EL PAêS
VIERNES 17 DE AGOSTO DEL 2012
Luis Edo. D’az luisdiaz@nacion.com
12:00
a.m. 17/08/2012
A
partir de ahora, un trabajador enfermo podr‡ recibir una incapacidad por todo
el tiempo que requiera para recuperarse.
Un
reglamento de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) fijaba un tope
m‡ximo de a–o y medio (78 semanas) para las licencias por enfermedad.
Sin
embargo, un reciente fallo de la Sala IV elimin— una frase del art’culo 34 del
Reglamento del Seguro de Salud y permiti— extender dicho beneficio por el plazo
que se considere necesario.
Anteriormente,
si un empleado superaba el a–o y medio incapacitado, la CCSS no le extend’a m‡s
la licencia y entonces el trabajador deb’a reintegrarse a su puesto o, de lo
contrario, corr’a el riesgo de ser despedido.
De
acuerdo con la Caja, esa situaci—n se corrigi— en el 2007 en el Reglamento de
Incapacidades, luego de que la Sala IV emitiera un fallo similar al de ahora.
No
obstante, la entidad no modific— aquel a–o el Reglamento del Seguro de Salud
que tambiŽn conten’a el tope que ahora fue eliminado por los magistrados.
M‡s
control. Rodrigo Bartels, coordinador de la Comisi—n Central Evaluadora de
Incapacidades de la Caja, afirm— ayer que desde hace cinco a–os ningœn patrono
puede prescindir de un trabajador que ha estado m‡s de a–o y medio
incapacitado, bajo el alegato de que ya no tiene opci—n a extender su licencia.
A
ra’z del rompimiento del tope en las licencias, desde el nuevo Reglamento de
Incapacidades (mayo del 2011), la Caja cambi— los requisitos para el
otorgamiento de Òlicencias prolongadasÓ.
Por
ejemplo, despuŽs de un a–o se investiga cada caso para certificar que el
trabajador realmente est‡ enfermo.
En
otros m‡s extremos, la entidad analiza varios escenarios: si esa persona m‡s
bien sufre una discapacidad y requiere una pensi—n por invalidez, o si se est‡
fingiendo un padecimiento.
Dicha
medida la aplica con m‡s frecuencia desde abril de este a–o, cuando la misma
Sala Constitucional dio el aval para que la instituci—n evaluara a un paciente
al que se le demostr— que no estaba enfermo.
De
hecho, en la actualidad se encuentran bajo evaluaci—n un total de 1.440
incapacidades que llegan hasta los seis a–os de prolongaci—n; muchas de ellas
de funcionarios el Ministerio de Educaci—n Pœblica, explic— Bartels.
Adem‡s,
los mŽdicos ya no pueden incapacitar por largos periodos. Un ejemplo de ello es
que los galenos de centros privados solo pueden extender boletas de tres d’as
m‡ximo; antes del nuevo reglamento se les permit’a conceder hasta 30 d’as.
Gasto
y confusi—n. Marco Durante,
especialista en derecho laboral, se–al— que el nuevo fallo de la Sala IV cierra
un tema sobre el cual Òhab’a confusi—nÓ, por la existencia de dos reglamentos
contradictorios.
Apunt—
que el mayor beneficiado del cambio es el trabajador pues, al igual que Bartels, considera que los empleados estaban
ÒdesprotegidosÓ por la vieja normativa.
Pero
no todo fue bueno para la Caja, ya que cuando se rompi— el tope para licencias,
se dispar— el pago de ese subsidio.
Entre
2001 y 2006, la instituci—n desembols— ¢11.000 millones. Para el 2007, el
desembolso pas— a ¢19.000 millones. Tres a–os despuŽs (2010), previo al nuevo
reglamento, la entidad gast— ¢39.000 millones. Ahora, la tendencia es a la
baja.
Bartels
reconoci— que con la eliminaci—n del tope, la Caja se desentendi— de la emisi—n
de incapacidades y eso provoc— abusos, por lo que el nuevo reglamento revierte
eso.