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OPINIîN
Julio Maier, Profesor titular consultor de Derecho
penal y procesal penal, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,
Repœblica Argentina. 12:00 a.m. 19/11/2012
No
pretendo discutir el poder jur’dico bajo cual se ha fundado la destituci—n del
magistrado Fernando Cruz. Hoy he recibido esa triste noticia para quienes lo
conocimos, para quienes fuimos y somos sus colegas, para quienes lo apreciamos
como juez, como jurista y como persona.
No
pretendo discutir el poder jur’dico bajo cual se ha fundado la destituci—n del
magistrado Fernando Cruz. Hoy he recibido esa triste noticia para quienes lo
conocimos, para quienes fuimos y somos sus colegas, para quienes lo apreciamos
como juez, como jurista y como persona.
Estoy
alejado del mundillo judicial y pol’tico de Costa Rica, pero apenas puedo
imaginar que la noticia es seria y proviene de los se–ores diputados; no puedo
tan siquiera intuir la causa que provoc— tan dr‡stica decisi—n.
Solo
quiero decir, dominado por mi tristeza y en homenaje a quien ha sido y aœn es
mi amigo, que Žl dedic— su vida al Poder Judicial costarricense y lo hizo con
honestidad, con sapiencia, con valent’a y con honor.
Lo
conoc’ hace mucho, all‡ por la dŽcada de los 80, como jefe de los fiscales
costarricenses y all’ tambiŽn lo vi sufrir un alejamiento prematuro, dada la
demostraci—n de independencia de criterio con la que sigui— una investigaci—n
que, de alguna manera, no conven’a al poder pol’tico imperante.
Lo
segu’ como juez y como magistrado durante toda su carrera judicial intachable,
plena de afirmaci—n de valores tales como la consagraci—n de los derechos
humanos y la independencia e imparcialidad judiciales.
Lo
apreciŽ como docente, lleno de sapiencia cuando fuimos colegas impartiendo
ense–anzas de Derecho Penal y Procesal Penal para graduados, y hasta lo valorŽ
como adversario cuando, alguna vez, discutimos y argumentamos de modo
diferente.
Como
dije, no conozco ni puedo intuir la causa de su destituci—n, si es que ella, en
verdad, existe, pero estoy casi seguro de que la honorable Asamblea Legislativa
ha cometido un error que, de no ser reparado velozmente, constituir‡ una
tragedia no solo para ella misma, sino tambiŽn para todo el Poder Judicial
costarricense, que, como alguna vez lo expresŽ, goza en la AmŽrica toda, casi
por excepci—n, de los mejores pergaminos que se pueda desear, pergaminos que merece,
entre otras razones, por incluir a Fernando Cruz entre sus miembros.