Alonso Mata y Amy Ross amata@nacion.com 12:00
a.m.
17/06/2012
Cada
vez m‡s, los padres est‡n acudiendo a los jueces para reclamar una mayor
cercan’a f’sica y emocional con sus hijos.
La
tendencia surgi— en la œltima dŽcada, sobre todo despuŽs de la aprobaci—n de la
Ley de Paternidad Responsable, del 2001, cont— Danilo Segura, juez del Juzgado
Primero de Familia, de San JosŽ.
Sostuvo
que hay un evidente aumento en los procesos de patria potestad, afirmaciones de
paternidad y reg’menes de visita donde el padre pide un horario para ejercer
derechos de guarda crianza.
ÒAntes,
lo usual era que el proceso lo iniciara la madre. El padre no planteaba ese
proceso. A partir de Ley de Paternidad Responsable atendemos de 10 a 20 casos
al mes donde el padre reclama el rŽgimen de visitaÓ, detall— Segura.
En
Heredia, Carol Vindas, coordinadora del Juzgado de Familia, corrobor— lo mismo.
Detall—
que el a–o pasado, 216 padres reclamaron el rŽgimen de visitas, frente a 105 de
hace una dŽcada. Asimismo, 36 plantearon demandas por patria potestad frente a
16 en el 2001.
Para
Vindas, el aumento en los conflictos por visitas y patria potestad responde a
una evoluci—n en la sociedad costarricense.
ÒA
partir de que los hombres toman consciencia de que pueden efectuar las mismas
labores que las madres, empiezan a tener una relaci—n m‡s cercana con sus
hijos, o quererla tener al menosÓ.
ÒEsto
naturalmente, incentiva la solicitud jurisdiccional desde la petici—n de una
salida, que es como una insinuaci—n de participaci—n, hasta querer poder vivir
con su hijo o hijaÓ, agreg—.
La
soci—loga experta en temas de GŽnero Montserrat Sagot
coincidi— en que se percibe un cambio, mas se–al— que este cambio aœn se limita
a un sector muy restringido de la sociedad.
ÒHay
un grupo de hombres que s’ est‡n en un proceso de cambio y se lo toman muy en
serio. Pero aœn no podemos hablar de un movimiento cultural donde los hombres
reclamen como grupo social el derecho a una paternidad diferenteÓ, consider— Sagot.
Segœn
ella, el cambio se concentra entre varones profesionales m‡s j—venes, con un
nivel educativo mayor que, adem‡s, han desarrollado Òuna sensibilidad
particular donde cuestionan la masculinidad hegem—nica tradicionalÓ.
Tres
veces m‡s. El juez Segura dijo
que, sin aventurarse a dar cifras, percibe que Òse han triplicadoÓ los casos en
que el hombre reclama cercan’a con su hijo o hijos.
ÒEl
aumento ha sido muy grande porque ahora el hombre concibe que tiene el derecho
a cumplir con sus deberes. No se ve como padre proveedor, sino como padre que
educa, que ense–a.
ÒSon
padres que comprenden que son la figura masculina de sus hijos. Cada vez vemos,
por su voluntad, a padres m‡s activos e interactivosÓ, manifest— el juez.
ÀCu‡nto
tiempo asignan los jueces a padres que quieren estar con sus hijos? No existe
un tiempo espec’fico pues todo depende del caso.
ÒPartimos
de que el contacto tiene que ser frecuenteÓ, dijo Segura, al explicar que e
empieza por un d’a cada 15 d’as y se va ampliando.