/ OPINIîN
La votaci—n hermanada de los diputados del PLN, ML, el PUSC, con la honrosa excepci—n del PAC, FA y de don Luis Fishman, para separar del cargo a don Fernando Cruz, Magistrado de la Sala Constitucional y uno de los mejores juristas que recuerde el Poder Judicial de Costa Rica en las œltimas dŽcadas –desde sus a–os como Fiscal General de la Repœblica– puede ser vista en varias perspectivas.
Primero, la perspectiva jur’dica. La tesis m‡s s—lida y coherente que he le’do
en estos dos d’as de debate es la de do–a Gloria Valer’n
y sus colegas de Servicios TŽcnicos de la Asamblea Legislativa, secundada por
varios expertos en derecho constitucional y derecho pœblico de las mejores
universidades del pa’s, la cual indica que don Fernando qued— autom‡ticamente
reelecto desde el 14 de noviembre de 2012, exactamente un mes despuŽs de
cumplirse los ocho a–os de su elecci—n por el Parlamento. La reelecci—n fue
autom‡tica y el acto legislativo que pretendi— separarlo del cargo es, en
consecuencia, simplemente nulo. Antes de escribir este art’culo, he le’do
cuidadosamente los textos de la Asamblea Constituyente sobre el tema y, en
efecto, la intenci—n de los constituyentes de 1949 es absolutamente clara:
proteger la independencia judicial, obligando a una mayor’a calificada que
tendr‡ que expresarse en un plazo despuŽs del nombramiento (no la
juramentaci—n, que es acto meramente formal). Y el plazo ya hab’a transcurrido.
Don Fernando qued— autom‡ticamente reelecto desde el 14 de noviembre pasado, un
d’a antes del intento legislativo
Segundo, la maquinaci—n pol’tica. No son de recibo los argumentos esgrimidos
por los legisladores en el intento de no reelegir al Magistrado Cruz. Pretender
sancionar un jurista intachable, ’ntegro, independiente, quiz‡ de la mejor
formaci—n intelectual del pa’s, como el Dr. Fernando Cruz, bajo el argumento de
imponer la jerarqu’a del Primer Poder de la Repœblica, es un profundo error.
Primero, porque dispararon contra el hombre equivocado. Se trata de una
agresi—n contra el sentido comœn y la l—gica. La jerarqu’a de los Poderes se
hace valer haciendo pol’tica pœblica de alto nivel, haciendo grandes leyes,
pero no de esta manera. Por otra parte, las œltimas horas nos indican que ni
siquiera fue as’. Declaraciones de varios diputados indican que el Poder
Ejecutivo oficiosamente habr’a hecho las llamadas a los diputados para buscar
esa votaci—n contra el Magistrado Cruz. Ese hecho, lamentable y turbio, es una
clara violaci—n al principio de independencia de los Poderes y, en particular,
una agresi—n contra el principio de autonom’a del Juez. Nos indican tambiŽn que
la noche del jueves 15 algœn pre-candidato presidencial areng— y celebr— la
pretendida no-reelecci—n del Magistrado Cruz. ÀTendr‡ que ver todo esto la
futura votaci—n del caso Crucitas?
Tercero, por sus obras los conocerŽis. Hemos estado esperando en las œltimas
horas las manifestaciones de los dirigentes hist—ricos del ML y el PUSC sobre
este tema, por medio del cual validar’an su calidad como opositores de verdad.
Por, el momento s—lo hemos visto silencio. Creo que el pueblo tomar‡ nota de
ello.
Cuarto. El intento de deshacerse de don Fernando no es una agresi—n contra Žl
(los hombres justos est‡n m‡s all‡ de ello), pero s’ contra el sentido comœn y
contra la probidad c’vica. Curiosamente, en las œltimas horas ha generado una
ola de indignaci—n y malestar ciudadano de la cual don Fernando ha sido el
catalizador. Enhorabuena. Sin embargo, tendr’a que ser canalizada sistem‡tica y
formalmente en el mediano y largo plazo para que sea de utilidad para la
Repœblica.
ordonez@icgweb.org