much’simo dinero que proviene del crimen organizado
internacional y que no es s—lo tr‡fico de drogas, hay de armas y de otro
flagelo que es el tr‡fico de personas. Sin embargo, he visto iniciativas como
la de la Agenda Nacional que son importantes. Se trata de personas muy serias
que est‡n preocupadas por el pa’s y quieren proponer soluciones. Soluciones las
hay.
Las encuestas indican que la credibilidad de la gente en los
pol’ticos es m’nima. A como est‡n las cosas, el Partido Liberaci—n ganar’a por
tercera vez consecutiva las elecciones. ÀY no hay oposici—n?
- Otra instituci—n que entr— en crisis son los partidos pol’ticos y se
refleja en todos los grupos que tienen aspiraciones a participar en el pr—ximo
torneo electoral. En las leyes electorales y las de los partidos pol’ticos hay
que cambiar muchas cosas. Un elemento que contribuye mucho a la corrupci—n es
la famosa deuda pol’tica, el pago adelantado. Eso hay que cambiarlo y
mejorarlo, as’ como la forma en que elegimos diputados. No es posible que
sigamos votando por esas listas cerradas en donde uno no sabe por quiŽn est‡
votando.
ÀEsa es la vieja forma de hacer pol’tica?
- Es la vieja forma de hacer pol’tica, del dedo, de los amigos, de las
imposiciones, este va aqu’ porque soy el que manda y lo pongo de primero o de
segundo o quinto. Si nosotros no vamos hacia una instituci—n como la que tienen
los reg’menes parlamentarios en donde se eligen los representantes por
distritos y uno vota por la gente que conoce estamos perdidos. Estamos
perdiendo la democracia, eso es lo peor, estamos perdiendo democracia
aceleradamente.
Esos problemas vienen suscit‡ndose desde hace al menos 20
a–os, adem‡s de la presencia de corrientes de tipo neoliberal, que han cambiado
la forma de ser del pa’s. ÀCree que hay que hacer una cirug’a profunda al
sistema pol’tico?
- Hay que hacer una cirug’a profunda al sistema que abarca los tres
poderes.
ÀAl margen de lo ocurrido con don Fernando Cruz, es obvio
que hay grandes problemas en el sistema judicial de Costa Rica?
- Hay graves problemas. He sabido de c—mo intervienen los intereses
pol’ticos para que se elijan jueces superiores, magistrados, suplentes. Hay
cosas que deben ser cambiadas en el Poder Judicial, sin lugar a dudas. Lo mismo
en el Poder Legislativo, en la forma de elegir diputados, en el famoso
reglamento, que por puros intereses politiqueros, tenemos una Asamblea
Legislativa secuestrada.
ÀSon vericuetos legales para obstaculizar?
- Para secuestrar. Le voy a poner un ejemplo, la ley de las
investigaciones cient’ficas. En este pa’s tenemos paralizada la investigaci—n
cient’fica porque la ley que est‡ lista para ser aprobada en la Asamblea
Legislativa, consensuada, no se aprueba porque hay dos diputados que tienen
unos intereses muy subalternos para los intereses nacionales que no la dejan
pasar.
ÀEstas situaciones convierten a Costa Rica en un pa’s
empantanado?
- No ingobernable, sino en un pa’s que est‡ siendo mal gobernado desde
los tres poderes.
ÀY con una clase pol’tica desacreditada que se suma?
- Por eso es que a
m’ me alienta mucho que gente como la de la Agenda Nacional estŽ haciendo
propuestas y estoy segura de que en ese grupo puede haber personas que
perfectamente pueden proponer sus nombres para la presidencia de la repœblica y
que pueda conformarse un movimiento pol’tico ya sea a travŽs de los partidos
actuales o nuevos. Necesitamos que los partidos se depuren, que gente nueva
llegue a estos, que los mecanismos que tienen para elegir sus candidatos
tambiŽn se depuren.
ÀHay ausencia de liderazgos nuevos fuertes, por lo menos en
los sectores de oposici—n. Esto parece serio?
- Dir’a que a nivel nacional requerimos de gentes honestas, cuya
credibilidad haga que las personas vuelvan a sentir confianza y optimismo.
Porque la honestidad en la clase pol’tica es un requisito esencial.
Si uno mira las encuestas, todo parece indicar que el
partido m‡s grande que hay en el pa’s, que es el abstencionismo, sigue
creciendo. ÀC—mo legitima o no esto al partido pol’tico que llegue al poder?
- Esto deslegitima profundamente. Por eso, en los meses que faltan
para las pr—ximas elecciones tenemos que hacer un gran esfuerzo y contribuir en
todos los niveles a que eso no ocurra.
Pero se ve tambiŽn interŽs en aplicar amarras por parte de
la clase pol’tica. ÀLo sucedido con el magistrado Cruz no es una muestra de
esto?
- Esto no puede ser. Lo de Fernando Cruz, por ejemplo, fue un
antes y un ahora. En el momento en que 38 diputados, siguiendo obviamente
instrucciones de sus respectivos grupos pol’ticos, deciden que no van a votar
por su reelecci—n, en primer lugar estaban aplicando err—neamente las
disposiciones que contempla la Constituci—n Pol’tica. En segundo lugar,
se atreven a decir cosas en ese momento como dar un aviso para que pongan las
barbas en remojo. Eso no puede ser.
ÀEso es como un disparo al sistema judicial?
- Eso es una barbaridad.
ÀEso la motiv— a ir a la marcha?
- Tengo muchos a–os de andar en marchas en este pa’s. He marchado por la
paz, por el presupuesto universitario, marchŽ contra ALCOA, siendo
estudiante marchŽ contra las dictaduras en el continente, etc. Pero es la
primera vez que marcho desde un poder para decirle a otro poder Òconmigo no se
meta de esta manera. Usted cumpla con lo que tiene que cumplir y yo con lo m’o.
Pero as’ no.
ÀSe siente que a la clase pol’tica se le ha estado
pasando la mano?
- Se sienten
impunes y la impunidad es una de las mayores lacras en AmŽrica Latina.
ÀAlgunos responsabilizan a los hermanos Arias de tratar de
concentrar poder?
- Apenas estoy llegando y no tengo aœn un conocimiento tan profundo.
ÀPero s’ hay una tendencia de los grupos de presi—n por
controlar?
- Claro que hay peso de grupos de presi—n que adem‡s son sordos. Este es
otro problema que he encontrado. Cada quien defiende lo que cree que le
interesa defender y no oye los intereses de otros grupos. Esto me parece muy
peligroso. Cuando en una sociedad anteponemos el interŽs individual a la
solidaridad colectiva, estamos entrando en un terreno muy peligroso. Hay que
recuperar los valores de solidaridad social que nos hicieron como pa’s y que
estamos perdiendo.
ÀEs necesario un proceso de consulta nacional?
- Dir’a que s’. Hay que ir m‡s all‡ de los partidos pol’ticos, hay que
ir a los sindicatos y otras organizaciones sociales y establecer una
convergencia nacional sobre los puntos esenciales que como pa’s tenemos que
buscar. Pero para eso necesitamos un liderazgo. Le pongo como ejemplo: la
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Llega a la presidencia apoyada en una figura tan carism‡tica y popular como
Lula da Silva pero al poquito andar lo hace sola, con sus propios medios y
recursos y marca un derrotero en un pa’s tan complejo y grande como
Brasil sacando a grandes sectores de la pobreza, agrup‡ndolos en un sector de
la clase media muy importante.
Es cierto que los movimientos neoliberales nos han tra’do problemas pero
tambiŽn no hemos sabido hacer cosas como las hechas en Brasil y el mismo Chile,
donde se ha reforzado la agenda social.
Hablando de sistemas de control. ÀQuŽ opina de la Ley
Mordaza?
- Es un horror. Va sumando puntos en la misma direcci—n. Se pretende con
esto que no haya periodismo de investigaci—n, ni libertad de expresi—n. Es muy
peligroso.
Aœn estamos a tiempo de hacer cambios, no se puede ser autista.