/ OPINIîN
Nuria Mar’n Ravent—s polit—loga nmarin@alvarezymarin.com
12:00
a.m. 18/11/2012
La
Constituci—n Pol’tica establece que los magistrados de la Corte Suprema de
Justicia son electos por la Asamblea Legislativa. El constituyente se plante—
la posibilidad de que estos nombramientos fueran vitalicios, no obstante, al
final opt— por un procedimiento intermedio: se considerar‡n reelectos, salvo
que una mayor’a calificada de diputados acuerde lo contrario.
En
otras palabras la reelecci—n es la regla y la no reelecci—n es la excepci—n.
Tan cierta ha sido esta norma que desde su vigencia todos los magistrados que
as’ lo han deseado han sido reelegidos.
Ahora
bien, la posibilidad de no reelegir, que indiscutiblemente tiene la Asamblea
Legislativa, es un instrumento de control en caso de conductas cuestionables,
violaci—n a principios Žticos o situaciones afines. En esos casos, y solo por
votaci—n calificada, el Primer Poder de la Repœblica puede no votar la
reelecci—n de un magistrado.
Este
principio constitucional presume normas no escritas entre las que podemos
citar, su no utilizaci—n como un mecanismo de control de la independencia del
juez, ni como amenaza para obtener resoluciones complacientes para con quienes
temporalmente se desempe–an como diputados. Por supuesto, tambiŽn implica que
deben existir razones sobradas y de alt’sima gravedad para justificar la no
reelecci—n.
En
el caso del Dr. Fernando Cruz no se conocen pœblicamente hechos que cuestionen
su labor, y, por el contrario, lo que se sabe reafirma una carrera limpia,
profesionalmente s—lida y un nœmero de votos salvados que se pueden compartir o
no, pero de su valor jur’dico nada se puede cuestionar.
Por
otra parte, la Comisi—n de Nombramientos de la Asamblea, —rgano llamado a hacer
una concienzuda investigaci—n previa, recomend— la reelecci—n de manera
un‡nime. Lo œnico que se conoce como raz—n para lo actuado por la mayor’a de
diputados es lo dicho por el diputado Molina: ÒEsto es reivindicar a la
Asamblea Legislativa como Primer PoderÓ.
Si
esa fue la raz—n, se ha cometido un grav’simo error en la Asamblea. El retomar
autoridad en ese poder pasa por cosas mucho m‡s importantes como promulgar
buenas leyes, oportunas, trabajo eficiente, entre otros, y no lo actuado, que
m‡s parece un desplante de poder que una sesuda decisi—n.
Es
triste que, ante el reclamo de los costarricenses por la falta de acuerdos
pol’ticos, la respuesta que se da sea alcanzar este tipo de acuerdos, para
concretar actuaciones como la no reelecci—n de don Fernando, que aqu’ critico y
cuestiono. En lo que s’ coincido con los diputados es en que, hoy m‡s que ayer,
urge reivindicar la Asamblea. M‡s clara no puedo ser.